Por. Rab Yosef Bitton
JUDÍOS Y JUDIADAS
La palabra «yehudí» equivale en español a «judío». Pero en cuanto a su función, estos dos términos a veces son opuestos: «Yehudí» es un título honorífico, como explicaremos hacia el final de este artículo, mientras que la palabra «judío» en varias culturas gentiles, tiene una connotación muy negativa. Comencemos por esto último. Por siglos, el idioma español no se pudo liberar de los prejuicios antisemitas. El uso coloquial de la palabra «judío» demuestra la profundidad de ese sentimiento destructivo. Los diccionarios españoles, hasta 1983, si no me equivoco, definían «judío» como «avaro», «usurero». Y lo peor era otra palabra, menos usada en la modernidad, pero con más peso discriminatorio: «judiada». La definición del diccionario era «acción inhumana». Increíblemente, y a pesar de los malabarismos intelectuales que hacen algunos lingüistas para defenderla (ver aquí) , la real academia española todavía preserva esta definición, aunque un poco más suavizada. Hago Copy & Paste: «Judiada» 1.f coloq. Mala pasada o acción que perjudica a alguien».
MI BUENOS AIRES QUERIDO
En mi Buenos Aires natal esto se podía ver muy claramente. Hace unas décadas (no estoy seguro si esto continúa, pero no me extrañaría) muchas veces recibí un grito despectivo desde un camión o una motocicleta. ¿Qué me gritaban para insultarme? «¡judíoooo!». Nuevamente, no tenían que gritar «judío de esto» o «judío de lo otro», en el vocabulario español del antisemita la palabra «judío», sin ningún otro agregado, cargaba por sí misma la connotación de un buen insulto, y no pensaban que hacía falta ningún epíteto adicional. La historia negativa de esta palabra no comenzó en Buenos Aires. Ni en el siglo XX. Los primeros cristianos al principio se referían a los judíos como hebreos (como “Epístola a los Hebreos»), pero luego la iglesia prefirió referirse a nosotros como “judíos”. ¿Por qué? Por la asociación despectiva entre el patronímico “judío” y “Judas”, quien según el nuevo testamento fue el hombre que traicionó a Yeshu. Así, cada vez que se referían a un judío, o decían la palabra «judío», inmediatamente lo asociaban con la traición y el deicidio, lo que naturalmente inspiraba el desprecio y el odio. En algunos lugares de España—por ejemplo Melilla, el lugar de nacimiento de mi esposa—los judíos se llamaban a sí mismos “hebreos”. Es posible que lo hacían para protegerse, o tratar de minimizar la connotación demonizante que el término “judío” inspiraba (¿inspira?) en la mente de muchos hispano-parlantes que cargan con 15 siglos de antisemitismo sistematizado en sus subconscientes.
¿YEHUDI O ISRAELI?
Veamos ahora la palabra judío en hebreo. El patronímico que significa: perteneciente a «Yehudá» se dice «Yehudí».
Pero no es la primera ni la única palabra para definir al pueblo judío. El patronímico bíblico más antiguo ha sido «Israel», como bené Israel, es decir, el pueblo que desciende de Yaakob (también llamado Israel). ¿Por qué Israel / Yaakob? Porque pese a los conflictos entre Yosef y los hermanos, al final todos los hijos de Jacob terminaron unidos y crearon un solo pueblo con 12 tribus. A diferencia de los hijos de Abraham, por ejemplo, o los hijos de Ytsjaq (Yishmael y Esav) que no formaron «tribus» sino «naciones» diferentes.
En realidad hay otro patronímico que también menciona la Torá: «hebreo», que originalmente significa, «el que viene del otro lado [del río]». La primera vez se menciona en referencia a Abraham, pero también a Yosef y a sus descendientes.
Creo que en la Tora, la mayoria de las veces, la palabra «hebreo» tiene la connotación de «extranjero». Abraham no nació en Israel: llegó como imigrante a Israel por mandato Divino. Y me parece que esta palabra es la que los no-judíos usaban para referirse a los judíos. Así llamaba el Faraón a los judíos, por ejemplo. 800 años más tarde, el profeta Yoná se refirió a sí mismo como «Ibri Anoji», «soy hebreo», pero estaba presentándose a los marineros no-judíos que estaban indagando su identidad.
¿DÓNDE APARECE LA PALABRA JUDIO?
Luego de la muerte del rey Salomón, alrededor del año 900 antes de la era común, el reino de Israel se dividió en dos: por un lado, se estableció el reino de Yehudá con su capital, Jerusalem, que continuó la dinastía del rey David, y, por otro lado, el reino de Israel, también conocido como las 10 tribus, con su capital en Shomrón. Alrededor del año 720 a.e.c., el imperio Asirio invadió y destruyó Shomrón y asesinó o exilió a sus ciudadanos, llevándolos como prisioneros de guerra, esclavos, a su reinado, donde por la fuerza los asimiló (Sanjerib bilbel et haumot). Lo que quedó del pueblo de Israel fue el reinado de Yehudá, llamado en español «Judea». Desde ese momento, entonces, los israelitas adquirieron el nombre de Yehudim o judíos. Uno de los ejemplos más famosos del uso de este epíteto está en Meguilat Esther, donde repetidas veces a Mordejai, y al pueblo judío en general, no se lo llama Hebreo o israelita, sino yehudí o yehudim.
YEHUDI = AGRADECIDO
Si vamos un poco más atrás, el origen de este nombre lo encontramos en la Parashá de esta semana: Vayetsé. Jacob y Leá ya tenían 3 hijos, que era más de los que ella esperaba. Cuando nace su cuarto hijo, Leá desbordó de alegría y en una señal de gratitud llamó a su hijo Yehudá, que significa «agradezco a Dios». Efectivamente, el nombre Yehudá deriva de la raíz hebrea YDH (י.ד.ה o ו.ד.ה ) que es la raíz de una de las palabras más conocidas en hebreo: TODÁ, que significa gracias. Recordemos que esta es la primera vez que un ser humano «agradece» explícitamente a Dios. Cada vez que Leá mencionaba el nombre de su hijo, inmediatamente recordaba que estaba agradecida a Dios.
La palabra Yehudí, es el patronímico de Yehudá. ¿Y qué significa esto? Para mí es muy claro: YEHUDI es aquel que recuerda permanentemente a Dios: es el individuo, hombre o mujer (¡recordemos que primero fue una mujer!) que se conecta con Dios no solo cuando necesita a Dios, sino, por sobre todo, para agradecerle a Dios. No en vano, la primera palabra de nuestro Siddur, la palabra que decimos cada mañana al abrir los ojos es «MODE» (ANI LEFANEJA) «Te agradezco» Dios por … estar vivo. Es un gran privilegio que nuestro nombre, nuestra identidad, refleje esta noble y hermosa actitud de estar agradecidos a Dios por todo lo que tenemos .