רֵאשִׁית, בִּכּוּרֵי אַדְמָתְךָ, תָּבִיא בֵּית ה’ אֱלֹקיך
Shabu’ot, el día que celebramos la entrega de la Torá y el comienzo de nuestro pacto con Dios, es también conocido como Jag haQatsir, o la fiesta de la cosecha, y Jag haBikkurim, la fiesta de las primicias. Veamos por qué.
En este periodo, entre la primavera y el verano de Israel, comenzaba la cosecha de las plantas, granos y frutas que ya estaban madurando. Y lo primero que hacíamos los Yehudim era agradecer a HaShem por habernos dado nuestra tierra de Israel y habernos bendecido con sus frutos.
La parte más importante de la celebración de Shabu’ot en los tiempos de nuestro Bet haMiqdash era la ofrenda de los Bikkurim, las primicias, los primeros frutos y granos.
Los Yehudim llegaban desde todos los poblados de Israel y traían unas canastas con los primeros frutos. Pero, ¿cómo sabían cuales habían sido los primeros frutos?
El siguiente fue el método de selección de frutas para la ofrenda: Al visitar su campo y ver un higo, o una uva, o una granada que estaba madura, el propietario ataba una fibra alrededor de la fruta, diciendo: «Esto estará entre los bikkurim «.
La Mishná cuenta que cuando los campesinos iban a inspeccionar sus campos, prestaban mucha atención a los primeros frutos que crecían. Y cuando descubrían un higo, o una uva, o una granada la marcaban haciendo un nudo con una cinta de fibra vegetal alrededor de la fruta.
Luego, cerca de Shabu’ot, cuando llegaba el momento de ir a Yerushalayim, esas frutas ya maduras se recogían y se colocaban en una canasta. En cada ciudad y pueblo se organizaba una caravana de varias familias para ir juntos al Bet haMiqdash. Aparte de las frutas también llevaban palomas y por lo general, un toro, que solía estar adornado. Cuando pasaban por algún pueblo, la gente de esos pueblos salía a recibirlos, homenajearlos y ofrecerles reposo, alojamiento o agua, si era necesario. Cuando se acercaban a la ciudad, mandaban una persona para anunciar su llegada. Una delegación de Cohanim (sacerdotes) del Bet haMiqdash salía a recibirlos con todos los honores y los acompañaban. Por lo general las caravanas llegaban la víspera de Shabu’ot. Pasaban la noche en un lugar especial asignado por los Cohanim fuera de la ciudad. Al amanecer los Cohanim acompañaban a la caravan a ingresar a la ciudad de Yerushalayim, con canciones e instrumentos musicales (flautas).
En Yerushalayim eran recibidos por los dignatarios de la ciudad, quienes los acompañaban hasta el Monte del Templo y el Bet haMiqdash. En este punto la alegría se mezclaba con la emoción de ingresar en el Gran Templo de Yerushalayim, verlo en todo su esplendor y escuchar las hermosas canciones de los Leviim (levitas). Una vez allí, los Yehudim presentaban individualmente sus canastas ante a los Cohanim y mientras mantenían la cesta sobre sus hombros recitaban la siguiente declaración: “Hoy vengo a declarar [en agradecimiento] ante HaShem…, que he llegado a la tierra que Él nos dio, tal como lo juró a nuestros antepasados”. La canasta con frutos era recibida por el Cohen mientras el que que la ofrecía recitaba la siguiente Tefilá de agradecimiento: “Mi padre [Abraham Abinu] fue un arameo nómada, [su descendencia luego] descendió a Egipto con muy poca gente y residió allí hasta llegar a ser una gran nación, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos hicieron sufrir y nos sometieron a trabajos forzados. Y entonces clamamos HaShem, el Dios de nuestros padres. Él escuchó nuestra plegaria y vio nuestra miseria, los trabajos forzados y la opresión que nos habían impuesto. Y HaShem nos sacó de Egipto con milagros y un gran despliegue de Su poder.… Y nos trajo hasta este lugar y nos dio esta tierra, donde abundan la leche y la miel. Y por eso [en señal de agradecimiento] traigo ahora las primicias de la tierra que tu HaShem, mi Dios, me has concedido”.
Quiera HaShem renovar Su Presencia en Yerushalayim, pronto, en nuestros días, AMEN.
Por: Rabino Yosef Bitton, Unidos con Israel