Por: Rab Yosef Bittón
RIBBI SHIMON EN LA CUEVA
En un par de días celebraremos Lag La’omer (también conocido como Lag Ba’omer). En este día falleció Ribbí Shimón bar Yojai, y como homenaje a este gran Sabio quisiera compartir con ustedes una parte de la historia de su vida que no es tan conocida. Ribbí Shimón bar Yojai, que vivió en el siglo II de la era común, había sido sentenciado a muerte por los romanos por haber criticado públicamente al Imperio, y era buscado por las autoridades locales. Él y su hijo El’azar, escaparon a una cueva en Merón, una zona montañosa en el norte de Israel. Allí estuvieron por 12 años, bebiendo agua de un manantial y comiendo algarrobo. Todo ese tiempo se dedicaron a estudiar Torá y alcanzaron un nivel espiritual y una profundidad de comprensión que no tuvo paralelos en el mundo rabínico. El Zohar, el libro del esplendor, que es la obra fundamental de la mística judía (kabbalá), contiene muchas historias, ideas y dichos de Ribbí Shimón Bar Yojai, lo que constituye el cuerpo principal de este libro. Esta parte de la vida de Ribbí Shimón bar Yojai es más o menos conocida. Pero la continuación de esa misma historia, no lo es…
RIBBI SHIMON Y NUESTRO PATRIARCA JACOB
Cuando rabbi Shimón por fin regresó a la civilización, sano y salvo, se dijo a sí mismo: «Dios ha salvado mi vida y la de mi hijo y quiero agradecerle a HaShem por este milagro”. La Guemará (Shabbat 33b) cuenta que en ese momento Ribbí Shimón recordó la historia de Ya’aqob Abinu, que cuando se salvó de Laban y de Esav, llegó por fin sano y salvo (en hebreo: “shalem”) a la ciudad de Shejem. Ya’aqob era muy consciente que salvó su vida gracias a la intervención Divina. Y la Torá dice que al llegar a Shejem “ vayijan et penei ha’ir», Yaaqob decidió hacer «un acto de beneficencia» para la gente de Shejem». La Guemará debate luego qué fue lo que exactamente hizo Ya’aqob por los habitantes de Shejem, y menciona tres opiniones. Rab dijo que Ya’aqob Abinu estableció un sistema monetario, “matbe’a», en reemplazo del primitivo método del trueque, que no era tan eficiente. Shemuel dice que Ya’aqob construyó para los habitantes de Shejem un nuevo sistema comercial: el mercado, en el que los vendedores y los compradores convenientemente se reunían un par de veces por semana. Ribbí Yojanán dice que Ya’aqob Abinu construyó un sistema de baños públicos en esa ciudad, para incrementar la higiene y la salud pública. Y si bien difieren respecto a qué fue exactamente lo que hizo Ya’aqob, los 3 Rabinos están de acuerdo que Ya’aqob hizo un gran acto de beneficencia, desinteresado, en beneficio de los habitantes de Shejem.
SIEMPRE HAY ALGO QUE PODEMOS DAR
A continuación, la Guemará cuenta que cuando Ribbí Shimón llegó sano y salvo a la ciudad, lo primero que hizo fue preguntar a la gente: ¿Hay algo que yo pueda hacer por el bien de la ciudad? Y le dijeron que sí, que había un gran terreno entre la ciudad y el mercado, que en el pasado había sido utilizado como cementerio, y eso impedía que los Cohanim pudieran acceder al mercado. Ribbi Shimón, cuenta la Guemará, se puso a revisar palmo por palmo todo ese sector, algo que debe haberle llevado unos cuantas semanas o meses, verificando la consistencia del terreno y demarcando todas las áreas en las que encontró alguna evidencia de un antiguo sepulcro, y así autorizó el ingreso de los Cohanim a las áreas liberadas. A diferencia de Jacob, que poseía una gran fortuna, Ribbí Shimón no tenía nada material que ofrecer. Por eso ofrecido su tiempo, su conocimiento y su esfuerzo par el beneficio de los habitantes de la ciudad.
COMO AGRADECER A HASHEM
La lección que aprendemos de estas dos historias es importantísima: ¿Cuál es la forma judía de «devolverle el favor» a Dios, de manifestarle a Él nuestro agradecimiento? La forma judía de agradecerle a Dios es haciendo una obra de bien para los demás, para «Sus hijos», aunque ellos no hayan hecho nada especial por nosotros. De la misma manera que probablemente la mejor manera de agradecerle a un amigo por un favor que nos hizo es haciéndole un favor a uno de sus hijos…
Podemos agradecerle a HaShem haciendo algo bueno por los demás con nuestro patrimonio, como lo hizo Ya’aqob Abinu, o con nuestro tiempo y dedicación, como lo hizo Ribbí Shimón bar Yojai.