כימי צאתנו מארץ מצרים הראנו נפלאות
Hoy, 28 de Iyar, celebramos Yom Yerushalayim, el día que Jerusalem luego de 1899 años, regresó a nuestras manos. Este año, 2021, marca el 54 aniversario de este glorioso día.
Como lo estuvimos explicando la semana pasada, los eventos que tuvieron lugar en la guerra de los Seis Dias deben ser vistos como milagros de proporciones Bíblicas. Uno de estos hechos providenciales fue que, contra toda lógica, el rey Hussein de Jordania decidió unirse a Egipto en la guerra contra Israel. Durante el DIA UNO de la guerra, 5 de junio, 26 de Iyar por la mañana, Israel ya había destruido casi todos los aviones de guerra Egipcios y había dejado fuera de operación todos sus aeropuertos y bases militares. Y milagrosamente la fuerza aérea de Israel quedó prácticamente intacta. Israel ya le había pedido reiteradas veces a Jordania que no se uniera la guerra. Israel afirmó que si Jordania no atacaba, Israel no atacaría a Jordania. Pero contra toda lógica militar y política esa mañana alrededor de las 9.30 Jordania comenzó su ataque contra la parte Oeste de Jerusalem, donde vivían los judíos. Aclaremos que en ese entonces Jerusalem estaba dividida. La parte Oeste pertenencia a los judíos y la parte Este, incluyendo la Ciudad Vieja, el Muro de los Lamentos, etc. le pertenecía a Jordania. Y a los judíos les estaba prohibido el acceso a la ciudad vieja y al Muro de los Lamentos, el Kotel haMaarabí.
MANTENER LA CALMA
La reacción de Israel al ataque jordano fue, al principio, muy moderada… Israel estuvo dispuesta a tolerar estos ataques, razonando que solo se trataba de una demostración simbólica de fuerza para ayudar moralmente a los egipcios. Pero el ataque de Jordania se hizo más intenso. La fuerza aérea jordana bombardeó a la población civil judía, escuelas y hasta el hospital Hadasa. Los comandantes del ejercito israelí que no querían escalar la situación no tuvieron otro remedio que reaccionar y defenderse. A las 12.45 las bases aéreas militares de Jordania fueron destruidas y todos los aviones jordanos quedaron inoperables. Lo mismo ya había hecho Israel con las bases areas de Siria e Iraq. De alguna manera, la guerra de los 6 días fue «la guerra de 6 horas». Entre las 8.00 de la mañana y las 2.00 de la tarde, la guerra había sido decidida en favor de Israel que ya había inutilizado TODA la fuerza aérea de los países árabes agresores. Una vez terminado el problema de los aviones lo que le quedaba a Israel era enfrentarse en tierra. A diferencia del ejército egipcio, los jordanos estaban muy cerca y les era fácil acceder y aprovisionarse. Pero gracias al milagroso bajísimo costo de las operaciones contra los aeropuertos militares egipcios, Israel pudo re-asignar 3 brigadas de paracaidistas para defender Jerusalem. Insisto en usar la palabra «defender» porque en ese momento todo el mundo rezaba por el milagro de «sobrevivir» el ataque concertado de 4 países árabes. NADIE, en su sano juicio, pudo imaginar antes de la guerra que Israel podría conquistar territorio enemigo, y mucho menos la ciudad vieja de Jerusalem…
DE LA DEFENSA AL ATAQUE
La batalla más sangrienta de la guerra de los Seis Días fue también la batalla más dura en la historia del conflicto Arabe Israeli. Esta batalla tuvo lugar el SEGUNDO DIA de la guerra de los Seis Días, en Giba’t haTajmoshet (Ammunition Hill), donde Israel enfrentó a las legiones jordanas. Duró varias horas y cobró numerosas vidas. Pero Israel obtuvo la victoria. Parte de la razón por la que esta batalla resultó tan difícil fue que el ejército de Israel no usó el apoyo aéreo del que disponía para no causar bajas civiles y no destruir las múltiples estructuras religiosas que abundan en Jerusalem.
Al otro día, el TERCER DIA de la guerra, el 28 de Iyar, la situación se revirtió 180 grados. Israel pasó a la ofensiva. El primer ministro israelí Levy Eshkol autorizó el ingreso de las tropas Jerusalem Oriental pero se apuró a aclarar: “Vamos a avanzar hacia la ciudad vieja pero una vez que termine la guerra debemos abandonar Jerusalem”. Era como si los líderes militares y politicos de Israel tuvieran miedo de triunfar. O vergüenza. “El mundo”, decían los líderes, “particularmente el Vaticano, no permitirá que los judíos custodiemos los lugares santos de los cristianos”. Era como si la historia de los espías enviados por Moshé a explorar la tierra de Canaan se estuviera repitiendo. Esos esclavos recién liberados que cargaban con generaciones de esclavitud sobre sus hombros, se veían a sí mismos «como langostas frente a gigantes», incapaces de conquistar y triunfar. Los judíos, que cargábamos en nuestras espaldas con 20 siglos de persecución y humillación no estábamos preparados mentalmente para recuperar Jerusalem. No estaba en los planes de nadie. Sólo en los planes Divinos…
UN REGALO DEL CIELO
Entonces sucedió lo impensado: los soldados de Israel entraron a la Ciudad Vieja y la conquistaron casi sin resistencia de los jordanos. A las 10.00 de la mañana del 28 de Iyar, la batalla por Jerusalem ya había sido ganada. El comandante Mordejai Gur repitió dos veces las icónicas palabras que se hicieron historia: HAR HABAYIT BEYADENU , HAR HABAYIT BEYADENU. «El Monte del templo está en nuestras manos.
Pero, ¿cómo se explica que el rey jordano Hussein cometió ese enorme error de juicio e ingresó a una guerra que ya estaba perdida? Tal como había ocurrido 3500 años atrás, cuando el arrogante faraón egipcio no quiso admitir su derrota luego de las primeras plagas y terminó arrastrando a su pueblo hacia el desastre, en 1967, a pesar de estar siendo aplastado por Israel, el presidente egipcio Nasser informaba por radio Cairo que «Egipto estaba derrotando a Israel». Y fue entonces que Hussein, el rey de Jordania, decidió intervenir. Es como si HaShem hubiese endurecido el corazón de nuestros enemigos para «regalarnos» nuestra querida Yerushalayim. Si el rey jordano, no hubiera decidido salir a la guerra contra Israel, en teoría, la ciudad vieja, el muro de los lamentos y toda Jerusalem Oriental estaría todavía en manos de Jordania.
UN ERROR IMPERDONABLE?
Pero en la confusión del inesperado triunfo, creo que los judíos cometimos un gran error. Los jordanos ya habían capitulado, se habían retirado vencidos y el gobernador jordano de Jerusalem le entregó las llaves de la ciudad vieja a los judíos. Esto incluía el acceso al MONTE DEL TEMPLO, el sitio del Bet HaMiqdash, «el lugar mas Santo de la Tierra Santa» para los Yehudim. Durante casi 2000 años estuvimos rezando por recuperar nuestro Templo, y ahora HaShem lo estaba entregando en nuestras manos. Pero, inexplicablemente, en lugar de instalarse en el Monte del Templo, HAR HABAYIT y rezar allí, los Yehudim, incluso los rabinos, corrieron todos instintivamente a rezar al muro de los lamentos y dejaron el Har HaBayit… ¿Por qué desaprovechamos esa oportunidad? ¿Fue un error humano? ¿Una subestimación de la importancia del Bet haMiqdash de parte de los generales que en su mayoría eran laicos? (ver esta entrevista de radio y articulo donde el profesor Mordejai Kedar se refiere al controversial papel de Moshe Dayan en el tema del Har HaBayit. / Ver también aquí )? O quizás todavía no era el momento de tener el Bet haMiqdash, y HaShem intervino en el juicio de nuestros líderes y no les permitió ver la oportunidad de recuperar nuestro Bet haMiqdash…. es posible que desde una perspectiva histórica aun sea muy pronto para saber la respuesta a este interrogante…
Mientras tanto, los Yehudim de esta generación BARUJ HASHEM disfrutamos de un privilegio que nuestros antepasados nunca pudieron haber soñado : tener nuevamente YERUSHALAYIM, nuestra capital, la ciudad donde la tierra se encuentra con el cielo.
הודו לה’ כי טוב כי לעולם חסדו