(Nati Shohat/Flash90)

Si preguntamos al judío promedio ¿cuál es el mensaje principal del primer versículo del Shema Israel? seguramente nos contestará: la declaración de la unicidad de Dios, es decir, que Dios es uno y que no existen otros dioses.

Es más: es muy probable que piense que este es el único mensaje de este versículo. La realidad es que la unicidad de Dios, el monoteísmo, es un principio fundamental, pero no es ni lo único ni lo más importante que debemos tener en mente al recitar el Shemá Israel.

Previamente explicamos que el primer versículo del Shema Israel “Escucha Israel, HaShem es nuestro Dios, HaShem es uno” contiene no 1 sino 3 mensajes, y que éstos constituyen los principios de nuestra fe.

1. La existencia de Dios.
2. La autoridad de Dios.
3. La unicidad de Dios.

Ya hablamos brevemente acerca de la existencia de Dios (ver abajo) y hoy comenzaremos a hablar sobre el segundo principio, que es la idea central de este pasuq, como así también del primero de los 10 Mandamientos (ver aquí): la autoridad de Dios.

Leamos nuevamente esas 4 palabritas, que en hebreo son sólo 2: “HaShem es nuestro Dios” (ה‘ אלוקינו). Estas palabras se suelen entender de diferentes maneras. Por ejemplo, que cuando decimos “es nuestro Dios” nos referimos a que HaShem nos eligió entre todos los pueblos, etc.
Pero la verdad es que, si bien la elección del pueblo de Israel es un principio muy importante, lo que debemos pensar y entender al decir esas 4 palabras, de acuerdo a nuestros Sabios, es algo diferente.

El secreto para comprender el primer versículo del Shemá es entender lo que significa la palabra ELOQUIM que se suele traducir por “Dios” (o ELOQUENU = nuestro Dios). La Torá, por ejemplo, llama a los jueces o a las cortes que determinan la Ley “Eloquim”. ELOQUIM significa: “Soberano” y “Autoridad”. Entonces, cuando decimos en el Shemá Israel que HaShem es “nuestro Eloqim” estamos declarando que aceptamos a Dios como “nuestro soberano” y como “nuestra autoridad suprema”. En hebreo se conoce a esta idea como קבלת עול מלכות שמים , “la aceptación del yugo del reinado celestial”. Y nuestros Sabios dijeron explícitamente que cuando decimos el Shemá Israel debemos pensar ¡particularmente en esto!

Y si bien es posible que esta expresión (“aceptación del yugo del reinado celestial”) suena arcaica e incierta, lo que estas palabras significan es sumamente importante, y muy relevante para nuestros días. Veamos.

Aceptar a Dios como nuestra autoridad, es declarar que HaShem es nuestra referencia moral. Y que la determinación acerca de qué es lo que está bien y qué es lo que está mal NO está sujeta a nuestra propia ética o la moralidad del “hoy” y del “aquí”.

Cuando un Yehudí quiere determinar si algo está bien o está mal, se remite a Dios, es decir, a Su Torá. La Torá es la Ley de HaShem, que Él mismo nos entregó, y que nos indica la diferencia entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral y entre lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer.

Cuando digo SHEMA ISRAEL HASHEM «ELOQUENU”
1. Proclamo a Dios como mi Soberano.
2. Reconozco que Él nos entrego un código de ley (la Torá)
3. Y acepto someterme a Su autoridad.

Este segundo principio es la idea central del Shemá y posiblemente la idea más importante en el judaísmo. ¿Más importante que creer en la existencia de Dios? Desde cierto punto de vista: sí. Porque como vamos a ver B’H mañana, alguien podría creer en Dios y aún así no aceptar Su autoridad…

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel