Cuando uno tiene la nariz para arriba, no puede ver lo que está pasando en la tierra. Es posible que su verdadera pareja haya estado parada justo frente a sus narices pero…
Con la nariz para arriba
Encontrar pareja no es cosa fácil. Hace un tiempo, nuestro querido maestro y guía espiritual, el Rabino Shalom Arush, enseñó que cuanto más uno tiene la nariz para arriba, más le cuesta encontrar a su pareja.
Eso es bastante fácil de entender, por varios motivos:
En primer lugar, cuando uno tiene la nariz para arriba, no puede ver lo que está pasando en la tierra. Es posible que su verdadera pareja haya estado parada justo frente a sus narices, por decirlo de alguna manera, pero él tenía la nariz por las nubes.
En segundo lugar, cuando uno tiene la nariz tan arriba, le resulta prácticamente imposible juzgar en forma apropiada. Cuanto más alto uno llega, menos oxígeno hay. Y el cerebro necesita suficiente cantidad de oxígeno para funcionar bien. En todo lo referente a la búsqueda de pareja, la persona con la nariz para arriba suele sobre-estimarse a sí mismo y subestimar enormemente a la pareja que de otro modo le resultaría perfecta. Su capacidad de juicio está gravemente dañada.
En tercer lugar, cuanto más arriba tiene uno la nariz, más grande es la distancia entre él y el nivel del suelo. Y eso hace que la caída sea mucho más dolorosa. He aquí un ejemplo: Jaimito Gallblatt se pasa mucho más tiempo enviando mensajes de texto que estudiando Guemará, a pesar de que es alumno de una yeshivá. Además, Jaimito está muy excedido de peso y su aspecto no hace más que reflejar su cada vez más grande consumo de pizza y de Coca Cola. Por eso Jaimito también usa zapatos con taco, para estirar su estatura de 1,60 metros a algo así como 1,67 metros. Pero aun así, él no logra entender cómo es que Rebequita, la preciosa hija del Rosh Yeshivá, no está dispuesta a saludarlo siquiera. De acá a diez años, cuando Rebequita esté en la dulce espera de su quinto o sexto hijo, el pobre y solitario Jaimito todavía va a estar suspirando por ella. Para él, la realidad es un aterrizaje forzoso. Ahora él está perdiendo su tiempo y su dinero buscando el psicoanalista adecuado en vez de la pareja adecuada.
Por el contrario, la gente humilde, que mantiene la nariz baja, no se cae desde grandes alturas. Y encuentran a su pareja con muchos menos dolores de cabeza y mucha más facilidad.
La Guemará nos enseña que encontrar pareja es igual de difícil que dividir el Mar Rojo. ¿Cuál es la conexión entre ambas cosas?
Cuando los Hijos de Israel estaban en las orillas del Mar Rojo, expuestos a la inminente amenaza del ejército del Faraón, que se acercaba a pasos agigantados, HaShem, el Creador del Universo, le dijo a Moshé que les ordenara a los israelitas que avanzaran. Najshon, el hijo de Aminadav, que era el jefe de la tribu de Judá, fue el primero en saltar al agua.
El Midrash nos cuenta que a Najshon al principio el agua le llegaba a la cintura y después le llegó al pecho. Pero el Mar Rojo no se dividió hasta que sus aguas le llegaron a Najshon hasta las fosas nasales y ya no pudo respirar. El Rey David, que es bisnieto de Najshon después de cinco generaciones, describe este dramático episodio en el Salmo 69, cuando dice: “¡Sálvame, HaShem, pues el agua ha llegado al nivel de mi alma!”. Uno tiene que tener las fosas nasales expuestas al oxígeno para poder vivir. Por eso, podemos decir que gracias a la abnegación de Najshon se dividió el Mar Rojo.
Imaginemos lo que habría ocurrido si Najshon hubiera tenido una estatura de tres metros y tuviera la nariz para arriba. Los israelitas habrían tenido que esperar muchísimo más tiempo hasta que el agua le llegara a las fosas nasales -al “nivel de su alma”- y para entonces, el Faraón y los egipcios muy probablemente ya los habrían atacado. Por eso, podemos decir que le debemos la libertad de nuestro pueblo y la división del Mar Rojo al hecho de que Najshon no tenía la nariz por las nubes…
Ahora podemos entender la Guemará: si encontrar pareja es comparable a dividir el Mar Rojo, y cuanto más baja tiene uno la nariz, más rápido se divide el mar, entonces es lógico que cuanto más baja tiene uno la nariz, más rápido encuentra pareja.
Hemos establecido entonces un importante principio en la espiritualidad, y en especial en la espiritualidad del proceso de encontrar pareja: que la humildad y la salvación están en directa proporción el uno con el otro: cuanto más humilde es uno, más grande (tanto en rapidez como en magnitud) es la salvación.
El Creador dice que Él y la persona arrogante no pueden vivir en el mismo universo. Por el contrario, la humildad fortalece la cercanía de la persona con Hashem. El Creador les da regalos especiales a los que están cerca de Él. Dado que encontrar la verdadera pareja es uno de los regalos más grandes que Dios nos da, los humildes tienen muchas más probabilidades de encontrar su “media naranja” con rapidez y con facilidad.
Di-s quiera que todos los que aún están buscando pareja la encuentren muy pronto. ¡Amén!
Por: Rabino Lazer Brody
Fuente: Breslev en español