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A pesar de su connotación generalmente negativa, los parásitos pueden tener un efecto positivo sobre la biodiversidad y un rol clave en su mantenimiento.

(Comunicado de la portavoz de la Universidad de Tel Aviv)

Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv revela que la presencia de parásitos en la naturaleza no es necesariamente negativa, y a veces, incluso, ayuda a los animales a sobrevivir. El equipo de investigadores explica: “Pensar acerca de los parásitos, habitualmente trae connotaciones negativas, como “¿acaso dañan a su anfitrión? O ¿cuán dañados resultan aquellos que los portan? En nuestro estudio hemos demostrado que los parásitos, en realidad, pueden tener un efecto positivo en la estructura de un ecosistema, y que pueden desempeñar un rol clave en el diseño del hábitat y en el mantenimiento de su diversidad biológica”.

El estudio fue llevado a cabo bajo la dirección de la profesora Frida Ben-Ami y la Dra. Sigal Orlansky de la Escuela de Zoología y el Museo de Historia Natural Steindhart, de la Universidad de Tel Aviv. El estudio fue publicado en la revista Frontiers in Microbiology.

Los investigadores explican que en un ecosistema saludable, hay usualmente una amplia variedad de especies viviendo unas junto a otras. Las especies relacionadas están en condiciones de existir en el mismo hábitat siempre que influyan y sean influenciadas de un modo diferente por los recursos naturales y los depredadores. Sin una separación y un equilibrio adecuados entre esas especies, no pueden convivir, una de las especies será impulsada a la extinción por la otra. Este principio es denominado “principio de exclusión competitiva”, también conocido como ley de Gause.

La Dra. Sigal Orlansky agrega: “Los parásitos y los patógenos son una parte integral de todo ecosistema. A pesar de su mala reputación, los parásitos desempeñan un rol clave en la configuración de la dinámica de la población, la estructura de la comunidad y la biodiversidad, gracias a su influencia sobre el equilibrio entre las especies en ese ecosistema”.

La investigación se realizó con pequeñas pulgas de agua Daphnia, que en Israel pueden ser halladas principalmente en estanques de invierno. Las pulgas Daphnia tienen alrededor de tres milímetros de longitud, se alimentan de algas y bacterias unicelulares y sirven de alimento para los peces. Visto y considerando que las piscinas de invierno son hábitats cerrados, la competencia entre diferentes especies es particularmente significativa en su efecto sobre la diversidad biológica en la piscina. Las especies acuáticas que viven en estanques de invierno no pueden salir o migrar a algún sitio independientemente, de modo que los resultados de la competencia son fundamentales para su supervivencia. Como la mayoría de los animales, estas especies también son anfitrionas o portadoras de parásitos y resulta raro encontrar una especie que sea casi completamente resistente a los parásitos.

Según la profesora Ben-Ami, “en la población de pulgas de agua en Israel, hemos hallado una especie denominada Daphnia similis, cuyo apodo en el laboratorio es “Súper Daphnia” debido a su resistencia casi completa a los parásitos. Sin embargo, esta “Súper Daphnia” no se convierte en la especie de Daphnia dominante en los estanques. La más común de las especies es, en realidad, la Daphnia Magna, que es altamente vulnerable a una amplia variedad de parásitos”. .

A fin de comprender por qué la inmunidad inmunológica no constituye un trampolín para una amplia distribución en el estanque, los investigadores han establecido un microcosmos en el laboratorio, en el cual las dos especies compartían el mismo hábitat en presencia o ausencia de parásitos. Los resultados mostraron que en un hábitat libre de parásitos, la especie sensible a los parásitos, que es la especie de Daphnia más común en la naturaleza, es la que ganó la competencia, incluso forzando la desaparición de la “Súper Daphnia” resistente a los parásitos. No obstante, en hábitats con parásitos, la supervivencia de las Daphnias sensibles a los parásitos disminuyó significativamente y se estableció la población de “Súper Daphnias”, lo que demuestra un entorno donde la coexistencia entre las dos especies es posible mediante la mediación de los parásitos.

La Dra. Sigal Orlansky, afirma: “Los resultados de estos experimentos destacan el importante rol de los parásitos en la configuración de la biodiversidad, ya que los parásitos pueden mediar la competencia entre las especies de Daphnias. Esta competencia permite la coexistencia de una especie, que de hecho, es resistente a los parásitos, pero carece de capacidad para competir, y sin parásitos, probablemente se extinguiría, al compartir el mismo hábitat con la especie de Daphnia más común en Israel, la Daphnia Magna, que si bien es sensible a los parásitos, es muy competitiva. Nuestra investigación muestra que la coexistencia de estas dos especies de Daphnia sólo es posible a través de la mediación de un parásito.

La profesora Ben-Ami hace hincapié en que los resultados de estos experimentos tienen significativas implicaciones para obtener una mejor comprensión de los sistemas en los cuales coexisten las especies sensibles a los parásitos y las menos sensibles. Estos resultados pueden ayudar a guiar los esfuerzos para hacer frente a las invasiones biológicas e incluso ayuda a reducir la amenaza para las especies en peligro de extinción.