Los investigadores creen que el nuevo descubrimiento podría contribuir al desarrollo de una vacuna contra este cáncer mortal.
(Comunicado de la portavoz de la Universidad de Tel Aviv)
Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Tel Aviv y el Centro Médico Sheba, revela acómo las células cancerosas del melanoma afectan a su entorno cercano, a fin de favorecer sus necesidades-formando nuevos vasos linfáticos ene la dermis con el fin de adentrarse en la piel, y se expandan por el cuerpo. Los investigadores creen que el nuevo descubrimiento podría contribuir al desarrollo de una vacuna contra este cáncer mortal.
El avance científico fue dirigido por la Prof. Carmit Levy, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv y la profesora Shoshana Greenberger, del Centro Médico Sheba. El estudio fue financiado por el Fondo Israelí para la Investigación del Cáncer y sus conclusiones aparecieron en la revista Journal of Investigative Dermatology, publicada por Nature.
El melanoma, el más mortífero de los tumores cutáneos, comienza con la división incontrolada de las células melanocíticas en la epidermis-la capa superior de la piel. En una segunda fase, las células cancerosas penetran en la dermis y hacen metástasis, a través de los sistemas linfático y sanguíneo. En estudios anteriores, se observó un espectacular aumento de la densidad de vasos linfáticos de la piel alrededor del melanoma-un mecanismo que no fue entendido por los investigadores, hasta la actualidad.
“Nuestra principal pregunta de investigación era cómo el melanoma impacta en la formación de los vasos linfáticos, a través de los cuales, luego, hace la metástasis”, explica la profesora Greenberger. “Hemos demostrado, por primera vez, que en la primera etapa, en la epidermis, las células del melanoma segregan una vesículas extracelulares denominadas melanosomas. ¿Qué son estas vesículas y como ellas inciden en su entorno? Al examinar esto en los melanomas humanos, del Instituto Patológico, demostramos que los melanomas pueden penetrar en los vasos linfáticos. Luego, examinamos su comportamiento en el entorno de las células de los vasos linfáticos reales y descubrimos que también aquí los melanosomas penetran en las células y les dan una señal para replicarse y migrar. En otras palabras, el melanoma primario segrega vesículas extracelulares que penetran en los vasos linfáticos y alientan la formación de más vasos linfáticos cerca del tumor, permitiendo al melanoma avanzar hasta la fase letal de la metástasis”.
La profesora Carmit Levi, agrega: “Las células del melanoma segregan las vesículas extracelulares, denominadas melanosomas, antes de que las células cancerosas alcancen la capa de la dermis de la piel. Estas vesículas modifican el entorno de la dermis a fin de favorecer a las células cancerosas. Por consiguiente, las células del melanoma son responsables de enriquecer la dermis con los vasos linfáticos, preparando mientras tanto, el sustrato para su propia metástasis. Tenemos en marcha varios estudios en curso que demuestran que los melanasomas no se detienen en las células linfáticas, ya que también repercuten en el sistema inmunitario, por ejemplo”.
Visto y considerando que el melanoma no es peligroso en la fase previa a la metástasis, comprender el mecanismo a través del cual las metástasis se expande vía los sistemas linfático y sanguíneo, puede llegar a contribuir al desarrollo de una vacuna contra este cáncer mortal.
“El melanoma que queda en la piel no es peligroso”, dice la profesora Greenberger. “Por consiguiente, la dirección más promisoria en la lucha contra el melanoma es la inmunoterapia: desarrollar una vacuna que despierte al sistema inmunitario para combatir los melanosomas, y en particular, para atacar las células endoteliales linfáticas ya invadidas por los melanosomas. Si podemos detener los mecanismos que generan las metástasis ene los ganglios linfáticos, también podremos detener la propagación de la enfermedad”.