Por: Yael Karni
Karen Joelson, que escribió para Breslev Israel bajo el seudónimo “Yael Karni” trágicamente falleció la semana pasada. Este artículo, escrito hace tres años, es un tributo a su bendita memoria…
Hay dos expresiones muy comunes que se emplean para hacer referencia a la relación que tenemos con HaShem: irat shamaim (temor al Cielo) y ahavat HaShem (amor al Cielo).
Lo primero proviene del aspecto de din (juicio) y el otro, del aspecto de jesed (benevolencia). Ambos son necesarios. Tenemos que tomar conciencia de nuestra propia insignificancia en comparación con el Creador del mundo.
Tenemos que ser conscientes de nuestras propias faltas y corregirlas. Pero, por otro lado, tenemos que sentir amor por HaShem y también tenemos que sentir el amor que HaShem siente por nosotros, Su compasión y Su benevolencia, a fin de inspirarnos a alcanzar niveles espirituales superiores. Tal vez por eso es que decimos “temor al Cielo” y no “temor a HaShem”, porque a fin de cuentas el juicio va en segundo plano después del amor. El amor a HaShemes indicio de una relación mucho más cercana con Él, que es la Fuente de toda la realidad. Por eso, podemos decir que el Amor realmente todo lo vence.
Hasta no hace mucho, probablemente por la época en que descubrí las enseñanzas de Breslev, yo sentía que estaba en la “modalidad de juicio” en lo referente a la vida de Torá. Ya desde el comienzo estudié Torá apasionadamente pero a cierta altura me di cuenta de que estaba en un espacio muy restringido.
Me preocupaba mucho la posibilidad de equivocarme en algo, no en forma obsesiva, pero en medida suficiente para que hiciera un poco de introspección. Si bien me habían enseñado que la teshuvá (arrepentimiento) borra todas las faltas pasadas, todavía no lograba verme a mí misma amando a HaShem o a HaShem amándome a mí. También me enseñaron que el amor a HaShem se expresa cumpliendo Sus preceptos, lo cual tenía bastante sentido, pero no obstante, me parecía muy seco desde el punto de vista emocional.
Es por eso que tenía la sensación de que estaba muy desequilibrada en mi servicio de HaShem, que tal vez no era sano tenerle solamente temor a HaShem. Recuerdo una vez que estaba en Israel con una amiga que se había vuelto religiosa y que me dijo que HaShem me amaba. La verdad que esto me sonaba bastante falso, yo no estaba acostumbrada a esa forma de hablar. Me sentía mucho más cómoda con el factor del temor.
También me di cuenta de que en realidad nadie en la comunidad de Torá en la que estudiaba aquí en Londres hablaba del “amor a HaShem”. Tal vez se debía a que nosotros, los ingleses, somos un poco reservados. La verdad es que era bastante vergonzoso hablar así abiertamente de “amar” a HaShem.
O tal vez existía una verdad más profunda que aún tenía que descubrir. O quizás, quizás, con todo el sufrimiento que había sufrido el pueblo judío a lo largo de miles de años, no podíamos creer que HaShem verdaderamente nos amara. Tal vez nos sentimos indignos de Su amor. Tal vez simplemente teníamos que quedarnos atascados en la modalidad de “temor”.
Por la época en la que descubrí a Rabi Najman de Breslev, tomé una decisión que me cambiaría la vida por completo. Ahí fue que me di cuenta de que dado que hay dos modalidades de servir a HaShem entonces ¿Por qué yo no opero en las dos? Y a partir de ese momento empecé a usar el AMOR, dejando el temor de lado por un tiempo. Y entonces sucedió algo muy interesante. No sólo que dejé de preocuparme por ser un fracaso a los ojos de HaShem sino que incluso empecé a cumplir más preceptos. Porque al tomarte el tren del amor llegas mucho más lejos…
Y entonces HaShem me presentó al Rabino Shalom Arush y bueno… ahí ya no paré más. Por primera vez en mi vida hubo equilibrio en mi vida espiritual. Leí todos los libros del Rav Arush y escuché todos los CDs. Ahora cuando oigo hablar del amor a HaShem ya no me suena más falso, porque esas palabras provienen de verdaderos tzadikim cuyo mismo ser expresa el amor a todo el pueblo judío y más allá aún, y ellos no se avergüenzan de hacerlo público. Yo empecé a hablar con HaShem en mi plegaria personal y si bien no siempre me es fácil, el hecho de darle las gracias a HaShem por cada cosa que tengo en la vida incluyendo las situaciones que resultan problemáticas, me transformó el estado emocional, haciéndolo mucho más amplio y expansivo.
El Ramjal (Rabí Moshe Jaim Luzzatto), en su libro El Corazón Entendor, se explaya acerca del rol que tiene el sufrimiento en el plan ulterior de HaShem para la creación y en forma específica para el pueblo judío. Y todo es bueno.
A medida que nos aproximamos a la Era Mesiánica, el Ramjal dice que el mal se va a fortalecer hasta alcanzar su máxima medida, a fin de revelar la Unidad de HaShem y una nueva realidad perfeccionada en la que el sufrimiento será vencido en forma permanente. El Ramjal sugiere que a la luz de estas palabras, nuestra reacción ante el sufrimiento debería ser el silencio, en señal de sometimiento a Su Voluntad. El Ramjal también aconseja que no caigamos en todo tipo de dudas acerca de la bondad y el amor de HaShem hacia nosotros.
Hace unos pocos meses, durante mi plegaria personal, me oí a mí misma diciendo: “HaShem, Te quiero mucho”. No fue algo forzado. Fue algo auténtico. Muy natural. Querido Dios: ¿acaso no llegó ya el momento de que nos unamos todos a Ti?
Fuente: Breslev en español
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