Me gustaría compartir una historia…una gran historia, una historia que me llena de orgullo, una historia sobre la bondad de las personas, una historia que recordaré toda la vida.

Hace un par de semanas, recibimos una llamada comunicándonos el fallecimiento de una mujer en Las Palmas de Gran Canaria, llamada Hilde Nathan. No la conocíamos o eso creíamos en un primer momento. En esta comunicación se nos transmite que esta señora era residente en nuestra ciudad, nacida en Alemania, de nacionalidad Americana pero que no tenía familia. Se trataba de una superviviente del Holocausto.

Se nos comunica que era judía, y se nos pedía que nos hiciéramos cargo de ella para poder ser enterrada según nuestras tradiciones, pero había un gran problema…no tenía recursos. Había que buscar una solución y moralmente no podíamos negarnos a colaborar, la beneficencia se iba a hacer sino cargo de ella, sin saber cuál sería su destino final, y esto no entraba en nuestros planes. Es por ello que aceptamos nuestro cometido, empezamos a buscar financiación a través de varias instituciones y de nuestro propio entorno. Tras un duro trabajo, fuimos capaces de conseguirlo. Al ver una fotografía de su Pasaporte, nos percatamos, que en realidad si la conocíamos, la solíamos ver una vez al año durante nuestras Pascuas pero no conocíamos su historia. El entierro se iba a celebrar dos días más tarde.

La noche antes del entierro, fuimos a velar a la difunta, al no tener familia, sentíamos la necesidad de mostrar nuestro respeto hacia ella y no dejarla sola en esta última etapa de su camino. Es aquí cuando esta historia se vuelve aun más extraordinaria, como si ya hubiera estado todo escrito y que el destino jugara un papel fundamental. En el velatorio, conocemos a una mujer que había trabajado para Hilde, cuidándola en sus últimos años de vida.

Hablando con ella, descubrimos que Hilde le había hecho hacer a esta mujer, unas fotografías de una agenda, donde había unos números de teléfono de Israel, de una funeraria, a la que había que contactar en caso de deceso, se supone que ella había comprado anteriormente una tumba en Israel donde ser enterrada, y además al lado de donde se encuentra su madre. Nosotros teníamos conocimiento de esa información pero no disponíamos de datos que certificaran este hecho por lo que no disponíamos de los medios para poder llevar a cabo su traslado, tal y como era su último deseo.

Tras visionar esas fotografías, realizamos unas llamadas y averiguaciones a través de un buen amigo en Israel, y nos confirman que efectivamente Hilde había comprado el lugar donde descansar en paz en Tierra Santa. Ahora se presentaba otro dilema, ¿Cómo la llevamos? Estaba todo programado ya para el día siguiente, parecía un imposible pero si habíamos logrado el mismo objetivo pero a menor escala, no perdíamos nada por buscar más financiación para poder trasladarla. Sólo teníamos de plazo hasta el día siguiente a la hora del entierro y así que nos pusimos manos a la obra. Desde primera hora de la mañana siguiente empezamos una nueva ronda de llamadas a instituciones, familiares y conocidos, exponiéndoles el caso, mostrándoles la necesidad de cumplir el último deseo de Hilde, una autentica heroína, superviviente de la mayor atrocidad de la historia de la Humanidad.

Desde la primera llamada hasta la última, nos sorprendió positivamente la enorme solidaridad y generosidad de la gente a la que contactamos. Al cabo de 4-5 horas habíamos conseguido recaudar los fondos suficientes para cumplir su deseo y nuestra emoción era desbordante. Cabe mencionar, una de las llamadas que realicé, a Nueva York, la persona al otro lado del teléfono no me conocía absolutamente de nada, ni yo a él tampoco, le expuse el caso, y desde el primer minuto hubo predisposición absoluta a colaborar, no me lo podía creer! Sólo por el hecho de ser judío, este hombre se sentía con la obligación de ayudar a una superviviente del Holocausto a cumplir su última voluntad, y así fue. A los 10 minutos ya había realizado una donación bastante generosa para la causa. Yo me quedé sin palabras…La voz se corrió como la pólvora y las muestras de generosidad totalmente desinteresada llegaban a mi teléfono sin cesar, lo que hacía que me inundaran unos sentimientos de incredulidad primero pero después de emoción, gratitud y agradecimiento. Sentía que estábamos realizando una gran acción y que todo el mundo se estaba volcando en ello.

Tras todo ello, anulamos definitivamente el entierro aquí en Las Palmas y nos pusimos a trabajar para gestionar todo el traslado. Esto nos llevó bastantes días por temas burocráticos pero finalmente lo conseguimos y Hilde descansa ya hoy por fin en Israel, en paz.

Pero esta generosidad no acaba aquí, hoy asistieron en Tel Aviv, cientos de personas, gente que tampoco conocía a nuestra querida Hilde. La solidaridad de la sociedad israelí es digna de admirar.

La noticia de su llegada tuvo una gran repercusión mediática dadas las circunstancias excepcionales del caso. Gracias a United with Israel, los medios se hicieron eco de la noticia y Hilde Nathan tuvo un entierro digno, estando acompañada en su último adiós , recuperando esa dignidad perdida en los campos de concentración.

En un mundo plagado de catástrofes, guerras y falta de valores, todo lo acontecido en estos últimos 12 días, me da una lección de que aun existe bondad en las personas, de que si hay predisposición se puede realizar cualquier cosa que nos propongamos.

Sólo me queda agradecer a todos los que han hecho que esto haya sido posible.

GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS

Por: Salomón Sananes