Los comienzos del Islam fueron muy diferentes a los comienzos de las otras dos religiones abrahamicas, judaísmo y cristianismo.
Por David Mandel
El judaísmo nunca fue proselitista. El cristianismo, desde que Pablo (Saulo) de Tarso decidió predicar a los no-judíos, fue proselitista y utilizó solamente métodos pacíficos para lograr conversiones voluntarias, por lo menos durante sus primeros siglos hasta que fue declarada por Constantino el Grande religión oficial del Imperio Romano,
El Islam, en contraste, desde sus inicios, utilizo la fuerza de las armas y la violencia para obligar a los pueblos conquistados a convertirse. Mahoma mismo, a la cabeza de hombres armados, luchó contra otras tribus, las derrotó y las forzó a convertirse. Sus herederos desbordaron sus ejércitos de lo que hoy es Arabia Saudita y conquistaron, convirtieron y arabizaron, utilizando la espada, numerosas naciones y enormes extensiones de territorios, desde la Cordillera de los Pirineos en el norte de España hasta las fronteras con la India.
El Islam, a diferencia del judaísmo, cristianismo, budismo y otras religiones, no es solo teología. Es también ideología. Su ideal es lograr que el mundo entero se convierta al Islam. Hoy, un sector del Islam ha desarrollado una mutación violenta, intolerante de otras religiones y culturas, cuya obsesión es unir al mundo bajo un califato musulmán.
Una frase que se ha hecho popular dice “La gran mayoría de los musulmanes no son terroristas, pero la gran mayoría de los terroristas son musulmanes”. En el mundo hay hoy alrededor de 2,000 millones de musulmanes*. Si asumimos que los fanáticos que quieren islamizar el mundo, que odian a las otras religiones, que desprecian la cultura del Occidente, y que no tienen escrúpulos en utilizar los métodos más crueles para lograr sus objetivos, son solamente el 1%, estaríamos hablando de, por lo menos, 20 millones de individuos dispuestos a matar y morir cumpliendo lo que ellos creen es una misión divina.
La izquierda liberal de Europa tiene numerosas explicaciones que justifican los ataques de terroristas islámicos: sufren humillaciones; no tienen trabajo; no es el odio sino la desesperación lo que los incita a degollar curas y atropellar cientos de personas; no era terrorista sino que tenía problemas psicológicos. Y los que están convencidos de que todos los problemas del mundo se deben al conflicto israelí-palestino dirán que los terroristas expresaron con su acto su protesta contra la “ocupación israelí”.
Típico es el titular que publicó la BBC de Londres: “Inmigrante sirio murió en una explosión en Alemania”. Quien sólo lee titulares sentirá simpatía y pena por el pobre sirio que sólo buscaba vivir en paz y libertad en Alemania. Quien se toma la molestia y el tiempo de leer más se enterará de que el sirio ingresó con una bomba a un restaurante, y en la explosión murió el suicida y quince personas inocentes sufrieron graves heridas. Y si el lector tiene paciencia para leer el artículo hasta el final se enterará de que, para el periodista que escribió la noticia, no hay relación entre el hecho de que el individuo era islámico y su intención e intento de matar a cuantos podría. Por supuesto que no. El hombre realizo su “acto de desesperación” debido a que “sufría de problemas psiquiátricos”.
El Papa Francisco, conmovido por la atroz muerte del cura francés, ha declarado que los actos terroristas son “guerra”, pero, siguiendo la línea de politically correct, añadió “No es guerra religiosa”.
Si no es guerra religiosa, ¿Qué es? ¿Qué motivó tenían los terroristas para degollar al cura? ¿Estaban desesperados por no tener trabajo? ¿Se sentían humillados por la sociedad? ¿Estaban deprimidos? ¿Sufrían de problemas psiquiátricos? ¿Fue su forma de protestar contra la “ocupación” israelí?
Debido a su derrotismo, apaciguamiento y falta de decisión, los dirigentes de Estados Unidos y Europa se niegan a llamar “al pan pan y al vino vino”. “Dios nos libre de decir que los terroristas que gritan ¡Allah hu akbar! son islámicos.” Esta negación de la realidad les impide tomar las medidas necesarias para combatir al terrorismo islámico, incluyendo investigar a los predicadores, deportar a los que incitan al fanatismo, al odio y a la violencia, y cerrar mezquitas
Se produce la absurda situación de que personas que no tienen idea de la historia y teología del Islam insisten en declarar que las atrocidades cometidas por fanáticos islámicos no son el Islam, mientras que los terroristas, nacidos, criados y educados en el Islam insisten que es el Islam lo que los motiva.
La realidad es que el Islam extremista ha declarado guerra al mundo occidental, a su cultura, a sus valores, a las religiones cristiana y judía. Mientras continuemos negando a aceptar esa realidad no hay forma efectiva de combatirlos y, mucho menos, derrotarlos.
Los blancos de los actos terroristas islámicos están muy bien escogidos por su valor simbólico:
- Ataque a la libertad de expresión Terroristas islámicos atacaron la revista satírica Charlie Hebdo en Paris, en enero del 2015 y mataron a doce personas.
- Ataque a judíos – Un terrorista islámico mató a cuatro personas en un súper mercado judío, demostrando así que el fascismo islámico es tan criminalmente antisemita como lo fue el fascismo nazi.
- Ataque a la cultura occidental Terroristas islámicos mataron a noventa personas en la Sala de Conciertos Bataclan en Paris durante un evento musical, en noviembre del 2015
- Ataque a los valores del Mundo Occidental. El 14 de julio del 2016. mientras que cientos de miles de personas celebraban en Francia la caída de la Bastilla, fecha que proclamó los principios de libertad, igualdad y fraternidad, un terrorista islámico en Niza atropello y mato a más de 80 personas.
- Ataque al cristianismo. El 26 de julio del 2016 dos terroristas islámicos entraron a una iglesia católica, degollaron al anciano cura e hirieron de gravedad a otro rehén.
Nota. En setiembre del año 2005 un periódico danés publicó doce caricaturas de Mahoma. Esto provocó una ola de violentas protestas en todo el mundo musulmán, incluyendo quemas de iglesias y templos y asesinatos de cristianos. La profanación de una iglesia, un recinto sagrado donde reina la paz, y el asesinato de un sacerdote católico, realizado por dos asesinos islámicos, no suscitó protestas violentas en el mundo cristiano, no hubo quema de mezquitas ni asesinatos de musulmanes.Los comienzos del Islam fueron muy diferentes a los comienzos de las otras dos religiones abrahamicas, judaísmo y cristianismo.
Publicado en Mi Enfoque #603, Julio 29, 2016 por David Mandel
Extraído de la página de Hatzad Hashení
* http://www.muslimpopulation.com/World/
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