A lo largo de la historia judía, los judíos fueron forzados a huir de sus hogares durante pogromos e invasiones, y en ninguna ocasión fueron compensados por sus propiedades perdidas.
Tal fue el caso cuando las turbas árabes obligaron a los judíos a salir de Hebrón en 1929 y cuando el ejército jordano obligó a los judíos a abandonar la Ciudad Vieja de Jerusalem en 1948.
Cuando Israel liberó Hebrón y Jerusalem en la Guerra de los Seis Días en 1967, no se tomó venganza. Los árabes que ocupaban casas judías e incluso sinagogas pudieron permanecer, a menos que, por supuesto, aceptaran vender sus hogares a judíos.
Conozca la primera propiedad en la Ciudad Vieja que fue recuperada, ayudando a hacer realidad el sueño de reconstruir Jerusalem.