En la porción de la semana pasada, cuando HaShem quiso que el pueblo donara oro, plata, cobre y otros materiales, tan solo ordenó que estos fueran donados.
Sin embargo, en esta parashá, al pedir aceite virgen de olivas, le dice a Moshé Rabbeinu que hable con el pueblo para pedirlo.
Obviamente el aceite de oliva cuesta muchísimo menos que el oro, por qué razón sin embargo pone Dios más cuidado en la forma de pedir?
Escuché un comentario que me pareció excelente.
Cuando pedimos algo, por más caro que sea, por una sola vez y para una función específica tan importante como lo es la construcción del tabernáculo, sabemos que casi con certeza nadie se va a negar y todos querrán participar en tan importante Mitzvá como lo es la construcción del Mishkán.
En cambio, cuando pedimos un compromiso a perpetuidad, como es el caso del aceite, de no permitir que nunca falte aceite para encender las lámparas, el asunto es otro.
No se trata de hacer una donación, obtener un certificado de haber donado para poder enmarcarlo y colgarlo en el living de casa para que todos vean cuan generosos hemos sido con el pedido de HaShem!
Se trata de cada semana preocuparse de que no falte aceite!
Se trata de un compromiso, de cumplir algo frente a Dios con todas las implicaciones que representa el poder fallar!
Se dan cuenta ustedes del compromiso que esto representa?
Entienden por qué razón fue fácil decir “Naasé ve Nishmá” (haremos y escucharemos) al pie del Monte Sinaí pero fue tan difícil cumplir?
Un compromiso que es por una sola vez, por más que implique sentir muy profundamente algo, es algo finalmente “pasajero” y si bien puede comprometer una gran suma de dinero, es hacerlo una vez y luego disfrutar de la sensación de haberlo hecho.
En cambio, comprometerse a cuidar que nunca falte el aceite para la “Menorá” (la lámpara de siete brazos) equivale a comprometerse a creer en Dios sin caídas, sin dejar de hacerlo nunca!
Y eso es muchísimo más difícil!
Por eso la diferencia en la forma de dirigirse, de pedir al pueblo.
Por eso la necesidad de aún hoy en día revisar nuestra fe a cada momento para saber si es pura y total.
Por eso no se trata de una exigencia, sino de una opción, no de una orden, sino de un pedido.
Por eso tanto más difícil de cumplir!
Que todos podamos sentir en nuestros corazones la alegría de dar cada día lo mejor de nosotros con la certeza de no caer.
Y, si caemos, levantarnos y volver a dar y a sentirnos plenos.
Fuente: shomronbreslev
Escrito por: Daniel BenHillel