El famoso desierto de Judea es un lugar natural que va desde las colinas de Judea a 1.000 metros sobre el nivel del mar hacia el oeste. Y llega hasta el Mar Muerto a 400 metros de altura en el este.
Fuente: Aurora
Conectado con el desierto de Negev en el sur, el mismo es un desierto árido, con montañas, terrazas y escarpes en vez de poseer dunas de arena. La escarpa final cae hacia el Mar Muerto y el Valle de Jordania.
A su vez, el sitio se rodea por una serie de valles (wadis) y posee profundos barrancos que atraviesan rocas. Siendo un entorno muy hostil, los colonos hicieron que el florecimiento del desierto cree comunidades exitosas en Arad, Jericó y Ma’ale Adumim.
Los restos arqueológicos demuestran que el desierto de Judea se pobló desde la Edad Calcolítica (3.500 AC). Durante la revuelta de Bar Kochba del año 132 DC, los judíos de la zona se rebelaron contra los romanos en dicho espacio.
Por otro lado, en el antiguo testamento, el terreno remoto del desierto sirvió de refugio para David durante su huida de Saúl y cuando su hijo Absalón de rebeló contra él. En el nuevo testamento, se lee que Jesús entró al desierto por 40 días y 40 noches, además de que, en dicho desierto, en el Monte de la Tentación, el diablo trató de tentarlo de Dios.
Actualmente, los visitantes van en todoterreno a realizar excursiones para seguir los senderos y ver la flora y fauna únicas. En primavera, el desierto se llena de hierbas y flores silvestres, además de que hay muchos deportes extremos que se practican como subir las colinas empinadas.