Han pasado ya seis meses desde que Israel y Hamas se fundieron en una guerra polifacética, ya que además de enfrentar misiles y túneles destinados al terrorismo, Israel se enfrentó también a una guerra mediática en dónde la cobertura de los hechos fue frustrantemente incompleta y tendenciosa.
Todo empezó el 12 de Junio, cuando una horrible noticia se propagó: el secuestro de 3 adolescentes israelíes conmocionó no sólo a los habitantes del Estado de Israel, sino a todos los judíos del mundo. Diferentes voces y diferentes idiomas se unieron en una sola plegaria: “Gilad, Naftalí y Eyal pronto de regreso en casa”. Nada sirvió; 18 días después encontraron sus cuerpos y la tragedia comenzó. Quienes tenemos un poquito de memoria supimos de inmediato lo que este trágico hecho podía desembocar y, justamente, así sucedió.
Las noticias comenzaron a desplegarse y las tendencias de los noticieros se empezaron a notar. Son pocos los que contestan sus preguntas en medios de comunicación imparciales pero ¿qué hay de esos millones de espectadores pasivos que se dejan llevar por la corriente tendenciosa por donde el noticiero los lleva? Fue decepcionante saber que millones de personas en este país se quedaron con información incompleta al momento de escuchar o leer sobre este complejo tema.
En el desarrollo del conflicto se dijo y se repitió constantemente el alto número de gazatíes muertos. Claro que era necesario mencionarlo, pero también era importante añadir que este número fue alto gracias a que el grupo terrorista Hamas se escondía detrás de la población civil utilizándola como escudos humanos, usando como base militar construcciones llenas de niños y gente inocente. La fuerza del ejército israelí parecía desproporcionada, pero la realidad es que se le pidió a los gazatíes que desocuparan el área para poder combatir contra Hamas sin lastimarlos. El ejército israelí el único en el mundo que avisa con panfletos y llamadas telefónicas antes de sus operaciones, asumiendo las desventajas militares que esto le puede ocasionar. Israel pelea contra un enemigo invisible, un enemigo que se esconde en escuelas y hospitales, que camina por túneles subterráneos y que no es, en lo absoluto, inferior, pues está apoyado económicamente por ricos países árabes. Saber esto cambia la perspectiva.
Decir que varios niños murieron en un edificio por un misil israelí podría ser cierto, pero también incompleto; se debe añadir que desde ese edificio se lanzaron misiles hacia Israel y que cuando la defensa respondió al ataque los niños estaban ahí, porque a Hamas así le convenía.
Así pues comenzó una guerra paralela, en dónde Israel se enfocaba en destruir los arsenales de Hamas y los túneles subterráneos construidos para atacar a la población israelí, mientras que Hamas impedía a los ciudadanos de Gaza poner sus vidas a salvo. De este modo, las primeras planas de los periódicos se llenaron de imágenes que sensibilizaron al mundo condenando a Israel. En muchas ocasiones, las fotografías de gente herida y muerta correspondían a otros conflictos y otras fechas; imágenes de muertos en Siria fueron reutilizadas bajo otro título, y con esto el daño mediático quedó hecho; lo que se tenía que saber es que no era el israelí matando, sino el terrorista poniendo vidas inocentes en medio de fuego cruzado.
Sin duda, hubo parcialidad; se escuchaba todo el tiempo el número de muertos de ambos lados como si fuera marcador de futbol. En Israel no hay una cultura de martirio, así que sí el número de muertos fue más bajo que el del opositor, fue porque los ciudadanos civiles se protegían en refugios cada vez que había peligro, porque en la sociedad israelí se diferencia perfectamente al soldado del ciudadano común, no se mezclan para confundir al enemigo, no se esconde el soldado detrás de un niño. Sí hubo menos muertes civiles israelíes es por que ellos no prestaron los balcones de sus departamentos como base militar; los palestinos sí lo hicieron y no tuve la suerte de escuchar un solo medio de comunicación mexicano que lo mencionara.
No se dijo que Israel no fue quien comenzó la guerra; poco o nada se dijo del hospital que Israel puso en Gaza, en el cual Hamas impidió que se atendieran a los heridos; no se supo sobre los niños que fueron utilizados por Hamas para ayudar en la construcción de los túneles del terror, proceso en el cual murieron 160 de ellos. Sin duda, hay datos trascendentales, información que simplemente no se puede dejar de mencionar porque explica en gran medida la situación actual. Por ejemplo, que Israel desocupó Gaza en el 2005 para fines pacíficos con dicha región, que fue una tarea titánica, pues desalojar 21 asentamientos israelíes, demoler sinagogas y hasta transportar a los cadáveres de los cementerios judíos no fue cosa sencilla. Sin embargo, Israel demostró con ese acto que quería la paz. Lamentablemente, hoy los hechos nos dicen que fue una decisión equivocada pues apenas un año después, en el 2006, Hamas ganó las elecciones para gobernar Gaza. Los organismos electorales internacionales avalaron el proceso; definitivamente cuesta trabajo creerlo, pero aquellos gazatíes que vimos sufriendo en los medios son los mismos que, en su mayoría, votaron ocho años atrás porque Hamas los gobierne; y no sólo eso, sino que fueron cómplices en la construcción de más de 30 túneles con fines terroristas. ¿O acaso Hamas construyó una ciudad subterránea bajo los pies de los gazatíes sin que ellos se dieran cuenta? Definitivamente, es información muy relevante, información que se omite y que bien modificaría la opinión del espectador.
En contraste, los Yihadistas en Siria han matando a miles de civiles en su intento por derrocar al presidente Bashar Al Assad. 170,000 personas han muerto en los últimos tres años, y no hay tanta cobertura al respecto. En Irak van más de cinco mil muertos civiles en lo que va del año, y sin embargo el asunto no ha llamado tanto la atención. En Nigeria hay secuestros masivos perpetuados por Boku Haram; el mundo árabe arde, hay sangre inocente por todas partes pero parece no importar tanto. Los ojos y los señalamientos están puestos en Israel.
Joaquín López Dóriga tituló su nota el día 14 de Julio “Incontenible la ofensiva de Israel”, pero cuando Hamas violó el cese al fuego por quinta ocasión el 1 de Agosto simplemente se dijo: “Se interrumpe el cese al fuego en Medio Oriente, ambos lados se culpan mutuamente”. Me cuesta trabajo creer que la televisora más importante de nuestro país cometa este tipo errores comunicativos. Cuando Israel ataca se enfatiza, se pone como el titular de la nota, cuando Hamas ataca se cae en una ambigüedad muy misteriosa.
Traté de explicarlo lo mejor posible: no hay neutralidad, y esa parcialidad nos debe dejar mucho que pensar. Sé que el antisemitismo en el mundo, principalmente en Europa, es alarmante; pero refiriéndome a nuestro país, es preocupante que millones de mexicanos apaguen la televisión todas las noches con una opinión equivocada gracias a la información incompleta y a las imágenes tendenciosas que reciben, ya que esto provoca una opinión pública que no es precisamente justa. Habrá quien diga que la opinión del mundo no importa, pero cuando una opinión negativa se multiplica y se materializa en actos cobra una enorme importancia. Creo que saben a lo que me refiero.
Fuente: Enlace Judío