(Miriam Alster/Flash90)
Kotel

לא תענה ברעך עד שקר

A propósito de nuestro análisis del noveno mandamiento, «No darás falso testimonio», veremos hoy algunos ejemplos de casos excepcionales en los que la mentira puede estar justificada.

Shelom Bayit: Mentir para promover o mantener la paz en la familia está justificado, siempre y cuando esta mentira no cause daño a ninguna otra persona. Los rabinos dedujeron este importante principio de los hermanos de Yosef. Cuando Yosef era joven, fue traicionado por sus hermanos que lo secuestraron y lo vendieron como esclavo. Después de muchos años, Yosef se convirtió en el gobernante de Egipto. Yosef se comportó con ellos sin resentimiento, pero ellos pensaron (equivocadamente) que Yosef todavía les guardaba rencor y que se comportaba positivamente con ellos sólo para no causarle más angustia a su padre, Ya’aqob. Cuando Ya’aqob Abinu murió, los hermanos pensaron que ahora Yosef se vengaría de ellos. Así que le mintieron a Yosef (Génesis 50:15-18). Se preguntaron los hermanos, «¿Qué pasará si Yosef todavía guarda rencor contra nosotros, y nos hace pagar por todo lo malo que le hicimos? Entonces le enviaron un mensaje a Yosef, diciendo: Tu padre ordenó antes de morir lo siguiente: Así le dirán a Yosef: Por favor, te ruego que perdones la transgresión de tus hermanos y su pecado, que te han hecho mal.» En realidad Ya’aqob, no había enviado ningún mensaje a Yosef (es posible que Ya’aqob nunca se enteró, o no se quiso enterar, de lo que los hermanos le hicieron a Yosef). Los Jajamim justificaron esta mentira porque los hermanos de Yosef pensaron que de otra manera la armonía de la familia se hubiera alterado para siempre. Y también observaron los Jajamim que este tipo de «mentiras blancas» (o piadosas) sólo se permite cuando esta mentira no causa ningún daño a nigún otro ser humano, como en el caso de Yosef y sus hermanos.

Hay otros casos en los que los Jajamim indicaron que la verdad podría ser modificada (leshanot min ha-emet): cuando contradice otros valores importantes.

Ilustraciones:

1. Masejtá (Tratado talmúdico). De acuerdo a Rashí, si una persona, por ejemplo, sabe perfectamente y de memoria un tratado del Talmud y alguien le pregunta qué tan bien conoce este tratado talmúdico, uno puede ocultar la verdad y decir que no la conoce muy bien. Los judíos valoramos inmensamente la humildad, y puesto que en este caso modificando la verdad no se provoca un daño a nadie, se permite. Otros rabinos (Maguén Abraham) añaden que de esta misma manera uno también puede comportarse con humildad en otras áreas religiosas o espirituales. Por ejemplo: si alguien está haciendo un acto de Jesed (beneficencia) o practicando una severidad extra (jumrá) puede (debería!) ocultarlo de los demás, por humildad.

2. Purayá (intimidad sexual): En cuestiones de intimidad, también está permitido no revelar toda la verdad o incluso modificar la verdad. Si alguien pregunta algo inapropiado, por ejemplo: «¿Tu esposa va al Mikvé esta noche?» o algo así, se puede ocultar la verdad por razones de Tzeni’ut (= discreción). Tzeni’ut no sólo se refiere a la forma de vestir recatada propia de los Yehudim, sino también se manifiesta en nuestro proceder y palabras, en los temas que discutimos y con quién discutimos estos temas.

3. Ushpizá (huéspedes): Ba’ale haTosafot lo explican así. En el pasado no había hoteles, y los viajeros a menudo buscaban alguien que les ofreciera una cama para pasar la noche y un pedazo de pan para desayunar. Entonces, si yo fui hospedado en la casa de alguien y me trataron excepcionalmente bien, y sospecho que si hago pública mi alabanza hacia mis anfitriones, muchos otros viajeros -algunos de los cuales podrían no ser honestos o podrían comportarse de manera abusiva- intentarán alojarse en esa casa, está permitido desviarse de la verdad y ocultar los elogios al anfitrión por su tratamiento excepcional. Ya que de lo contrario todo el mundo querrá hospedarse en esa casa, e involuntariamente, yo podría causar una posible situación de abuso hacia mi generoso anfitrión. En esta y otras circunstancias similares, se permite ocultar la identidad de mis benefactores o minimizar su generosidad.

Como vemos, aunque la verdad es un valor muy alto y estimado en el judaísmo, y la Tora nos advirtió que nos alejáramos de la mentira, a veces, para comportarnos con humildad, con moralidad o para evitar daños u abusos a personas generosas, podemos desviarnos de la verdad.

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel

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