Este lunes pasado , Sheminí Atseret, la fiesta que nos recuerda la llegada del otoño en Israel y en el hemisferio norte, comenzamos a introducir en nuestra Tefilá (plegarias) una oración especial con la cual alabamos a HaShem por haber creado la lluvia. En el mundo moderno, donde la mayoría de nosotros ya no vivimos en granjas y ranchos sino en ciudades y zonas urbanas, es difícil apreciar la importancia vital de la precipitación. Para la mayoría de nosotros, la lluvia es una molestia más que una bendición ….
Y por eso quisiera compartir algunos datos sobre la lluvia que nos ayudará a entender un poco mejor la hermosa Tefilá mashib haruaj umorid hagueshem (= Tú eres Quien hace que el viento sople, y Quien hace que la lluvia descienda sobre la tierra).
VIDA
¿Qué es lo que hace que nuestro planeta sea “único” en el universo? Uno podría decir: la existencia de la vida. Por lo que sabemos no existe ningún otro planeta con vida en el sistema solar, o en la via láctea. Pero hay otro elemento fundamental, un prerrequisito para que la vida exista, y que fue creado por HaShem antes de haber creado la vida. Es lo que los científicos buscan cuando investigan otros lugares del universo, como Marte, por ejemplo, para encontrar vestigios de vida. Uno probablemente pensará en “agua”, y estará parcialmente en lo cierto. Agua es vida y la vida, tal cual como la conocemos en nuestro planeta, no es posible sin agua.
AGUA LIQUIDA
Para ser más precisos deberíamos decir que para que un planeta sea habitable debería poseer agua líquida. En otros planeta se ha encontrado indicios de agua (H2O) pero congelada, en forma de hielo. Ya que las temperaturas en un planeta como Júpiter o sus lunas, por ejemplo, son bajísimas, y el agua no se puede mantener allí en estado liquido. Nuestro planeta es privilegiado por ser el único cuerpo celeste que posee “agua líquida”, gracias al Diseño Inteligente y Divino de la masa de la Tierra, la masa del sol, y en particular la perfectamente calculada distancia entre nuestro planeta y el sol. Todo esto permite que la temperatura de la tierra no sea ni demasiado calurosa, donde el agua se evapore como sucedería en Venus, ni demasiado fría, donde el agua se congele, como sucedería en Marte.
AGUA DULCE
Pero la presencia de agua liquida no es el único elemento que soporta la vida en nuestra planeta. El “agua normal”, es decir, el agua de mar o el agua que algunos especulan que existía en Marte (lo cual no ha sido corroborado), es agua salada, la cual no es adecuada para la vida –tal como la conocemos–de los seres que habitan la tierra firme. La gran mayoría de las plantas, los insectos, anfibios, aves, reptiles y mamíferos necesitamos agua-sin-sal para sobrevivir. Ese precioso líquido se llama “agua dulce”. El agua dulce o agua fresca es lo que permite que exista la vida en nuestro planeta. Y ¿cuál es el origen del agua dulce, de ese elixir que posibilita la vida? La única fuente de agua dulce en nuestro planeta es la lluvia –o precipitación, que incluye nieve y granizo. Según Maimónides (Moré Nebujim 2:30) el mecanismo del ciclo del agua, que permite la producción de lluvia, fue establecido por el Creador en el segundo día de la Creación, al dividir las aguas superiores (nubes) de las aguas inferiores (océanos). Así también lo explica , entre otros, el Rab Moshé Jefets en su libro Melejet Majashebet pgs. 10-11, edición Viena, y el rab Menashé ben Israel en su libro “El Conciliador”.
EL SEGUNDO DÍA DE LA CREACIÓN
John Lynch, el autor del libro de la BBC “El Clima” (p.84, 1996) describe en sus propias palabras a las nubes de una manera muy similar a la Torá: “Vivimos en un planeta de agua. Los mares dominan el mundo… hay un océano alrededor de nosotros [el agua del mar] y un océano por encima de nosotros [las nubes]”. El Creador dedicó el Segundo Día de la Creación a establecer el milagroso mecanismo de la transformación del agua del océano en el líquido más precioso de todo el universo: la lluvia.
LA IMPROBABILIDAD DEL AGUA
El agua de lluvia es agua con bajas concentraciones de sal. De toda el agua que se encuentra en el planeta Tierra, sólo el 2,75% es agua dulce. De ese total, el 2,05% es agua dulce congelada en los glaciares. El 0,69% es agua dulce subterránea, que al igual que los glaciares también fue producida originalmente por la lluvia. Sólo el 0,0101% de toda el agua del planeta Tierra es agua dulce que se encuentra en la superficie del planeta y que está distribuida en todos los lagos y ríos. Este increíblemente pequeño porcentaje, el 0.0101% de toda el agua que existe en nuestro mundo, es la que utilizamos los seres humanos y todos los seres vivos que vivimos en tierra firme para nuestra supervivencia. ¡La única fuente de esta agua es la lluvia!
El segundo día de la Creación fue dedicado a establecer el proceso de la conversión del agua del océano en el líquido más escaso, más exótico y más precioso de todo el universo. Es por eso que nuestros Jajamim consideraron a la lluvia como una de las bendiciones más importantes de Dios a la humanidad.
EL ELIXIR DE LA VIDA
La única fuente de agua dulce en todo el universo es la lluvia que se produce en la atmósfera del planeta Tierra.
“Imagina un planeta donde se produce el liquido más exquisito del universo. Este liquido se produce, evaporado agua salda de los océanos, a través de una brillante estrella amarilla [el sol] , que destila el extravagante licor en los cielos de la atmósfera y lo hace llover de nuevo sobre la tierra, formando lagos y ríos de esa bebida embriagante. El planeta, por supuesto, es la Tierra, y el licor, es el agua dulce “. (L. O’Hanlon, Discovery).
Por: Rabbi Yosef Bitton
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