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Según declaraciones recientes de investigadores israelíes y estadounidenses, resulta mucho más eficaz tratar un tumor de mama en ratones de laboratorio con quimioterapia y terapia genética simultáneamente para prevenir la metástasis del cáncer de pecho y la propagación mortal de las células cancerígenas a órganos vitales.

Los resultados de un estudio en el que participaron los dos grupos fueron dados a conocer el pasado 19 de septiembre en un artículo en la edición en línea de la publicación Nature Communications, escrito por Noam Shomron, de la Escuela Sackler de Medicina de la Universidad Tel Aviv (UTA) y Natalie Artzi, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Colaboraron también Avital Gilam y Daphna Weissglas, alumnas de Shomron; Joao Conde, alumno de Artzi; y el profesor oncólogo genetista Eitan Friedman, de Sackler y del Centro Médico Chaim Sheba, en Tel Hashomer.

“Nuestra misión fue bloquear la capacidad que tienen las células cancerígenas de cambiar de forma y moverse”, explicó Shomron. “Esas células alteran su estructura citoesquelética para permitir el paso de otras células, introducirse en los vasos sanguíneos y continuar hasta su próxima parada: los pulmones, el cerebro o otro órgano vital. Escogimos micro ARNs como nuestra terapia natural porque son maestros en la regulación de la expresión genética”.

Los investigadores basaron su enfoque en tres conceptos —base de datos, fármacos y entrega— y empezaron por analizar bases de datos bioinformáticas para investigar los lapsos de mutaciones en un tumor e identificar con precisión en cuáles enfocarse.

A continuación, desarrollaron un fármaco de origen natural basado en ARN, o ácido ribonucleico, para controlar el movimiento de las células y crear un vehículo seguro, hecho de nanopartículas de oro, para hacer llegar los dos micro ARN al lugar de tumor.

“Miramos mutaciones y polimorfismos que otros investigadores pasaron por alto”, dijo Shomron. “Las mutaciones en las tres principales regiones sin traducir (UTR) en el extremo final de un gene no son tenidas en cuenta normalmente porque no están situadas en la región codificada de éste. Miramos en las tres partes de la UTR que juegan un papel regulador y nos dimos cuenta de que ahí las mutaciones están relacionadas con la metástasis”.

Dos semanas después de iniciar el cáncer de mama en los ratones “pacientes”, los investigadores inyectaron un hidrogel con micro ARN en los tumores. Dos días después los tumores de pecho primarios fueron eliminados.

Los ratones se sometieron a evaluaciones tres semanas después por medio de tomografía computerizada, etiquetas fluorescentes y biopsias. Los investigadores descubrieron que se habían registrado muy pocos procesos de metástasis en los ratones que habían sido tratados con micro ARN. En algunos casos no se encontró ninguno.

En marcado contraste, el grupo de control, al que se le habían inyectado mezclas de ARN aleatorias, mostró una proliferación letal de metástasis.

Esperanza en una situación sombría

“Nos dimos cuenta de que habíamos detenido la metástasis del cáncer de mama en ratones, y que esos resultados podrían ser aplicados a humanos”, dijo Shomron.

Agregó: “Hay una fuerte correlación entre el efecto de los genes en las células de ratones y de humanos. Nuestros resultados son especialmente alentadores porque se han repetido varias veces en grupos independientes en la UTA y MIT”.

A una de cada ocho mujeres se le diagnostica cáncer de mama anualmente y un 80% con metástasis muere en los cinco años posteriores al diagnóstico. A pesar de los programas de detección temprana que existen, es el segundo cáncer más mortal entre mujeres.

“La situación es sombría”, dijo Shomron, director del Laboratorio de Genómica Funcional de la Facultad de Medicina de la UTA. “El índice de mortalidad por cáncer de mama sigue siendo alta y ha permanecido relativamente estable, a pesar de avances médicos y tecnológicos.

Queremos encontrar una forma de detener la metástasis. Es el punto crucial a partir del cual los índices de supervivencia disminuyen exponencialmente”.

Los investigadores continúan el estudio sobre los efectos del micro ARN en tumores en diferentes microambientes.

Fuente: Israel21 y Aurora