Hay gente que quiere saber todo de sí misma. Quieren saber qué clase de personas son en términos psicológicos y por qué actúan como actúan. No son personas superficiales. Quieren tener conciencia de ellos mismos. El problema es que fueron engañados por una cultura que quiere que estén demasiado enfocados en ellos mismos y no en Hashem.
Esta clase de autoanálisis presenta un doble peligro. Tal como he dicho, cuando uno está demasiado enfocado en “yo”, le cuesta mucho encontrar a Hashem. Esto puede conducir a una excesiva arrogancia, tristeza y egocentrismo. Pero el problema más profundo y más sutil es que cuanto más se estudia a sí mismo, más cree que puede existir independientemente de Hashem. Se olvida (o nunca se enteró) de que “no hay nada fuera de Hashem”.
Yo pasé muchos años de mi vida buscándome a mí mismo. Hablando en términos objetivos, probablemente haya aprendido más de mí mismo que mucha otra gente, pero ese conocimiento por sí solo no me sirvió de mucho. De hecho, ahora trato de no pensar demasiado en lo que sé de mí mismo. Y les voy a decir por qué.
Hay gente que está tan fascinada consigo misma que se pasan décadas haciendo terapia e incluso hacen terapia de sus vidas anteriores, como si uno ya no tuviera suficientes problemas en una sola vida…
La pregunta subyacente es “quién es mi verdadero YO?”. El Yo que está lleno de lo que la otra gente piensa y lo que el mundo piensa no es el verdadero Yo. El Yo que está constantemente siendo rebotado por los sentidos y reaccionando a cada cosa que ve o escucha tampoco es el verdadero Yo. Y el Yo que hace psicoterapia ciertamente no es el verdadero Yo. Es un Yo falso. Y les voy a decir por qué.
Mi Yo real es mi alma, que es jelek Eloka mimal, un “pedacito de Hashem”. Por qué se llama así al alma?
Piensen en esto: si Hashem está en todas partes, entonces cómo eres capaz de sentarte o pararte donde estás sentado o parado? Hashem hace que cada persona se plantee este interrogante a cierta altura de su vida. Cómo es posible que Hashem y yo podamos estar al mismo tiempo en el mismo lugar? Y entonces uno se da cuenta: si Hashem está acá, entonces “YO” no estoy acá en realidad!
Esta conclusión es un hecho que no puede ser comprendido del todo. Pero se supone que nos tiene que dejar pensando acerca de la necesidad de dejar de pensar demasiado en nuestro propio “Yo”.
Está escrito: “Porque Yo soy quien soy, y no hay Dios fuera de Mí” (Deuteronomio 32:39). El verdadero Yo es Hashem. El Sabio Hillel dijo una vez: “Si yo estoy aquí, entonces todos están aquí”. Y se explica que esto significa que se estaba refiriendo a Hashem, que es llamado “YO”.
El alma es un pedazo de Hashem lo cual significa que así como Hashem es llamado “Yo”, así también la persona siente su “Yo” como parte de Hashem. Dado que nuestra alma es un pedazo de Hashem, y Hashem es considerado el único verdadero “Yo”, nuestra alma es capaz de sentir también este Yo. Nuestra misión es revelar y reconocer quién es el verdadero Yo y mantenernos apartados de influencias externas que nos apartan de las personas que somos realmente.
Cuando estamos en contacto con nuestros verdaderos Yos, estamos conectados simultáneamente con Hashem. Nuestra relación con Hashem, nuestro Creador, es la única relación que puede realmente satisfacer todas nuestras necesidades. Nuestras relaciones más preciadas en este mundo, el amor de los padres y el amor de las parejas, nos los dio Hashem para que nos preparáramos para que renunciáramos a un lugar privado en nuestro corazón a fin de que Él pueda residir dentro de nosotros para siempre.