Unidos con Israel

EL TERCER MANDAMIENTO: La responsabilidad de ser religioso

An artistic rendering of the Ten Commandments. (mtsyri/shutterstock)

An artistic rendering of the Ten Commandments. (mtsyri/shutterstock)

מה תלמוד לומר לא תשא את שם ה’ אלהיך לשוא, שלא תהא תפילין נושא וטלית עוטף והולך ועובר עבירות

«No llevarás (=invocarás) el nombre de HaShem tu Dios en vano; porque no será perdonado por HaShem aquel que lleve/invoque Su nombre en vano.»

El tercer mandamiento quizás sea el menos conocido de todos. Primero vamos a exponer la explicación tradicional de este mandamiento y luego, basándonos en un articulo del Rab Amar, veremos el tercer mandamiento desde una perspectiva distinta.

1. El tercero de los diez mandamientos «LO TISA» se refiere a la prohibición de jurar en el nombre de Dios en falso o innecesariamente (shebu’at shav). La tradición judía entiende la palabra «TISA» en este contexto como «no invocarás» el nombre de Dios en vano (en otros contextos la palabra TISA o NOSE se puede traducir como: llevar, cargar, tomar, etc.).

De acuerdo a Maimónides, la prohibición de invocar el nombre de HaShem se extiende también a recitar una bendición, berajá, en vano. ¿Por qué? Porque una shebu’a, un juramento, es básicamente una declaración, la afirmación de una creencia o un hecho. Una bendición ritual, por ejemplo, cuando decimos una berajá antes de comer, también es una declaración. Afirmamos una idea o una creencia acerca de HaShem pronunciando Su nombre. Por ejemplo, cuando digo la bendición «boré ferí ha’ets», no estoy diciendo «Gracias a Dios por esta fruta», literalmente estoy diciendo: «Bendito eres Tú, HaShem, nuestro Dios, Rey del universo, (que eres el) Creador del fruto del árbol «. En otras palabras, estoy afirmando y reconociendo que HaShem es el creador de este fruto. Por lo tanto, si pronuncio ésta u otra declaración similar innecesariamente, «invocando el nombre de HaShem en vano», estaría transgrediendo el tercer mandamiento, . Este es el origen del principio halájico: «safeq berakhot lehaqel», en una situación en la que no estoy seguro si debo o no debo decir una berajá, lo correcto es abstenerme, para no arriesgar a pronunciar una berajá innecesariamente (lebatalá) y transgredir el tercer mandamiento «LO TISA».

2. El rabino Shelomo Amar, hoy en día Gran Rabino de Jerusalem, explica que este mandamiento se extiende también a un área diferente, muy sensible y quizás más aplicable. El Rab Amar expone la prohibición de la LO TISA como la advertencia de no «llevar/cargar» el nombre de Dios en vano o falsamente, simulando religiosidad o piedad.

El Midrash nos trae la historia de un comerciante judío que viajaba de ciudad en ciudad. Una vez llegó a un pueblo de Babilonia un viernes y traía consigo una gran cantidad de dinero. ¿Que hizo? Fue a la sinagoga y vio un hombre rezando y vistiendo el Tefilin en su cabeza. Sin dudarlo mucho, le dio el dinero a este hombre y le pidió que cuidase de él hasta después de Shabbat. Cuando terminó Shabbat, el comerciante fue a la casa de este hombre para retirar su dinero. Pero para su gran sorpresa el hombre lo engañó y le dijo que nunca lo había visto y que nunca recibió ningún dinero de él… El comerciante fue a la sinagoga y rezó. Y en su plegaria le dijo a HaShem: «Señor del mundo, cuando yo vi a ese hombre en la sinagoga no confié en él, ya que nunca antes lo vi, yo confié en TU nombre que él «llevaba» sobre su cabeza [en su Tefilín]». Al final, la historia terminó bien. Eliyahu haNabi le reveló al comerciante en sus sueños una clave secreta que le permitió acceder a la propiedad del ladrón y recuperar su dinero.

Los Jajamim traen el caso de este hombre que fingía ser piadoso como una ilustración del tercer mandamiento: «No llevarás el nombre de HaShem en vano», falsamente. Llevar el nombre de HaShem, en este caso a través del Tefilin que ese hombre llevaba sobre su cabeza (y creo que el mismo criterio se podría aplicar a una Kipá o cualquier otro símbolo que me identifique como Yehudí observante) implica una tremenda responsabilidad que debemos saber honrar. Y si ח»ו me comporto mal, como hizo ese estafador, y traiciono el nombre de HaShem que llevo conmigo, estoy transgrediendo el mandamiento que dice explícitamente: «…no será perdonado por HaShem aquel que lleve Su nombre en vano.»

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel

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