El verano ya llegó, a lo menos en esta parte del planeta, decía el estribillo de una de esas típicas canciones de esta época del año donde el tiempo es más caluroso. Los viajes turísticos están alcanzando récords desde que se tienen estadísticas a nivel mundial.
Todo el mundo quiere ir a algún sitio, a pasar unos días de descanso, pero especialmente todo el mundo quiere ir a Israel. Por una razón o por otra todo el mundo quiere ir a Israel.
En este tiempo ya nombrado de vacaciones, como popularmente le llamamos, el deseo de cambiar de ambiente genera un movimiento internacional de gentes que van de un lugar a otro con la esperanza de dejar atrás el aburrimiento, la insatisfacción y la rutina de todo el año. La búsqueda de “felicidad” suele relacionarse con tranquilidad, descanso y nuevas experiencias sensoriales, de todo tipo. Las agencias de viajes, las catedrales de los sueños idílicos, nos venden felicidad temporal a precios asequibles que además se pueden pagar en cómodos plazos durante el resto del año.
Los modernos “viajeros del tiempo” quieren trasladarse a otros lugares a muchos años de distancia de su presente realidad. La búsqueda de algo nuevo se ha convertido en el leitmotiv, motivo existencial, de sus vidas ¿Encontraremos algo nuevo que nos haga resurgir de las cenizas de nuestra monótona forma de vida? Si, en Israel con toda seguridad.
Las razones para visitar Israel son muchas tantas como personas la visitan. La entrada al aeropuerto de Tel Aviv ya deja sentir unas expectativas que siempre serán menores que la realidad que nos vamos a encontrar. Un moderno país se abre ante nuestros ojos entornados por la desinformación de la mayoría de los medios de comunicación, que nada tiene que ver con la realidad del moderno Estado de Israel. La visión de unos ojos que se abren sorprendidos ante una inusual experiencia de luz, color, naturaleza viva y gentes de todo el mundo que se desarrolla, en Israel. El tradicional y el moderno Israel conviven en perfecta sintonía que además de abrir nuestros ojos a la realidad del país abre nuestras emociones y sentimientos más arraigados, en nuestro interior.
Un país, el moderno Estado de Israel, que acoge en su seno a unas variadas formas culturales, ideologías y líneas de pensamiento que dibujan un mosaico maravilloso de libertad personal y comunitaria. La libertad solo tiene forma visible en Israel. Una libertad que permite la convivencia, el progreso, los grandes avances y los grandes movimientos intelectuales o artísticos, por citar unos ejemplos, que hacen de Israel un país único en el mundo. Las palabras son muy limitadas para definir a un moderno Israel que en setenta años se ha convertido en un referente mundial de innovación, progreso y bienestar a nivel mundial. Un ejemplo imbatible de avances en todos los campos que se evalúen. La libertad hoy se llama Israel.
Todo el mundo, amigos y enemigos, están deseando ir a Israel, aunque no por las mismas razones como es obvio. Israel es la única esperanza que les queda a aquellos que huyendo de la guerra en Siria se dirigen hacia las fronteras del país con la necesidad de ser libres de las tiranías crueles que anidan en Oriente, de forma particular, sin excluir otras partes del mundo. Todo el mundo, insistimos, quiere ir a Israel.
Todos los caminos llevan a Roma, dicen algunos, lo que sí es seguro es que todos los corazones llevan a Israel. Una casa emocional de libertad y espiritualidad, para todas las naciones. El viaje de tu vida está por descubrir. No postergues la experiencia única de ir a Israel. El verano ya llegó e Israel es el mejor destino turístico, emocional y espiritual que puedas encontrar. Visitar Israel es vivir lo inimaginable ¡Te esperamos!
Por José Ignacio Rodríguez, colaborador especial de United with Israel