Unidos con Israel

Que me perdone todo el mundo, pero Hamás sigue siendo una organización terrorista

Hamas

(Abed Rahim Khatib/Flash90)

Uno de los argumentos que se están aduciendo contra la decisión del Gobierno británico de designar a Hamás organización terrorista es que el movimiento con sede en Gaza, que no reconoce a Israel su derecho a existir, ha cambiado y en la actualidad apoya el establecimiento de un Estado palestino junto al judío.

Por Jaled Abu Toameh

Los detractores de la decisión británica aducen que en 2017 Hamás “suavizó su postura sobre Israel al aceptar la idea de un Estado palestino en los territorios ocupados por Israel en la Guerra de los Seis Días (1967)”. Ese supuesto cambio se incluyó, añaden, en un nuevo documento presentado por el líder de Hamás Jaled Meshal en una conferencia de prensa celebrada en Doha, Qatar, en la que Meshal afirmó:

Hamás aboga por la liberación de toda Palestina, pero está dispuesta a apoyar el Estado [palestino] en las fronteras de 1967 sin reconocer a Israel o renunciar a derecho alguno.

El propio Meshal dijo en una entrevista con la cadena catarí Al Yazira que el documento no entrañaba “cambio táctico o estratégico” alguno, y agregó que Hamás no ha cambiado ni abandonado su carta fundacional, de 1988. “Queremos que prosiga la resistencia [contra Israel]”, declaró.

Hay tres cuestiones que han de ser tomadas en consideración a la hora de hablar del documento hamasiano de 2017.

En primer lugar, el texto que supuestamente pinta a Hamás como una organización moderada que acepta la solución de los dos Estados es una artimaña para embaucar a la comunidad internacional. Como el propio Meshal explicó, aun si Hamás aceptara un Estado palestino en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y el este de Jerusalén, eso no quiere decir que reconocería el derecho de Israel a existir. En resumidas cuentas, Hamás está diciendo: vamos a tomar lo que nos deis –un Estado palestino, para empezar– y lo utilizaremos para masacraros.

Segundo: Hamás no ha renunciado a la violencia ni al terrorismo. De hecho, pretende continuar con la “resistencia” y la yihad (guerra santa) contra Israel después del establecimiento de un Estado palestino, a fin de “liberar toda Palestina”. Cuando los líderes de Hamás hablan de “resistencia”, se refieren al asesinato de judíos con métodos como los atentados suicidas, los apuñalamientos, los atropellos y el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia los pueblos y ciudades de Israel.

Tercero: el nuevo documento no cancela ni altera el contenido de la carta [fundacional] de Hamás, que, según los dirigentes de la organización, sigue vigente.

Jaled Qadumi, representante de Hamás en Irán, confirmó en 2017 que el referido documento no significaba que su organización fuera a “ceder parte alguna de la tierra de Palestina” o a detener sus ataques terroristas contra Israel. Asimismo, aclaró que la aceptación hamasiana de un Estado palestino en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y el este de Jerusalén se enmarcaba en un plan para destruir Israel por fases.

A Qadumi se le preguntó: “¿Hemos de entender que [Hamás] pretende liberar Palestina por fases?”. A lo que respondió explicando que aun si Hamás aceptase un Estado palestino en las fronteras previas a las líneas de armisticio de 1967, jamás reconocería el derecho de Israel a existir:

No aceptamos el reconocimiento de la entidad sionista a cambio de un Estado palestino. Lo que aceptamos es la posición que sostiene que puedes liberar parte de la patria ahora a fin de liberar [más tarde] otra. Esto es lo que quiere decir Hamás, y eso es lo que ocurrió específicamente cuando la Franja de Gaza fue liberada, o cuando la entidad sionista fue forzada a salir de allí. Después [de la retirada israelí], nos dispusimos a incrementar nuestras capacidades [militares] para embarcarnos en la fase de la liberación integral.

Este representante de Hamás merece crédito por su transparencia a la hora de hablar de los auténticos objetivos de Hamás. También está en lo cierto respecto de lo que sucedió tras la retirada israelí de Gaza, en 2005. Aunque Israel se retiró de todo el enclave costero, Hamás siguió lanzando cohetes contra su territorio.

