Por Dror Eidar (Israel Hayom 1/5/2014)
Desde la apertura del Mar Rojo nos gusta quejarnos y siempre nos gustará hacerlo, pero sería bueno observar los datos. ¿Cómo estábamos en 1984 y dónde estamos hoy? Saben que tenemos un montón de cosas para sentirnos orgullosos.
1. En honor al cumpleaños 69°, he aquí algunos datos sobre esa maravilla económica que es el Estado de Israel. Nuestros sabios nos enseñan el valor de la gratitud. Mi amiga de Facebook, la talentosa escritora Galit Distel Atbarian, recordó en el Día de la Independencia al comediante Louis C.K., quien habló sobre la gente que se sienta en el avión, que no es otra cosa que un enorme caño entre el cielo y la tierra, y así, al igual que las aves, se mueve de un continente al otro mientras que los que les interesa a ellos, a esa gente, es que no están recibiendo la bolsita de cacahuetes junto a la bebida. Así es nuestra relación con el estado en el que vivimos. Israel es un “milagro visible como un avión que corta el cielo”.
De hecho, las quejas y la desesperación sobre “la situación” llegaron inmediatamente con nuestro nacimiento, en la salida de Egipto. Masas de esclavos que acababan de salir de su cárcel, le gritaban a Moisés: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! (Número 14:11)”, y encima le criticaban, por qué nos ha complicado con aquel imperio, destruyendo las relaciones con los faraones. “¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?”, y luego vino la apertura de las aguas del Mar Rojo, y tampoco ese sensacional milagro no ayudó y desde entonces y hasta hoy nosotros disfrutamos quejándonos.
Así que he aquí que presentamos algunas razones para el optimismo. Por supuesto, hay margen para la mejora y la reparación, pero debemos ver dónde estábamos hace 30 años y donde estamos ahora. Los datos han sido recogidos por la empresa “la inmunización financiera” bajo la dirección del Dr. Adam Reuter.
2. Bueno, en el año 1984 la población de Israel llegaban a 4,1 millones de habitantes y 30 años más tarde se duplicó a 8,2 millones. Las habitaciones por persona ha ascendido en esta época en un 37%. El número de vehículos en 1984 era de 157 autos cada 1000 personas mientras que en el año pasado la cifra se ubicaba en los 364 vehículos cada 1000.
El PNB actual es de 307 billones de dólares, pero hace 30 años llegaba al 30 billones de dólares – ¡un aumento de más del 900%! El PIB en 1984 llegaban a los 7.000 dólares por ser humano y en la actualidad subió a 36.000 dólares, un aumento de más del 400%.
En 1984 las reservas de moneda extranjera de Israel llegaba a los 3 billones de dólares y 30 años más tarde, las reservas subieron a 90 billones – una indicación de la estabilidad financiera. La deuda pública de entonces era del 280% del PIB nacional, mientras que en 2014 disminuyó en un 66% del PIB. El gasto en defensa era del 20% del PIB en 1984 y hoy llega al 5% y sigue bajando. La presión fiscal era del 45% y en 2014 se redujo al 32%. La ayuda de los Estados Unidos era del 10% del PIB nacional y, en la actualidad, ¡se sitúa en el 1%!
En 1984 la exportación israelí llegaba a los 10 billones de dólares, y 30 años más tarde las exportaciones alcanzaron los 96 billones anuales. ¡Un aumento de 860%! En 1984 las exportanciones en alta tecnología llegaba a 1 billón de dólares y en 2014 la cifra se situó en 37 billones de dólares, un incremento del 3.700%. No está mal. El déficit público costaba el 17% del PIB nacional y hoy requiere solamente el 3%; una disminución de 82 por ciento.
El 75% de la economía en 1984 estaban empleados en el sector público y en la actualidad solamente el 43%. La tasa de empleo de las mujeres era entonces del 34% y en 2014 saltó a un 54%.
