Un equipo de científicos israelíes inventó una nariz artificial que puede olfatear armas químicas, venenos y bacterias que causan enfermedades, obteniendo prestigiosos premios por dicho avance.
Forbes reconoció recientemente a un joven científico israelí llamado Nitzan Shauloff, nombrándolo en su prestigiosa «Lista de 30 menores de 30» por sus contribuciones al desarrollo de una «nariz artificial» con una amplia gama de aplicaciones para salvar vidas.
Este no es el primer premio que gana la invención, ya que obtuvo el Premio Fireplace de Investigación Aplicada de la Autoridad de Innovación de Israel, entre otros.
Shauloff ayudó a desarrollar la innovadora nariz artificial en el laboratorio del profesor Raz Yelink, trabajando con un equipo que usó nanopartículas de carbono para producir el primer monitoreo continuo en tiempo real del crecimiento bacteriano.
La invención funciona mediante la identificación de una «huella de olor» basada en la adsorción de gases sobre nanopartículas y reacciones eléctricas como resultado de la adsorción.
El aprendizaje automático también se utiliza para enseñar a los sensores cómo identificar diferentes moléculas de gas, con un alto grado de precisión.
El invento de Nitzan se puede utilizar para una serie de aplicaciones, desde la detección de armas químicas hasta la detección de alimentos en mal estado.
También se puede utilizar para el diagnóstico de enfermedades, detección de bacterias en hospitales y monitoreo ambiental de gases tóxicos, entre otras aplicaciones.
«La capacidad de diseñar y crear partículas nanométricas que se modifican de acuerdo con las propiedades que deseas es lo que más me fascina de la investigación», dijo Nitzan a Forbes, y agregó: «Creo que más allá de mi éxito personal, también está el éxito de la Universidad Ben-Gurion en el Neguev».