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“Oíd la palabra de Di-s” [Jeremías 2: 4]

“Oíd la palabra de Di-s” [Jeremías 2: 4]
– por el Rav Uri Sherki
El Maharal de Praga* aclara que la destrucción del Templo no se puede ser explicada y depender de los pecados de la gente, porque la destrucción y el exilio es una “cuestión trascendental”, y estos hechos trascendentales no dependen de eventos contingentes o casuales. (Netzach Israel, capítulo 2). El pecado es algo casual en la realidad (no esencial), y debido a que la naturaleza misma de la humanidad en general y del pueblo de Israel en particular, reside el Bien interno, el pecado no puede anularlo, ni sobreponerse a este. Por lo tanto, la verdadera razón del exilio sólo puede ser vista como parte de un plan divino en la historia, que comenzó con el “Pacto de las Partes” que Di-s hizo con Abraham.

Junto con esto, hay un nivel de pecados que se pueden ver como proporcionando una razón secundaria para el exilio. Y sin embargo, un incremento en la cantidad de los pecados no puede ser motivo suficiente para la destrucción del Templo y el reino, ya que cada pecador individual podría ser penado sin necesidad de destruir la estructura política. Más bien, la destrucción sólo se dará cuando todos los elementos del gobierno estén tan corrompidos que la continuación de la autoridad gubernamental sólo sirve para aumentar el deterioro. Hay cuatro instituciones en el gobierno hebreo: el rey (“Melej” – el gobierno político), los jueces (“Shofet” – comportamiento de acuerdo a la Torá), el sacerdocio (“Cohen” – rituales religiosos), y el profeta ( “Navi” – el comportamiento ético). El acrónimo de estos cuatro elementos es “MiShCáN” – el Tabernáculo. En la Haftará de esta semana, Jeremías critica a la nación: “Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Di-s, los maestros de la Torá (los jueces) no me conocerán, los líderes (del gobierno) han pecado contra mí, y los profetas profetizaron al Baal” [Jeremías 2: 8]. Si al menos una de las ramas hubiera permanecido pura, todavía habría habido esperanza. Pero el profeta que queda, Jeremías, estaba siendo perseguido por el rey.

El asombro expresado por la profecía clama por una respuesta: ” ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses, aunque ésos no son dioses? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha. “[Ibid. 2:11]. La respuesta a esto es la comparación que hace el profeta: “ Pasad, pues, a las islas de Quitim y ved, enviad gente a Cedar y observad atentamente, y ved si ha habido cosa semejante” [Ibid.2:10]. El Talmud explica que los Quitim que viven en islas y cerca del mar adoraban fuego (que es el opuesto al agua del mar) , y el pueblo de Cedar, que habitaba en el desierto, adoraban el agua (que es el opuesto al fuego del desierto). Esto significa, que todas las naciones ven lo que les falta, como un ideal. Lo mismo es cierto para las naciones cristianas de Europa, que heredaron de Roma la tendencia colectiva a derramar sangre, y se aferraron a una religión que adora a los ideales de Amor, y también para los países Musulmanes del Este, que tenían una tendencia hacia el robo y el sexo ilícito, que han aceptado una religión que se basa en el juicio y el rigor. Y esto mismo también para la nación de Israel, que es muy propensa a la disputa, muestra una gran admiración por el concepto de la unidad (fuente: Rabí Yehuda Ashkenazi*, en base a las palabras del Maharal). En ausencia de la base unificadora, de la unidad esencial, cuando los líderes de la nación no enseñan, ni se apegan a la unicidad de Di-s, la división vuelve a controlar y apoderarse de la nación, y esto se muestra como la adoración de ídolos.

El Exilio lleva a un comportamiento religioso que limita con el paganismo. “Allí serviréis a dioses… de madera y de piedra… ” [Deuteronomio 04:28]. Esto muestra el sometimiento a los cristianos, que adoran a un símbolo de madera, y al Islam, que rinde culto al rededor de la piedra Kaaba. Y eso es lo que Jeremías dice: ” los que dicen al leño: Mi padre eres tú, y a la piedra: Tú me engendraste.” [Ibid 2:27]. Y a continuación, “porque ellos han vuelto la espalda a mí y no el rostro” [ibid], esto se refiere a la era sin profecía, lo que lleva al mundo a estar dominado por la filosofía, hasta que después del Holocausto, cuando ” pero en el tiempo de su calamidad dirán: “Levántate y sálvanos! “[ibid].

* Judah (o Yehuda) Loew ben Bezalel, (Poznań, Polonia o bien Worms, Alemania, 1520 – 17 de septiembre de 1609, Praga, República Checa), ampliamente conocido por los estudiosos del judaísmo como el “Maharal de Praga”, fue un destacado talmudista, místico judío y filósofo que sirvió como rabino en la ciudad de Praga en Bohemia (actual República Checa) durante la mayor parte de su vida.

También dirigió la Yeshivá que él mismo fundó. Sus conocimientos académicos y científicos maravillaban tanto a judíos, como a no judíos. Escribió varios trabajos enigmáticos de filosofía y educación, cuyos valores han sido apreciados recientemente. Su obra más importante fue Gur Arie.

Su tradicional pensamiento mesiánico le hizo hablar de la prioridad de la redención y la llegada del Mesías como un hecho inevitable, decretado por la voluntad de Dios. Él decía que previo a la redención, la degradación del pueblo de Israel, será en escala mayor de lo que siempre fue. Por eso para él, la expulsión de los judíos de España en 1492, era el inicio de los tiempos mesiánicos, que indicaban sin lugar a dudas la próxima llegada del Mesías.

Al rabino Judah Loew se le atribuye la creación del Golem, cuya leyenda estimuló la fantasía de la Europa central durante varios siglos y es asunto también hoy vigente. Se trataba de un coloso hecho de barro que, animado mediante combinaciones cabalísticas de las letras que configuraban el santo nombre de Dios, cobraba vida y movimiento, ejecutando toda clase de trabajos para el rabino Loew. La leyenda decía que este golem salvó a los judíos de Praga de las persecuciones y de las acusaciones antijudías de la época.

En 1592, el Maharal se mudó a Poznań, donde había sido elegido como Gran Rabino de Polonia. Hacia el final de su vida regresó a Praga, donde murió en1609. Fue enterrado en el cementerio judío de Praga, que está situado en el barrio de Josefov o barrio judío de la ciudad. El rabino Judah Loew fue la figura dominante de su generación y uno de los más famosos líderes judíos de todos los tiempos. Su tumba aún se encuentra en el cementerio judío de Praga y es visitada por los turistas que recorren la ciudad.

* Rav Yehuda León Ashkenazi ,también conocido como Manitou (21 de junio 1922 Orán, Argel-21 de octubre de 1996 Jerusalén, Israel), un filósofo judío y educador, fue un líder espiritual del siglo 20 de la Judería francesa.

Fuente: Centro Noajida

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