El control gubernamental del mercado de capitales se redujo de ser un 85% en 1984 a ser un 27% actualmente. Los intereses bancarios anuales se situaban en 1984 en un 770% y la inflación llegaba al 450% anual; y en 2014 se estabilizó la tasa de interés en un 5% y la tasa de inflación anual fue del uno por ciento. Por cierto, el gasto nacional en Investigación y Desarrollo (I+D) ha aumentado en 30 años en más del 220%.
En 1984 no se producía en Israel energía desde fuentes independientes, y en la actualidad el 38% de nuestra energía proviene de fuentes independentes y nos dirigimos hacia una independencia energética completa. No teníamos entonces agua desalinizada, y 30 años después, más de 40% del consumo de agua proviene de agua desalinizada producida desde centrales que construimos.
3. En los últimos cinco años, la tasa de crecimiento acumulado de Israel fue de aproximadamente el 21% – el segundo más alto entre los 34 países que conforman la OCDE. Según un estudio realizado por la británica “The Economist” que tenía como objetivo mostrar en que paises sería mejor cómo un adulto en el año 2030 en términos de salud, prosperidad y seguridad personal – Israel se ubicaba en el puesto 20 en el mundo siguiendo la pregunta “¿en dónde vale la pena nacer?” antes de Gran Bretaña, Francia, Italia e incluso Japón.
La cifra económica más importante, que predice el crecimiento futuro es el porcentaje de jóvenes de 20 a 34 años entre la población total. Se trata de la población que trabaja más duro y que produce la mayor demanda por parte de los consumidores, debido a la creación de nuevas familias en esa etapa de la vida. Israel ha sido bendecida con una población muy joven, más que en la mayoría de los países de la OCDE (alta fertilidad en Israel, incluso entre la población secular, que es lo más inusual en el mundo occidental, gracias a Dios). En las próximas décadas crecerá la población de este grupo etario aún más. Según un informe de la CIA, el índice de mortalidad de Israel es el segundo más bajo entre los 34 países de la OCDE y uno de los más bajos de todo el mundo. Por no hablar de la inmigración permanente hacia Israel, en donde cada año llegan decenas de miles de judíos al país.
Según “The Wall Street Journal,” Israel es el segundo pais a nivel de su educación mundial, detrás de Canadá y antes de Japón. De los 64 mil estudiantes matriculados que había en 1984, llegamos hoy a 306.000. Que hayan muchos más.
Israel ocupó el primer lugar entre las 148 economías en su capacidad de innovación, el segundo lugar en espíritu empresarial y el tercer puesto mundial en innovación. En los últimos 20 años la economía israelí creció en alrededor de 180%, mientras que la población aumentó sólo en un 45%.
De acuerdo al Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (IDH) Israel está en el puesto 19, antes de Bélgica, Austria, Francia y Finlandia, por ejemplo. El Índice de Desarrollo Humano hace un promedio en la expectativa de vida, educación y los ingresos, y comprueba el estado de bienestar.
Y concluimos con un dato interesante. La encuesta “Happiness Index” (Indice de Felicidad) encontró que los israelíes están entre los más felices en el mundo occidental: el sexto lugar entre los países de la OCDE y el 11º lugar entre los 156 países del mundo.
Admito que después de años de vivir expuestos a difamaciones contra Israel y después de una elección en donde se nos ha dicho cien veces al día lo mal-mal-mal que se vive aquí, resulta difícil aceptar estos datos. Por lo que debemos memorizar los datos, para producir un suero inmunológico que nos proteja del veneno de la desesperación. Así podremos seguir a Josué Bin Nun y a Caleb Ben-Iefune quienes, no como el resto de los espías, supieron ver “que se trataba de una muy, muy buena tierra”.
Estas cifras indican dónde estábamos hace 30 años. La verdad es que el índice correcto para hacer una comparación se debe hacer preguntándonos donde estábamos hace 70 años, en 1945. Entonces… “Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti” (Isaías 60).
Fuente: Hatzad Hashení