Si se echa una ojeada al desarrollo de los acontecimientos en Oriente Medio en las últimas décadas, se obtiene la clara impresión de que se está limpiando la región de minorías, especialmente de las cristianas, que la han habitado durante milenios.
Por Edy Cohen
El proceso recuerda a lo que sucedió con los judíos de los países árabes, que tuvieron que huir de sus hogares por los pogromos y persecuciones que sufrieron a lo largo del siglo XX, sobre todo después de la creación del Estado de Israel y sus victorias sobre sus enemigos árabes.
De hecho, fue en Marruecos, donde sigue habiendo varios miles de judíos, donde se produjo la primera masacre antijudía del siglo XX; concretamente en Fez, el 17 de abril de 1912, después de que el sultán Mulai Abdalhafid firmara un acuerdo que convertía el territorio en un protectorado francés. Para el pueblo, esa entrega a un gobernante cristiano fue un acto de traición. Incapaces de atacar a los franceses, las muchedumbres árabes optaron por atacar a los judíos y sus propiedades: 51 judíos fueron asesinados y numerosos hogares, saqueados.
El 3 de agosto de 1934, un sastre judío de la ciudad argelina de Constantina maldijo a los musulmanes e insultó el islam estando borracho. El resultado: un pogromo contra los judíos del lugar: mataron a 25 e hirieron a 38.
En junio de 1941 se produjo el Farhud de Bagdad. Unos 200 judíos fueron asesinados y miles heridos por sus vecinos árabes. Se saquearon propiedades y se metió fuego a numerosas viviendas.
Cuatro años después, en un aniversario de la Declaración Balfour (1917), vastas multitudes expresaron su frustración por la derrota de la Alemania nazi perpetrando pogromos en varios países árabes. En Egipto mataron a 10 judíos e hirieron a unos 350 durante los disturbios provocados por los Hermanos Musulmanes. Se incendiaron sinagogas, hogares de ancianos y un hospital judío, y se perpetraron actos de pillaje contra más de cien comercios judíos. En Libia fueron asesinados unos 140 judíos; prendieron fuego a sus sinagogas y saquearon sus casas.
Al día siguiente de que la ONU adoptara la resolución de partición, el 29 de noviembre de 1947, estallaron varios pogromos antijudíos en una serie de países árabes. No estaban coordinados, sino que fueron espontáneos. Los musulmanes no podían entender cómo era posible que a los judíos, que habían vivido entre ellos durante 1.300 años como personas protegidas (dhimis), con un estatus jurídico e institucional inferior, se les concediera un Estado en el que podrían gobernar, entre otras cosas, sobre una considerable minoría musulmana. Ese malestar derivó en una serie de pogromos. En Alepo (Siria) fueron asesinados 75 judíos. En Adén (Yemen) fueron masacrados unos 80, se saquearon comercios judíos y se prendió fuego a sinagogas; miles de judíos huyeron y fueron retenidos en campos de detención en condiciones inhumanas, lo cual condujo a la operación Alas de Águila, por la que decenas de miles de judíos yemeníes escaparon a Israel.
Unas tres semanas después de la fundación de Israel, el 7 y 8 de junio de 1948, se registraron pogromos en las ciudades marroquíes de Ujda y Yerada. Cuarenta y dos judíos fueron asesinados y cientos, heridos. Varios días después fueron asesinados 14 judíos en Trípoli (Libia). En junio y julio de 1948, luego de que el Ejército egipcio no lograra destruir al recién surgido Estado judío, las zonas judías de El Cairo fueron asoladas por las bombas, los sabotajes y los ataques de los Hermanos Musulmanes; murieron o resultaron heridos decenas de judíos.
La historia se repitió una vez más después de la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días, cuando los líderes de los países árabes se cobraron su venganza sobre las ya reducidas comunidades judías que aún seguían bajo su férula. Miles de judíos fueron forzados a emigrar a causa de los hostigamientos, los encarcelamientos (en Egipto se mandó a la cárcel a unos 600 por entre uno y tres años), los asesinatos (en Libia y Marruecos), las revocaciones de ciudadanía (Irak y Egipto), las expulsiones y las expropiaciones (Irak, Libia, Egipto y Siria). Dos años después, el 27 de enero de 1969, nueve judíos, entre los que había menores de edad, fueron ahorcados en una plaza de Bagdad acusados falsamente de colaboración con Israel. Con el tiempo, el Gobierno israelí los reconoció como haruguei maljut, denominación que aplica a los judíos asesinados por un Gobierno extranjero normalmente por el mero hecho de ser judíos.
A mediados de los años 80, Hezbolá secuestró a 11 libaneses judíos y los ejecutó al cabo de varios meses. El motivo: la negativa de Israel a negociar la puesta en libertad de operativos chiíes que había metido en la cárcel. Los judíos fueron acusados de colaborar con Israel y de ser “agentes del Mosad”.
¿Es probable que el destino de los cristianos de Oriente Medio se acabe pareciendo al de los judíos de los países árabes? Los números dicen que los cristianos vienen huyendo en masa de la región desde 2014, cuando el ISIS llegó al poder en Siria e Irak. Numerosas embajadas occidentales han recibido la orden de emitir visados de forma inmediata a los cristianos que quieran abandonar esos lugares, y el proceso aún no ha alcanzado su punto culminante.
© Versión original (en inglés): BESA Center
© Versión en español: Revista El Medio
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