De acuerdo a Rabbán Gamliel hay 3 palabras que deben mencionarse en el Seder para cumplir con la mínima obligación de transmitir a nuestros hijos la historia de la salida de Egipto: Pésaj, Matsá y Maror.
El Maror representa el sabor de la esclavitud. La Matsá, como ya lo dijimos, el sabor de la libertad obtenida a través de la intervención Divina. ¿Qué es Pésaj? ¿Qué significa la palabra “Pésaj” y que nos viene a enseñar en nuestros días?
Quiero compartir con ustedes dos reflexiones al respecto.
LIBERTAD MENTAL: Pésaj en el lenguaje Talmúdico significa el sacrifico de Pésaj. Que originalmente ocurrió en Egipto. HaShem ordeño al pueblo judío sacrificar un carnero, y marcar con su sangre las puertas de sus casas. Así, las casas judías no serían afectadas por la muerte de los primogénitos.
Este sacrifico significa lo que el pueblo judío hizo para merecer su libertad. Me explico: Los procesos de cambios socioculturales suelen llevar muchos años, décadas y hasta siglos. En el caso del pueblo judío TODO ocurrió en unas pocas horas.
HaShem ordenó a los Yehudim que tomaran una oveja y la mantuvieran con ellos hasta el día 14 de Nisán (víspera de Pésaj). Hay que recordar que los egipcios adoraban a muchísimos animales, ya que para ellos los animales encarnaban los poderes de sus dioses. Los animales eran adorados en Egipto mucho más de lo que el día de hoy las vacas son adoradas en la India. El cocodrilo o el hipopótamo, por ejemplo, eran adorados como seres sagrados por encarnar la fuerza y la ferocidad. Las ovejas, especialmente los machos conocidos en español como “carneros”, simbolizaban la virilidad y el poder de la procreación. Los Yehudim se enfrentaban ahora a un gran desafío: debían tomar uno de esos carneros y sacrificarlo.
El pueblo de Israel, al tomar y sacrificar el carnero, demostró que podía “liberarse” de la cultura idólatra de los egipcios. Recuerden que los Yehudim vivimos inmersos en esa sociedad por muchas generaciones y estuvimos expuestos a todo tipo de supersticiones y fetichismo, propios de la ‘aboda zara (idolatría). El 14 de Nisan, HaShem ordenó a los Yehudim sacrificar el carnero, exponer su sangre en las puertas, asarlo y comerlo. Hay que imaginar la dificultad sicológica de sacrificar y comer, un animal que sus amos consideraban “un dios”.
Recuerden que los esclavos naturalmente temen a sus amos, y cuánto más deberían haber temido a los “amos de sus amos”, ¡a los animales que sus amos consideraban dioses!
HaShem quería que los Yehudim “merecieran” su libertad, demostrando que ya no eran esclavos del pensamiento idolatra, y que ellos ya entendían que los dioses egipcios eran falsos: productos de la imaginación humana, la superstición y la manipulación de los líderes de la idolatría. Los Yehudim, en una sola noche, en un tiempo inferior al que le lleva la masa del pan fermentar, desenmascaramos la idolatría, nos liberamos de ella, la dejamos atrás y nos entregarnos en las manos de HaShem.
PROTECCION: En Inglés a Pésaj se lo conoce como «Passover» (i.e., pasó por encima, salteó), lo que significa que cuando HaShem estaba matando a los primogénitos egipcios, «salteó», pasó por encima de la casa de los Yehudim y no los afectó. Esta es la clásica interpretación de la palabra «pésaj». No obstante, de acuerdo al Rab Menashe Ben Israel (1604 –1657) y muchos otros, la idea de Pésaj en la Torá es un poco más profunda, y a la vez, menos conocida. El Rab Ben Israel explica que la palabra «pésaj» o «pasaj» no debe ser entendida como «salteó» sino como «protegió» (como lo traduce el Targum Onkelos jayis). HaShem desató la décima plaga, la muerte de los primogénitos, lo que la Torá llama «mashjit», (destructor, plaga ver Shemot 12:13 y 12:23), que en teoría tendría que haber afectado, «de manera natural», a todos los primogénitos de Egipto, gentiles o judíos, indiscriminadamente. HaShem, sin embargo, «protegió» (pasaj) las casas de los Yehudim y no dejó que la mortal plaga afectara a los primogénitos judíos.
Pésaj, entonces, es la festividad en la que celebramos la constante, directa y «sobrenatural» protección que HaShem le brinda al pueblo de Israel. Esta protección selectiva (hashgajá peratit) al ueblo judío que comenzó la noche del 15 de Nisan, en Hebreo conocida como lel shimurim, acompaña desde entonces a Am Israel a través de su historia y hasta nuestros días. Desde entonces HaShem protege al pueblo de Israel de una manera «milagrosa».
La existencia de Israel desafía las estadísticas o las predicciones más lógicas. El pueblo judío, el grupo humano más perseguido y hostigado en la historia de la humanidad, no debería existir, y literalmente “gracias a HaShem” aquí estamos. Piensen en esto: Hoy, de los 193 estados representados en la Naciones Unidas solamente UNO está amenazado. Hay un solo estado en el mundo cuya existencia es permanentemente deligitimizada y creíblemente amenazada. Hay un único país en el mundo que como dice la Hagadá, omedim alenu lejalotenu, está rodeado de vecinos (y vecinos de vecinos) que buscan su aniquilación total.
¿Adivinen a qué país me refiero? No, no es Corea del Norte ni Honduras…. Es el Estado de Israel, el «judío» entre las naciones. Israel, el pueblo y el estado, existen «milagrosamente», a pesar de todos los que alzan sus voces y sus armas para destruirnos, porque tal como ocurrió en esa noche de Pésaj (lel shimurim) HaShem nos sigue protegiendo.
Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel