Pequeña pero poderosa – esta es la clave para entender lo que ocurre con Israel: la Tierra de Israel, el Pueblo de Israel, el Templo Sagrado y las festividades de Israel, en especial Jánuca. Una vez que entendemos bien este principio, podemos tomar la clase de decisiones que aseguran nuestro éxito individual y nacional.
La Tierra de Israel es llamada “La tierra del ciervo” porque cuando el pueblo de Israel habita en la Tierra de Israel, la tierra es capaz de acoger a millones. Pero cuando el pueblo de Israel está exiliado de la Tierra de Israel, entonces la Tierra se vuelve escasa y apenas logra sustentar a varias decenas de miles de personas, tal como vemos que ocurrió a lo largo de la historia. Por lo tanto, la Tierra de Israel se parece a la piel del ciervo: cuando el ciervo está con vida, su cuero alcanza para cubrir toda su carne, pero cuando lo matan y lo despellejan, el cuero apenas basta para cubrir una parte pequeña de su cuerpo. Geográficamente hablando, la Tierra de Israel es pequeña. No obstante, tiene más influencia en el mundo que países cientos de veces más grandes en tamaño.
El pueblo de Israel es una pequeña porción de la población mundial pero su influencia es prodigiosa en todas las áreas de la tecnología, del progreso y de la mejora mundial. Por ejemplo, más del 22% de los ganadores del Premio Nobel son judíos y sin embargo, los judíos son solamente el 0,2% de la población mundial, o sea que contribuyen más de cien veces más de lo que deberían. Lo mismo ocurre con la Tierra de Israel, que es pequeña pero poderosa!
La Torá de Israel también es pequeña pero poderosa. Los pequeños Cinco Libros de Moisés, cuando son comentados y explicados y aplicados a enseñanzas legales, homiléticas y morales pueden llenar varias bibliotecas. Cada día se publican más y más libros que analizan otros aspectos de la Torá. La cosa no termina…
El Templo Sagrado, que sea reconstruido muy pronto, milagrosamente alberga a todo el Pueblo de Israel cuando este lleva a cabo el peregrinaje tres veces al año, en Pesaj, Shavuot y Sucot.
Jánuca es otro aspecto de este rasgo de pequeña pero poderosa, por donde miremos esta fiesta. Los macabeos y sus seguidores eran menos del 10% de la población, la mayoría de la cual se había asimilado al helenismo. Sin embargo, ellos superaron al 90% del resto de los judíos, que se habían asimilado, así como también a todo el ejército griego-sirio. Una vez más: pequeña pero poderosa. Después, cuando liberaron el Templo Sagrado y lo consagraron, la diminuta vasija de aceite ritualmente puro, que era capaz de arder solamente un día, ardió ocho días hasta que los sacerdotes lograron preparar más aceite según el rito.
Los macabeos eran cohanim, sacerdotes. A partir del milagro de Jánuca en adelante, ellos reinaron en Israel y fueron la Dinastía Jasmonea, que duró hasta la destrucción del Segundo Templo, unos dos siglos más tarde. Ellos merecieron ser el conducto del milagro de Hashem no sólo venciendo al enemigo sino poniendo fin a la asimilación y reconsagrando el Templo Sagrado, que es la razón por la que celebramos Jánuca.
Nuestros Sabios enseñan que los actos de nuestros padres son modelo para nosotros. En otras palabras, el carácter y los actos de los padres ejercen una profunda influencia en sus descendientes, para toda la posteridad. La Torá enseña que una medida de bien es 500 veces más fuerte que una medida de mal. En ese sentido, las buenas acciones y la automejora de los padres constituyen una influencia 500 veces más poderosa en las generaciones subsiguientes que sus malos actos o malos rasgos de carácter.
Aaron, el Sumo Sacerdote, fue el patriarca de la tribu de los cohanim, y por lo tanto, el tatarabuelo de los macabeos. Y su rasgo más característico fue el amor de la paz y su capacidad de hacer las paces entre marido y mujer y entre uno y su prójimo. Él era humilde y magnánimo, que es lo opuesto de egoísmo, avaricia y envidia, tan comunes en la sociedad contemporánea.
Contrario a lo que se cree, los macabeos eran sabios y hombres de paz, que se volvieron guerreros porque no les quedó otra alternativa. Al derrotar a los sirio-griegos, los macabeos restauraron la paz a la Tierra de Israel y por lo tanto se hicieron merecedores de ser un receptáculo digno de los milagros, incluyendo su victoria ante aquel ejército y el milagro del aceite.
El Jatam Sofer escribe que el nombre “jasmoneo” proviene de la sigla de la letra hebrea jet, que equivale a ocho, y la palabra hebrea semen, que significa aceite, que es una referencia a la vasija de aceite que produjo tan increíble luz. Juntos, forman la palabra jet-shemen- que llegó a ser jashmonaim – jasmoneo en hebreo.
Jánuca es un momento maravilloso para la unión y para estar juntos, con la familia y con los amigos. La luz de Jánuca se origina en la luz de la paz, que es la mejor vasija para las bendiciones y los milagros. Esta lucecita nos traerá todo lo maravilloso que tanto anhelamos, incluyendo al Mashíaj y nuestro Sagrado Templo.
¡Feliz Jánuca!
Fuente: Breslev en Español