(shutterstock)

El mundo es dinámico, si no lo fuera, la vida no podría ser posible, pues una condición de la vida es la adaptación y el movimiento. Y así como la vida, también lo es el hombre.

Fuente: Aranza Gleason, Enlace Judío

Siempre estamos en constante cambio, siempre estamos creciendo. Como se dice popularmente, todo lo que no se usa se hecha a perder. Aún así, es importante reconocer que aunque el cambio es constante también lo que prevalece es básico para la existencia, “innovación y sedimentación” le llamaría Ricoeur. Nuestras células se renuevan todas cada 24 horas sin embargo, el ADN que replican es el mismo. Hay cambio, pero hay constancia, somos otros y somos los mismos de forma simultanea.

Hoy nos encontramos en el mes de elul dentro del calendario judío. Empieza lo que conocemos como la temporada de “teshuva”, de arreglo, mejora y cambio. Nos preparamos para Rosh Hashaná, Yom Kipur y Sucot tres de las festividades más importantes en el mundo judío. En general se habla de que es el tiempo del año en que D-os llama al hombre a verse a sí mismo. A evaluar su propio crecimiento y a relacionarse nuevamente con el mundo desde un lugar de introspección y cambio. Hay muchos similes en la tradición judía y muchos conceptos que se manejan al hablar de la disposición que la Torá pide tomar en esta época y el significado de las festividades que la componen.

Entre las mitzvot (mandatos) y tradiciones más importantes que realizamos se encuentra el shofar, un instrumento de viento creado con el cuerno de un carnero que se toca durante los rezos. Esto es únicamente durante el mes de elul, Rosh Hashaná y Yom Kipur. Los siguientes son tan sólo algunos de sus significados, todos aunados nos llevan hacia lo que Rosh Hashaná y Yom Kipur representan.

Las trompetas de la guerra y la trompeta del rey
Cuando uno lee la Torá puede notar que se mencionan trompetas cada vez que inicia una guerra. Así mismo también se mencionan trompetas cuando se corona a un rey. El shofar representa ambas, hay un sonido particular que se hace dentro de los rezos que imita el sonido de las trompetas. Según diversos comentaristas, ese sonido nos invita a luchar por la teshuvá, es decir, por el cambio que buscamos dentro de nosotros. Es un llamado de alerta, un sonido que debe sacudir a la persona y moverla de su zona de confort para crecer. Es el sonido que nos invita a confrontarnos y mover la perspectiva de lo que vemos.

En cuanto a la coronación de un rey, representa también el sonido de la paz. Es el reconocimiento del orden que produce la vida y que mantiene unida la existencia. Involucra reconocer a D-os como Rey en nuestras vidas y el anuncio de la Redención, la llegada de la época mesiánica.

El llanto y el shofar
Al tocar el shofar se hacen tres sonidos distintos que se distinguen en su ritmo. Se llaman “tekia”, “shevarim”, “terua” a cada uno se le han dado diversos significados. Sin embargo, hay quien se refiere a ellos como tres tipos distintos de llanto. Y esa forma de representarlos habla del cambio individual que realizamos, el llanto del alma que se vive ajena y en el proceso de redención y cambio vuelve a reconocerse. El dolor del crecimiento.

El sacrificio de Isaac
Finalmente el cuerno representa el sacrificio de Isaac. En Bereshit, el primer libro de la Torá, D-os le ordena a Abraham subir al Monte Moriá y sacrificar a su hijo Isaac. Los dos hombres suben juntos y el hijo se deja amarrar por su padre. Al final de esa historia de entre los arbustos surge un carnero y a través de un ángel Abraham entiende que debe sacrificar al mismo en vez de a su propio hijo. Hay muchísimas formas de leer dicha historia y muchísimos elementos que se rescatan de ella: la determinación de Isaac de permitirse ser amarrado, el cuestionamiento sobre la fe y la razón que presenta, la voluntad de Abraham, entre otros. Ha sido para casi todas las culturas monoteístas una historia fundamental, en el judaísmo es un recuerdo del compromiso que ambos patriarcas tenían con D-os y la fortaleza de su carácter. En Rosh Hashaná a través del sonido del shofar nos acompañamos de la misma.