Miriam Peretz, madre de 2 soldados caídos de las FDI, no ha perdido su espíritu o su idealismo.
No todo el mundo es capaz de ser un emisario de Israel, dice ella, pero los que aceptan el desafío son shlichim (emisarios) no de Medinat Israel – el Estado de Israel – sino de Dios, y ellos son los que pueden cambiar el mundo. Ser un emisario es un enorme privilegio, un zechut .
«Pagamos mucho por nuestra existencia en esta tierra», continúa, pero «entendemos por qué estamos aquí, por qué luchamos y por qué morimos».