Una combinación de ultrasonido y nanoburbujas permite que los tumores cancerosos sean destruidos, eliminando la necesidad de tratamientos invasivos.
(Comunicado del portavoz de la Universidad de Tel Aviv)
Una nueva tecnología desarrollada en la Universidad de Tel Aviv, hace posible la destrucción de tumores cancerosos de una manera selectiva, mediante una combinación de ultrasonido y la inyección de nanoburbujas en el flujo sanguíneo. Según el equipo de investigación, a diferencia de los métodos de tratamiento invasivos o la inyección de microburbujas dentro del propio tumor, esta última tecnología permite la destrucción del tumor de una manera no invasiva.
El estudio fue realizado bajo la dirección del estudiante de doctorado Mik Bismuth del laboratorio de la Dra. Tali Ilovitsh del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Tel Aviv, en colaboración con el Dr. Dov Hershkovitz del Departamento de Patología. También participó en el estudio, la Prof. Agata Exner, de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland. El estudio fue publicado en la revista Nanoscale.
La Dra. Tali Ilovitsh, señala: “Nuestra nueva tecnología lo hace posible, de una forma relativamente simple, inyectar nanoburbujas en el flujo sanguíneo, que luego se concentran en el área del tumor canceroso. Tras ello, utilizando un ultrasonido de baja frecuencia, explotamos las nanoburbujas y por consiguiente, el tumor”.
Los investigadores explican que actualmente, el método predominante de tratamiento del cáncer es la extirpación quirúrgica del tumor, en combinación con tratamientos complementarios como la quimioterapia y la inmunoterapia. El ultrasonido terapéutico para destruir el tumor canceroso es una alternativa no invasiva a la cirugía.
Este método tiene tanto ventajas como desventajas. Por un lado, permite un tratamiento localizado y focalizado; el uso de ultrasonido de alta intensidad puede producir efectos térmicos o mecánicos al suministrar una poderosa energía acústica a un punto central con una elevada precisión espacio-temporal. Este método ha sido utilizado para el tratamiento eficaz de tumores sólidos en el interior del cuerpo. Además, permite tratar a pacientes que no son aptos para la cirugía de resección del tumor. La desventaja, no obstante, es que el calor y la alta intensidad de las ondas de ultrasonido pueden dañar los tejidos próximos al tumor.
En el estudio actual, la Dra. Ilovitsh y su equipo trataron de superar este problema. En el experimento, en el que utilizaron un modelo animal, los investigadores pudieron destruir el tumor al inyectar nanoburbujas en el flujo sanguíneo (contrariamente a lo que había sido utilizado hasta ahora, que era la inyección local de microburbujas en el propio tumor), en combinación con ondas de ultrasonido de baja frecuencia, con mínimos efectos no deseados.
La Dra. Ilovitsh afirma: “La combinación de nanoburbujas y las ondas de ultrasonido de baja frecuencia proporciona una focalización más específica en el área del tumor, y reduce la toxicidad no deseada. La aplicación de la baja frecuencia a las nanoburbujas genera su inflamación y explosión extremas, incluso a baja presión. Esto permite realizar la destrucción mecánica de los tumores, a umbrales de baja presión. Nuestro método tiene las ventajas del ultrasonido, en el sentido de que es seguro, rentable y clínicamente disponible, y además, el uso de nanoburbujas facilita la localización de los tumores porque pueden ser observados con la ayuda de imágenes de ultrasonido”.
La Dra. Ilovitsh, agrega diciendo que el uso de ultrasonido de baja frecuencia también aumenta la profundidad de la penetración, minimiza la distorsión y la atenuación, y amplía el punto focal. “Esto puede ayudar en el tratamiento de los tumores que están localizados profundamente en el cuerpo, y además, facilitar el tratamiento de tumores de un volumen mayor. El experimento fue realizado en un ratón modelo con tumor de cáncer de mama, pero es probable que el tratamiento también sea eficaz con otros tipos de tumores, y en el futuro, también en los humanos”.
Keren Primor Cohen, Directora General de Ramot, señala: “La empresa de transferencia tecnológica Ramot, de la Universidad de Tel Aviv, implementó diversas patentes para proteger esta tecnología y su aplicación. Creemos en el potencial comercial de esta tecnología innovadora en el tratamiento del cáncer y estamos en contacto con diversas compañías líderes en Israel y en el exterior, a fin de promocionarlo”.