Los entrenadores deportivos saben que la motivación es más importante, incluso que la preparación física, para alcanzar la victoria. Israel es un país motivado y preparado para alcanzar y mantener la victoria en todos los campos a los que hagamos referencia. Los muchos enemigos de Israel están desesperados. Enemigos que no logran resquebrajar la motivación, que tienen los judíos en general, para superar todos los retos que se les ponen por delante.
Un país pequeño con grandes ideas, como ya señalamos con anterioridad, que está motivado a la vida y a la victoria. Un país dispuesto a enfrentarse con firmeza frente a los millones de enemigos que les rodean y odian. La motivación de Israel está impresa en el ADN de todos los judíos, que saben que la victoria es la única opción frente a sus enemigos.
Los enemigos de Israel le superan numéricamente, pero no en motivación ¿Por qué unos pocos judíos, rodeados por todas partes, se pueden enfrentar a millones de enemigos? La motivación es la clave que determina la victoria. Una motivación sustentada por la fe en el Cielo y por la fe en sí mismos. Las promesas dadas a Israel son la base de una motivación y determinación que les permitieron en el pasado, y les permiten en el presente, llegar a la tierra prometida de la victoria. Por muy preparado que pueda estar un equipo o un ejército sino está motivado, ética y moralmente, no podrá alcanzar la victoria.
Los grandes imperios de la antigüedad han sucumbido, a pesar de estar suficientemente preparados, frente a enemigos más pequeños y con menos medios. Unos imperios que fueron arrasados por la determinación de unos enemigos motivados a derrotarlos. La motivación puede ser positiva o negativa, destructiva o creativa, pero no deja de ser motivación. Hoy solo vemos las ruinas de tan majestuosos imperios. Unas culturas milenarias de las cuales quedan restos inconexos con la actualidad y cuyas culturas e idiomas se han diluido con el paso del tiempo. Los grandes imperios no solo fueron derrotados por la motivación de sus enemigos, sino especialmente por su odio visceral que profesaban contra Israel. En el pasado y en el presente el odio de los enemigos de Israel es la fuerza que más motiva a la victoria al Pueblo del Libro.
La motivación de los judíos les llevó a recrear y actualizar un idioma que se creía, como otros muchos idiomas, muerto. Un idioma el hebreo que “como lengua hablada fue recuperado por el Sionismo a finales del siglo XIX, gracias al trabajo de, entre otros, Eliezer Ben Yehuda” ¿Qué hizo posible este milagro? La motivación, la pura y milagrosa motivación, de aquellos que creen que todo es posible.
El desierto florece gracias a la motivación de un pueblo dispuesto a creer, que los milagros son algo más cotidiano de lo que nos pensamos. Una motivación que ha permitido ver aguas cristalinas corriendo por donde antes solo había piedras y arena seca e improductiva. La motivación creativa de Israel es un ejemplo motivador, valga la redundancia, para todos a aquellos que creemos en la victoria de un Pueblo Único con un Motivador y Entrenador Único. La motivación de Israel es la fuerza más poderosa que crea esperanza, da la victoria y hace producir los desiertos ¡Ven a Israel y motívate!
Por: José Ignacio Rodríguez, colaborador especial de Unidos con Israel