Unidos con Israel

El patriarca que soñó con nosotros

(Photo: shutterstock)

La Perashá de esta semana comienza con el exilio de Ya’aqob Abinu, nuestro tercer patriarca. Ya’aqob huye de la tierra de Israel ya que su hermano Esav planea asesinarlo. Ya’aqob se encamina entonces hacia Jarán, una ciudad en la frontera de lo que hoy es Siria y Turquía. Allí viven los parientes de Abraham: Labán, el tío de Ya’aqob, con su familia.

Ya’aqob no va en una caravana con guardias y plebeyos, como en el pasado fue Eli’ezer, el siervo de Abraham. Ya’aqob va solo, con un bastón, y lo que lleva puesto. Ya’aqob, también a diferencia de Eli’ezer, no va por unos días. Ya’aqob va por un tiempo indeterminado (que terminó siendo ¡20 años!).
La primera noche, cuando Ya’aqob aún no había cruzado la frontera de Erets Israel, tiene un sueño. Sueña con una escalera apoyada sobre el suelo pero que llega hasta el cielo. Y ve ángeles. Los ángeles suben al cielo y bajan del cielo. Y aquí nos encontramos con un desafío que el texto de la Torá nos presenta. Se supone que los ángeles están en el cielo, y por lo tanto, primero deberían descender y luego ascender ¿Por qué, aunque se trate de un sueño, el orden está invertido? Veamos la interpretación más famosa sobre este punto, proporcionada por Rashí.

¿QUE SON LOS ANGELES?
En primer lugar debemos saber que los ángeles en la Torá no son como los ángeles en otras religiones. El Creador no actúa “directamente” sobre la Creación (hay sólo dos excepciones a esta regla). Lo hace a través de Sus “ángeles”. Esto es, fuerzas naturales, instancias “fortuitas” o individuos que cumplen una misión Divina. En Tehilim (104:4) el viento, por ejemplo, es considerado un angel del Creador, ya que HaShem utiliza el viento para crear la lluvia. Los ángeles que visitaron a Abraham y a Lot eran (o según otras interpretaciones: se veían) como seres humanos. Lo que tienen en común el viento y esas personas es que ambos “cumplen estrictamente la voluntad de Dios”, la misión para la cual fueron consagrados.
En hebreo la palabra “angel” (mal-aj) en realidad quiere decir: emisarios, representante, agente…. de HaShem. Y algo más. En la Torá se mencionan ángeles en un contexto muy especifico: Protección Divina. Nuevamente, los “ángeles” no son seres independientes. No adoramos “ángeles” ni le rezamos a los “ángeles”. Hablamos de ángeles cuando nos referimos a la intervención Divina a través de un sinnúmero de factores: naturales o humanos, milagrosos o cotidianos. Y especialmente en el contexto de “protección”. En el caso de Ya’aqob los ángeles que vio en su sueño vienen a asegurarle la protección de HaShem.

YAAQOB EN LA CASA DE LABAN
Una vez que entendimos que “ángeles” se refiere a Protección Divina, podemos abordar la segunda pregunta: ¿Por qué los ángeles primero suben y luego bajan? ¿No debería ser al revés? Rashí responde con un hermoso Midrash. Lo que Ya’aqob vio en su sueño fue “un cambio de guardia” entre los ángeles que protegen a Ya’aqob en la tierra de Israel y los ángeles que protegerán a Ya’aqob fuera de la tierra de Israel, en Jarán, la tierra de Labán. Hasta aquí el Midrash. Pero ¿Por qué hace falta un cambio de guardia? En el palacio de Buckingham el relevo se hace porque los soldados deben descansar comer, etc. Pero ¿por qué razón los ángeles tienen que cambiar la guardia? Porque los peligros en estos dos lugares son diferentes. En la tierra de Israel, en su casa, Ya’aqob estaba amenazado de muerte por Esav. Ahora en su futuro destino, la tierra de Labán, a Ya’aqob no le aguardaba ninguna amenaza física. Sin embargo los valores y las creencias de Ya’aqob estaban en peligro. Ya’aqob esta yendo a vivir en el seno de una familia idólatra. Va con la intención de casarse con alguna de las hijas de Labán y convertirse en parte de esa familia. La posibilidad de que Ya’aqob olvidara todo lo que había aprendido de su papá y de su abuelo Abraham, y se transformara completamente en un miembro más de la familia de Labán, era muy real. Esta nueva situación requiere un nuevo tipo de protección, Divina y especialmente humana. Este sueño le promete a Ya’aqob la protección Divina. Pero el inusual cambio de guardia también le advierte a Ya’aqob de los nuevos peligros que va a enfrentar. Así, Ya’aqob toma conciencia de un peligro hasta ahora desconocido: la asimilación.

ISRAEL Y LA DIASPORA
En 2002 nos visitó el ex gran rabino de Israel, el rab Eliyahu Baqshi-Doron.
El Rab nos habló y nos explicó que nuestra supervivencia como pueblo judío, aún en nuestros días, está amenazada. Pero los peligros a los que estamos expuestos son muy diferentes para los judíos de Israel y para los de la diáspora. En Israel, también el día de hoy, el peligro fundamental es la integridad física. Las permanentes guerras, las intifadas y los atentados (ese año en Israel hubo 135 ataques terroristas , 452 muertos y 2.248 heridos).

En la diaspora, nos recordó, los peligros que enfrentamos son los mismos que encontraría Ya’aqob en su nuevo destino: la asimilación a los valores de Labán y a la sociedad de Jarán. Este es un desafío mas sutil. Y que es en algún sentido más difícil de enfrentar porque ocurre sin que nos demos cuenta. Al igual que Ya’aqob debemos tomar conciencia de los desafíos que enfrentamos. Y actuar. Educar a la próxima generación, los “milenios” , para que la Torá siga siendo relevante para ellos, y loa vean como la más hermosa fuente de su inspiración y su guía.

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel

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