Hace exactamente sesenta años, en un verano como este, un cantante prácticamente desconocido llamado Elvis Presley se paró frente al micrófono de los Sun Studios de Memphis y cantó a pleno pulmón “Mystery Train”, fusionando en forma ingeniosa música country, Rhythm and Blues y una cruda angustia cargada de testosterona que ayudó a crear el rock and roll y a revolucionar la música popular.
Pero cuando Elvis estuvo al borde de convertirse en un ícono cultural, no era solamente como un cantante que se adelantaba a su época.
Curiosamente, Elvis jugó un rol muy temprano en la más grande tragedia que acosa al pueblo judío. Con una tasa rampante de asimilación y casamientos mixtos que ha alcanzado el 71,5 por ciento entre los judíos no ortodoxos de los EEUU, generaciones enteras de judíos van desapareciendo. Cada vez hay más “judíos en extinción”, descendientes maternos de judíos que viven una vida no judía con apellidos no judíos pero que siguen siendo judíos de acuerdo con la halajá (la ley judía).
Aunque las mentes sospechosas no puedan creerlo, Elvis Presley era a la vez judío desde el punto de vista halájico y un ejemplo del “judío en extinción” nortemericano.
La biógrafa Elaine Dundy, en su libro intitulado Elvis y Gladys, descubrió que la tatarabuela materna de Elvis, Nancy Burdine, era judía:
“… Nancy Burdine se casó con Abner Tackett. Nancy era de especial interés a Gladys (la madre de Elvis) por su herencia judía, y solía recordar a los hijos de Nancy por sus nombres judíos, Sidney y Jerome. Nancy y Abner tuvieron una hija, Martha, que se casó con White Mansell. La hija, a la que llamaron Octavia y apodaron Doll, fue la abuela materna de Elvis.
De modo que la madre de la madre de la madre de la madre de Elvis era judía, y por lo tanto, Elvis mismo también era judío, de acuerdo con la ley judía.
Si todo esto les suena shockeante, está bien, no se preocupen (mama….). Hubo muchos Elvis Presleys. Estaba el Elvis, el rebelde del rock and roll; Elvis, el cantante de góspel; Elvis, la estrella cinematográfica; Elvis, el de Las Vegas; Elvis, el que les regalaba Cadillacs a sus amigos; Elvis, el de la última época, el de los overoles ajustados, y ahora, Elvis, el modelo norteamericano de judío en extinción.
Como descendiente halájico cuatro generaciones alejado de sus raíces judías, la vida de Elvis anuncia lo lejos y lo profundo que puede llegar la asimilación. Elvis fue criado en una iglesia evangélica fundamentalista y posteriormente llegó a ser lo que muchos consideran el más grande cantante de góspel del siglo XX. Irónicamente, cuando Elvis Presley era un adolescente que vivía en un departamento situado debajo del de un rabino ortodoxo, a veces les hacía el favor de encenderles la luz en Shabat.
Por el otro lado, Elvis como el prototipo de judío en extinción también arroja un poco de esperanza a una generación en la que los judíos en extinción rápidamente se van transformando en la mayor parte de la judería norteamericana. Pero si nos interiorizamos en la vida del ídolo, vamos a ver la pintele yid, el destello del alma judía que siempre está presente, por más lejos que uno esté del judaísmo. ¿Cómo, se preguntan? Elvis sabía de su ascendencia judía y estaba orgulloso de ella.
Según la biógrafa Elaine Dundy, la madre de Elvis, Gladys, le inculcó ese orgullo ya desde temprana edad. Tal vez sea por eso que Gladys esperó a cortarle el pelo por primera vez a la edad de tres años (como se acostumbra por tradición). Y cuando Elvis tenía diez años, de acuerdo con la Jewish Celebrity Anecdotes, solía escuchar a Shlomo Koussevitsky y Moishe Oysher a través dela ventana de su vecino ortodoxo, mientras él estaba abajo en la calle lavando su coupe Lincoln Zephyr.
No obstante, los padres de Elvis le aconsejaron que no diera a publicidad el hecho de que descendía de judíos porque “a la gente no le gustan los judíos”. Pero él acabaría ignorando tal consejo.
Elvis empezó a rendir tributo a su herencia judía, de acuerdo con el sitio Elvis Presley News, después de la muerte de su madre en el año 1958, cuando él diseñó una Estrella de David en la tumba.
Y más públicamente aún, Elvis llevaba puesto un collar “Jai” (vida – 18 en hebreo) tanto en el escenario como fuera de él durante todo el año 1977 (su último año de vida). Se decía que su estilista de cabello personal y mentor espiritual, Larry Geller, introdujo a Elvis al alfabeto hebreo y a la Kabalá. Cierta vez, un miembro de su “Mafia de Memfis” le preguntó a Elvis por qué “Jai”, la palabra hebrea “Vida” tenía un sentido especial para él. Elvis respondió: “No quiero perderme ir al Cielo por una cuestión técnica”.
Elvis también realizaba donaciones a organizaciones judías locales. Incluso donó una habitación al Centro Judío Comunitario de Memphis. Pero lo más legendario fue lo siguiente:
El Centro de Bienestar de Memphis esperaba recibir una donación de 1000 dólares de Elvis junto con otras caridades a las que él donaba cada Navidad, así que enviaron una delegación a Graceland. Elvis aceptó recibirlos y ellos le dijeron que ayudaban a los pobres y los necesitados del pueblo de Israel, incluyendo huérfanos. Elvis les pidió unos momentos y volvió al rato con un cheque. Cuando ellos lo tomaron en sus manos, no podían creer lo que estaban viendo: era un cheque por 150.000 dólares!! Le preguntaron si se trataba de un error, pero Elvis respondió: “Yo sé perfectamente lo que estoy haciendo”.
Elvis Aaron Presley falleció el 16 de agosto de 1977 a la edad de 42 años (o sea que su yahrzeit es el 2 de Elul). Si hubiera vivido más tiempo, ¿acaso habría hecho teshuvá –arrepentimiento? ¿Habría cambiado las famosas patillas por los rizos laterales de los judíos? Es demasiado tarde como para saber. Pero para los innumerables judíos en extinción de hoy en día, que son judíos en todo el sentido de la palabra según la ley judía, siempre existe la esperanza de que retornen al pueblo judío, a la Torá y a Hashem.
Fuente: Breslev en español