En diálogo con Aurora, Aaron Katsof, artífice de la operación para traer a la familia Makoriel a Israel dijo que «lo mejor que podía hacer por mis hijos era enseñarles con acciones que lo mejor que una persona puede hacer es ayudar a otra persona, que los judíos no dejamos a nadie atrás. Cuando te ocupas de los hijos de Dios, él va a ayudar y se va a encargar también de tus hijos».
Tras 18 meses de espera, Suzy Makoriel y sus tres hijos, los últimos judíos que quedaban en Sudán del Sur, llegaron el martes en la noche al aeropuerto de Ben Gurion.
El diario Israel Hayom reportó que Suzy se encontró en Israel con su madre, de la que había sido separada hace más de diez años.
La llegada de Suzy fue posible gracias a la iniciativa de Aharon Katsof, un israelí de la comunidad de Esh Kodesh en Judea y Samaria, que había escuchado la historia de la familia Makoriel.
En diálogo con Aurora, Katsof dijo que «cuando se encontró con ellas se dio cuenta que realmente no habría nadie en el mundo que las ayudara y se quedarían para siempre en Sudán del Sur sin escuela, sin comida, sin tratamientos médicos. Me di cuenta que tenía que hacer algo, de la misma forma que si mis hijos necesitaran ayuda alguien haría algo para ayudarlos. Yo tenía que ayudar a estos niños a los que nadie iba a ayudar».
«Cuando estaba trancado en África y sentía que no iba a lograr sacarlas, mi suegra me mandó un e-mail y me pidió que regrese a mi familia, a mis hijos. Yo le dije que lo mejor que podía hacer por mis hijos era enseñarles con acciones que lo mejor que una persona puede hacer es ayudar a otra persona, que los judíos no dejamos a nadie atrás. Cuando te ocupas de los hijos de Dios, él va a ayudar y se va a encargar también de tus hijos», relató Katsof.
Todo comenzó en los años 80 cuando, como parte de la operación Moisés cerca de 14.000 judíos etíopes llegaron a Israel tras una difícil travesía a través de Sudán.
Más de 4.000 personas murieron y 88 desaparecieron. Uno de los desaparecidos era una niña de catorce años llamada Tuwavich Berko, que terminó en una prisión sudanesa y luego fue vendida para un matrimonio forzado. También sus hijas, cuando llegaron a los doce años de edad, fueron casadas con hombres ancianos de la tribu local.
Según reporta Israel Hayom, hace un año y medio Katsof se encontró con la madre de Suzy y le dijo que esas dos de sus hijas estaban en Sudán del Sur y no lograban salir del país.
Tras los esfuerzos de Katsof, en abril la hermana de Suzy y una de sus hijas llegaron a Israel, pero Suzy se quedó atrás.
Luego en el mes de junio, tras intensos contactos con el gobierno de Sudán del Sur, Katsof logró trasladar a Suzy y sus hijos a Etiopía, donde tuvo que esperar varios meses, entre otras cosas, por haber sufrido de malaria.
Con la ayuda de cristianos en África que apoyan a Israel, el ministro del Interior Aryeh Dery y el Consejo Regional de Biniamin, Katsof logró recoger los fondos para organizar la llegada de Suzy a Israel y hacer realidad su sueño de volver a su hogar ancestral para reunirse con su familia.
El propio Katsof expresó sus sentimientos en un post en su cuenta de Facebook: «Ver a una madre y una hija reunirse después de 10 años sin esperanzas, es algo por lo que vale la pena vivir». Al mismo tiempo agradeció a «todos aquellos que se unieron a mi en esta misión».
Fuente: Aurora