Un día, explotó un autobús en Jerusalem y fue una tragedia. Decenas de personas fueron mutiladas y asesinadas. Una mujer “murió” en el acto, y su alma se elevó…
A muchos nos cuesta rezar, porque desde nuestro punto de vista no llegamos a tomar conciencia de lo poderosas y efectivas que son nuestras plegarias. La increíble historia que voy a contarles a continuación pone de relieve el tremendo poder de la plegaria.
Hace algunos años, durante la segunda Intifada, Israel sufría atentados terroristas, incluyendo bombas suicidas en autobuses, continuamente. Un día, explotó un autobús en Jerusalem y fue una tragedia. Decenas de personas fueron mutiladas y asesinadas. Una mujer “murió” en el acto, y su alma se elevó del autobús y tal como ocurre con las almas, empezó a ascender.
A medida que se iba elevando más y más, pudo ver la calle allí abajo donde todavía salía humo de autobús que había explotado y también vio cientos de personas corriendo frenéticamente de un lado a otro y las sirenas de los patrulleros y las ambulancias sonando, pero ella sintió como si estuviera completamente separada de todo eso y no tuviera ninguna conexión con lo que estaba pasando. Ella quería seguir subiendo.
Ella vio la tierra abajo como un pequeño globo y siguió subiendo. Y entonces de pronto empezó a oír la más bella música que jamás hubiera oído en toda su vida. La música era tan pero tan bella que sintió necesidad de ir tras ella y acercarse a ella. La música provenía de la tierra y esta mujer tuvo que hacer un gran esfuerzo por volver abajo, ya que la fuerza que la llevaba hacia arriba era tremenda.
Al bajar, se acercó al lugar de donde provenía la música, y vio que era en un embotellamiento apenas a unas cuadras de donde había ocurrido el atentado terrorista. La música provenía de un automóvil en el que estaba sentada una mujer que recitaba Salmos llorando profusamente. La mujer estaba orando por todas las personas que habían sufrido la explosión del autobús.
Apenas vio a la mujer rorando, la mujer “muerta” fue devuelta de un sacudón a su cuerpo, y entonces se dio cuenta de que estaba en la cama de un hospital, rodeada por un grupo de médicos y enfermeras que trataban como locos de estabilizar su estado. Le llevó un largo tiempo recobrar la salud, pero cuando por fin le dieron el alta del hospital, la mujer supo que tenía una misión que cumplir.
Fue a un hipno-terapeuta y le pidió que la hiciera volver al momento de la explosión para que pudiera recordar todos los detalles de su experiencia de muerte clínica. Durante la sesión, ella recordó el número de chapa del automóvil de la mujer que había estado recitando Salmos.
Ubicó a la mujer y fue a su casa a hablar con ella. La mujer la invitó a pasar. Ella le explicó que había sido una de las víctimas del atentado tal y cual, hacía algunos meses, y le preguntó: “En el momento del atentado, ¿usted dónde estaba?”. La mujer le respondió que estaba en su auto y que al oír las sirenas incesantes, empezó a recitar Salmos para ayudar a las víctimas.
La protagonista de nuestra historia se emocionó mucho y le explicó que esos Salmos le habían salvado la vida a ella y seguramente a muchas personas más. “¿Acaso usted tiene idea de cómo sonaban estos Salmos allá arriba, en el Cielo? Yo no pude resistir y me vi forzada a buscar el lugar de donde provenían y gracias a eso volví a este mundo y hoy estoy con vida!”.
Todos nosotros poseemos un poder tremendo – el poder de la plegaria. Tal vez todavía no sepamos de su valor o del efecto que puede tener en otras personas, pero tenemos que saber que los rezos literalmente salvan vidas! Podemos obrar milagros aunque nosotros mismos no podamos ver de inmediato los efectos de lo que estamos haciendo.
Aunque parezca a primera vista que las plegarias no obtienen respuesta, debemos recordar dos cosas. Primero, que la respuesta no llegó todavía. Y segundo, que aunque no logramos percibir el bien que están causando, podemos estar seguros de que están ayudando a innumerables personas en todo el mundo. Ninguna palabra se pierde.
Fuente: Breslev en español