Lag BaOmer conmemora la aparición de la inmensa luz de unidad por medio de El libro del Zóhar. Es un llamamiento para comenzar el viaje que nos llevará a ser “como un solo hombre con un solo corazón”.
Una vez al año los niños y jóvenes de todo Israel recogen todos los trozos de madera que caen en sus manos y los apilan en grandes montones a los que prenden fuego en la noche de Lag BaOmer, trigésimo tercer día de la cuenta de Omer, que comienza el primer día de Pascua y termina en Shavuot. En ese día, decenas de miles de personas acuden a la tumba del autor de El libro del Zóhar, Rabí Shimon Bar Yojay, para orar y celebrar la escritura de este fundamental libro en la sabiduría de la verdad, también conocida como “sabiduría de la Cabalá”.
Lag BaOmer no se considera una festividad mayor dentro del judaísmo, pero como todas las fiestas judías, señala un importante punto en nuestra evolución como nación así como en el desarrollo espiritual de cada uno de nosotros.
Lag BaOmer en síntesis
Veinte siglos atrás, justamente en esta época del año, entre Pascua y Shavuot, Rabí Akiva enseñaba a sus 24.000 estudiantes. Sin embargo, según el Talmud (Ievamot 62b), debido a que esos estudiantes no siguieron la principal ley de Rabí Akiva –“Ama a tu prójimo como a ti mismo”– todos ellos sucumbieron a una plaga que los golpeó. Quedaron solamente cinco de sus estudiantes porque siguieron las indicaciones de su maestro y se adhirieron al principio del amor a los demás.
De estos cinco estudiantes, dos en particular transmitieron el principio de su maestro: Rabí Yehuda Hanasi, redactor y principal editor de la Mishná, y Rabí Shimon Bar Yojay (Rashbi), autor de El libro del Zóhar.
Escondido en una cueva
En el período que siguió a la revuelta de Bar Kojba contra el imperio romano (hacia el 132-136 DC), Rashbi se encontraba entre los más destacados disidentes contra el gobierno romano en la tierra de Israel. Y el emperador romano, Adriano, envió a sus hombres para que capturaran a Rashbi y lo ejecutaran.
Según la leyenda, Rashbi y su hijo Rabí Eleazar huyeron a Galilea donde se escondieron en una cueva durante trece años alimentándose únicamente de las algarrobas de un árbol cercano y bebiendo agua de una fuente próxima. Durante ese tiempo, profundizaron en la sabiduría de lo oculto, la sabiduría de la Cabalá, y revelaron los secretos de la creación. Sus esfuerzos les confirieron la comprensión de los niveles más profundos de la naturaleza, entendiendo que la unidad subyace en la base de la existencia.
Transcurridos trece años, Rashbi oyó hablar de la muerte del emperador Adriano y salió de la cueva. Reunió a otros ocho estudiantes además de su hijo y les enseñó los secretos de la Torá que había descubierto. Rashbi fue a otra cueva junto a sus estudiantes. Con ayuda de ellos escribió El libro del Zóhar, que es una interpretación del Pentateuco, de porciones de los Profetas y los Escritos (Hagiografía), y constituye el libro básico en la sabiduría de la Cabalá.
El libro del Zóhar describe las relaciones naturales que existen entre todas las personas. Contrariamente a la creencia popular, el libro no habla de criaturas místicas ni de poderes esotéricos. Habla acerca de nosotros: del proceso que atravesamos a medida que avanzamos en la espiritualidad a través de nuestras relaciones con otras personas.
Mediante alusiones e indicaciones, Rashbi explica cómo construir correctamente nuestras relaciones a través del amor a los demás y cómo el amor a los demás traerá la paz al mundo entero. En la porción Ajarey Mot, el libro dice: “He aquí, cuán bueno y agradable es que los hermanos se sienten juntos. Estos son los amigos, que se sientan juntos, y no están separados unos de otros. Al principio, parecen personas enfrentadas, deseando matarse unos a otros. Luego, vuelven a estar en amor fraternal. Desde ese momento, tampoco vosotros os separaréis (…) Y por vuestro mérito habrá paz en el mundo”.
Estos hermanos y amigos que El Zóhar menciona son personas como usted y como yo que deciden conectarse con único propósito: alcanzar la unidad que hemos mencionado anteriormente, la unidad que está en la base de la existencia. Al reconocer su odio mutuo y con el posterior esfuerzo para elevarse por encima de él y unirse, se conectan a la fuerza de la unidad y establecen un amor tan profundo entre ellos –como el verdadero amor fraternal– que incluso El Zóhar no alcanza a describir y simplemente se refiere a él como “una llama ardiente del amor” o “la luz de El Zóhar”.
La conexión entre El Zóhar y Lag BaOmer
Lag BaOmer, el trigésimo tercer día de la cuenta de Omer, es el día en que Rashbi falleció. Es también el día en que al mundo le fue entregada la sabiduría de la Cabalá a través de la conclusión de El Libro del Zóhar.
La tradición de encender hogueras en Lag BaOmer simboliza la gran luz que apareció en nuestro oscuro mundo cuando El Zóhar fue concluido, sellado y entregado a la humanidad: una luz que puede crear conexiones de amor entre nosotros.
Una luz al final del túnel
La oscuridad del callejón sin salida en el que se encuentra nuestro mundo estas últimas décadas tiene su origen en nuestro egoísmo desenfrenado. Es exactamente la misma dolencia que acabó con los 24.000 estudiantes de Rabí Akiva. Así como el Templo fue destruido y los estudiantes de Rabí Akiva sucumbieron a causa del odio infundado, la división y el actual ambiente de animosidad en la sociedad nos están abocando a sufrir grandes estragos en el mundo en general y en Israel en particular.
Para salir de este laberinto debemos usar el mismo método de conexión y unidad que nuestros antepasados utilizaron veinte siglos atrás. Si lo ponemos en práctica entre nosotros y nos conectamos por encima del rechazo interno que sentimos unos hacia otros, encenderemos la misma gran llama que ardió en el pasado y se revelará la luz de El Zóhar.
Mi maestro, el Rav Baruj Shalom Ashlag (RABASH), escribió: “En cada uno existe una chispa de amor al prójimo. Sin embargo, una chispa no puede encender la luz del amor. Por lo tanto, uniéndose unas con otras, las chispas se convierte en una gran llama” (Los escritos de Rabash, vol. 2, “¿Cuál es el grado que uno debe alcanzar?”).
Una solución duradera entre nosotros
Hoy por hoy, resulta cada vez más evidente que nuestra sociedad precisa de una solución básica, duradera y sostenible para los problemas que enfrentamos. La gran regla de la Torá, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, está a nuestro alcance si decidimos implantarla entre nosotros. No cabe duda de que somos egoístas hasta la médula y que nuestra “inclinación es malvada desde nuestra juventud”, como nos dice la Torá. Sin embargo, incluso el viaje más largo comienza con un pequeño paso, y ahora debemos dar ese paso y comenzar a transitar por un nuevo camino: el camino de unidad, conexión y fraternidad.
Lag BaOmer simboliza la aparición de la inconmensurable luz de la unidad en nuestro mundo por medio de El libro del Zóhar. Es una gran oportunidad para que comencemos este camino hacia la responsabilidad mutua y lleguemos a ser “como un solo hombre con un solo corazón”. Un camino hacia la esencia de la nación de Israel –el amor a los demás– y hacia la propagación de esa luz al resto de la humanidad, tal como se nos pidió que fuéramos: “una luz para las naciones”.
Por: Michael Latman, colaborador de Unidos con Israel