Hamás y otros palestinos vieron la retirada israelí como una claudicación ante el terrorismo, como una señal de debilidad y una oportunidad para utilizar Gaza como plataforma para la “liberación del resto de Palestina” y expulsar a los judíos no sólo de su patria sino de toda la región. A esto es a lo que se refiere exactamente Qadumi cuando dice que Hamás se mueve hacia la “fase de la liberación integral”.

Como la mayoría de los dirigentes de Hamás, Qaduni está diciendo que su organización sigue comprometida con y siendo fiel a su carta fundacional, que en su artículo 11 proclama:

El Movimiento de Resistencia Islámico [Hamás] cree que la tierra de Palestina ha sido un waqf islámico durante generaciones y [lo será] hasta el Día de la Resurrección; nadie puede renunciar a ella o a parte de ella, abandonarla o abandonar parte de ella. Ningún país árabe, ningún agregado de países árabes, ningún rey o presidente (…) tiene ese derecho.

Esto es lo que dice la carta acerca de las iniciativas de paz y de los planes para la resolución del conflicto árabe-israelí (art. 13):

Las iniciativas [de paz], las sedicentes soluciones pacíficas y las conferencias internacionales para resolver el problema palestino son, todas ellas, antagónicas de las creencias del Movimiento de Resistencia Islámico. Porque renunciar a cualquier parte de Palestina significa renunciar a una parte de la religión (…) el movimiento instruye a sus miembros para que se adhieran a sus principios y alcen la bandera de Alá sobre su patria mientras libran la yihad [contra Israel] (…) No hay solución al problema palestino salvo mediante la yihad.

Por supuesto, Hamás nunca desaprovecha una oportunidad para recordar a sus seguidores y al resto del mundo que sigue guardando fidelidad a las palabras del profeta Mahoma, que dijo (art. 7):

No llegará la hora hasta que los musulmanes combatan a los judíos [y los maten]; hasta que los judíos se oculten tras las piedras y los árboles, que clamarán: ¡Oh, musulmán! ¡Hay un judío oculto tras de mí, ven y mátalo!

Mientras los apologetas de Hamás condenan la decisión británica de clasificarla como organización terrorista, los dirigentes de ésta siguen adelante con su inquebrantable compromiso con la destrucción de Israel.

El 29 de noviembre, días después del anuncio británico, la cúpula de Hamás emitió el siguiente comunicado:

Palestina, toda Palestina, desde su mar [el Mediterráneo] a su río [el Jordán], es para el pueblo palestino, y no hay lugar o legitimidad extranjera sobre una sola pulgada de ella. La resistencia total es un derecho legítimo que nos garantiza la legalidad internacional, y entre ella descuella la resistencia armada contra el enemigo sionista que ha usurpado nuestra tierra. Lo de revertir los hechos e integrar al ocupante en la región no fructificará, el enemigo sionista seguirá siendo el principal enemigo de nuestro pueblo palestino y de la nación islámica.

Mientras los partidarios de Hamás afirman que la decisión británica daña el proceso de paz entre Israel y los palestinos, los dirigentes de la organización islamista siguen hablando de acabar con toda forma de normalización de relaciones entre los árabes y los judíos.

El pasado día 2, el líder de Hamás Ismaíl Haniyeh abogó por un “plan integral para desbaratar la normalización” entre Israel y el mundo árabe. “Debemos acabar con la normalización e impedir que ese tumor canceroso haga metástasis sobre el cuerpo de la nación islámica”, aseveró. En efecto, el cabecilla de Hamás está diciendo que su organización, con la ayuda de otros musulmanes, está determinada a combatir los tratados de paz entre Israel y los países árabes.

Resulta evidente que Hamás no ha cambiado ni suavizado su posición sobre Israel. De hecho, lo opuesto es lo cierto. Desde el documento presentado por Meshal en 2017, Hamás ha lanzado miles de cohetes contra Israel y perpetrado docenas de ataques terroristas contra israelíes. Las declaraciones de los líderes de Hamás muestran que disimulan menos que muchos de sus apologetas en Occidente, que sostienen que comprenden a Hamás mejor de lo que se comprende a sí misma.

Los apologetas de Hamás, especialmente los que no hablan árabe, deberían prestar atención a las traducciones para comprender su verdadera naturaleza y lo que dicen sus dirigentes. Quizá eso llevase a algunos a dejar de malinterpretar a la organización islamista y distorsionar los hechos, movidos principalmente, según parece, por el odio a Israel y la negativa a aceptar su presencia en Oriente Medio.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio

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