ועתה, אם-שמוע תשמעו בקולי, ושמרתם, את-בריתי – והייתם לי סגולה מכל-העמים, כי-לי כל-הארץ ואתם תהיו-לי ממלכת כוהנים, וגוי קדוש
“Y ahora, si ustedes escuchan Mis órdenes y mantienen Mi pacto, se convertirán en Mi pueblo atesorado (segulá) entre todos los pueblos … y serán para mí un reino de sacerdotes (mamlekhet kohanim) y una nación santa (Goy Qadosh). «Shemot 19: 5-6
En Shabu’ot celebramos nuestra asignación como el Pueblo Elegido por Dios. Nuestra elección nos llevó al establecimiento de un «pacto» con Dios. El documento que registra la descripción y los términos de ese pacto se llama: LA TORA. Al describir este pacto, en el Pasuq mencionado más arriba, la Torá llama a la nación de Israel «goy qadosh». La palabra «goy» es muy fácil de entender, significa “pueblo”, ”nación». Pero la siguiente palabra, «qadosh» es muy difícil de traducir . «Qadosh» podría significar, según el contexto: sagrado, santo, especial, separado, consagrado, único, diferente y más.
En el contexto de este “pacto” con Dios que conmemoramos en Shabu’ot, «qadosh» significa «elegido. Goy qadosh, «pueblo elegido”.
¿Elegido para qué?
Fuimos elegidos por Dios para ser los testigos de Dios. En Shabu’ot, cuando recibimos la Tora, HaShem se reveló al pueblo de Israel. No vimos imágenes, pero oímos Su voz. Éramos, y seguimos siendo, los únicos testigos presenciales de la existencia de Dios. La existencia de Dios no puede ser demostrada con evidencias filosóficas o científicas. La evidencia de la existencia es el pueblo judío. Como dijo el profeta Yesha’ayahu : אַתֶּם עֵדַי, נְאֻם ה’, וְעַבְדִּי אֲשֶׁר בָּחָרְתִּי, לְמַעַן תֵּדְעוּ וְתַאֲמִינוּ לִי וְתָבִינוּ, כִּי אֲנִי הוּא, לְפָנַי לֹא נוֹצַר אֵל וְאַחֲרַי לֹא יִהְיֶה “Así dice HaShem [a Israel] Ustedes son mis testigos, Mi siervos, a quien he escogido. Para que sepan, crean fehacientemente y hagan comprender [al resto del mundo] que Yo existo. Y que no existe [otro] dios ni antes ni después de Mí «.
En una de sus cartas (Igueret Temán) Maimónides explica que lo primero que un padre judío debe enseñarle a sus hijos es la historia de Shabu’ot, conocido en hebreo como מעמד הר סיני (la revelación Divina en el Monte de Sinai) , esto es, cuando experimentamos la Presencia Divina y nos convertimos así en los testigos de Su existencia. Esto es la experiencia que nos define como judíos, como pueblo elegido (o mejor dicho: “Pueblo testigo”.
Ser el pueblo elegido no significa que tener más derechos que otras naciones. Por el contrario, significa que, como fuimos y somos los testigos de la existencia de HaShem, HaShem espera de nosotros un comportamiento ejemplar. Dios examina nuestra conducta mucho más estrictamente que el resto de las naciones. Tiene más expectativas y demandas de nosotros. Quizás, nadie formuló este concepto tan importante mejor que el profeta Amós (3: 2). Así dijo HaShem, רק אתכם ידעתי מכל משפחות האדמה על כן אפקד עליכם את כל עונתיכם “Sólo a Ustedes [el pueblo de Israel] He conocido (= amado, elegido) de entre todas las familias de la tierra; Por tanto, te haré responsable por todas tus iniquidades … »
Ser el pueblo elegido no implica tener más derechos sino más obligaciones y particularmente, más responsabilidad. Si un judío actúa con deshonestidad, se comporta mal, ofende a otros, etc., entonces se descalifica a sí mismo como uno de los testigos de HaShem, causando Jilul HaShem, esto es, “haciendo que la evidencia de la existencia Divina sea más débil».
Ser judío implica la conciencia permanente de que la prueba de la existencia de Dios depende de nuestro testimonio. Y que este testimonio lo expresamos cada vez que cumplimos con nuestro «Pacto».
Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel