Esta noche vamos a celebrar la fiesta de Purim. Purim nos recuerda nuestro milagroso triunfo sobre el antisemitismo.
Brevemente: el primer ministro del imperio persa, Hamán, emitió un decreto genocida en el que permitía y alentaba a cualquier persona del imperio que matara a un judío y a su familia, a quedarse con todos sus bienes y pertenencias. Como todos sabemos, gracias a la intervención de Mordejai y Ester, y a la «invisible» ayuda de HaShem, el decreto fue revertido.
Los eventos de Purim no contienen fábulas ni metáforas, como algunos mitos de la antigüedad, y han sido registrados en el «Libro de Ester «, que leemos 2 veces durante Purim. Para comprender la dramática historia que este libro relata y la magnitud del milagro y del genocidio que se evitó, presentaré a continuación una breve reseña de la historia de Purim.
Después de salir de Egipto, los Yehudim vivimos por aproximadamente 800 años como pueblo soberano en la tierra de Israel. En el año 586 antes de la era común (aec) el emperador de Babilonia, Nebujadnetsar conquistó y destruyó Yerushalayim (Jerusalem). Cientos de miles de judíos murieron de hambre, enfermedades o fueron asesinados; el Bet haMiqdash fue destruido y aproximadamente 70.000 judíos fueron tomados como cautivos y llevados a Babilonia.
En el año 539 aec, Ciro (llamado en hebreo Koresh) derrotó y conquistó al imperio babilonio, transformándose en el primer monarca del imperio Persa.
En el año 538 a.e.c. sucedió un gran milagro: el Emperador Persa Ciro promulgó un edicto (הכרזת כורש) en el que invitaba y alentaba a todos los miembros del pueblo judío a regresar a Israel y reconstruir el Bet haMiqdash. Este gran evento está registrado en las últimas palabras del Tanaj (la Biblia hebrea).
Miles de judíos regresaron a Israel, liderados por Zerubabel y en al año 516 aec, luego de 70 años de exilio, tal como lo había profetizado Yirmiyahu, comenzó la construcción del segundo Bet haMiqdash.
Con el tiempo la población judía de Israel siguió creciendo y en los tiempos de Purim, primera mitad del siglo V aec. vivían en Israel no menos de 50.000 judíos.
No todos los judíos regresaron a Israel.
¿Por qué? Tal como lamentablemente ocurre en nuestros días, aunque todos podían vivir en Israel, la mayoría de los judíos seguía viviendo fuera de Israel. Vamos a tratar de entender cómo y por qué los Yehudim residían en un exilio voluntario.
Durante el reinado de Ajashverosh (484-465 aec) el imperio Persa se convirtió en el más grande que existió en la historia de la humanidad (se extendía desde la India hasta Etiopía). Esto les brindó a los judíos, que eran muy exitosos en el comercio, la oportunidad de establecer una red comercial internacional que resultó muy profitable.
Hay documentos y evidencias que los judíos se dispersaron por todos los confines del Imperio Persa y llegaron hasta lo que hoy en día es el límite entre India y China. Aprovechando que las rutas comerciales estaban protegidas contra los bandidos, montaron una red de intercambio comercial entre Indochina y occidente. Utilizando la recién inaugurada «ruta de la seda», también protegida por guardias imperiales, importaban seda y oro de la China y exportaban especias, colorantes, jade, lapislázuli y vidrio. Hay un libro, lamentablemente muy desconocido pero absolutamente fascinante («El octavo Día», The Eighth Day, por Samuel Kurinsky), que describe con lujo de detalles todas las empresas comerciales en las que se destacaban los judíos en los tiempos del imperio Persa.
Los judíos estaban, como lo confirmó Hamán (M. Ester 3:8) «diseminados entre todos los pueblo del imperio Persa», y esto también les permitió establecer una nueva industria en la cual también se destacaron: el crédito. Un documento escrito (seguramente en hebreo) por un judío de Turquía podía ser cobrado en la India, al ser presentado a otro judío que vivía allí. Hay testimonios arqueológicos muy importantes sobre una familia judía de «banqueros» de esa época, los Murashu (ver aquí ).
Todos estos datos son importantes para entender lo siguiente:
1. Dado el éxito de sus comercios, los Yehudim no regresaron a Israel. Aunque cabe destacar que apoyaban económicamente a Israel enviando permanentemente generosas donaciones para el Bet haMiqdash y para ayudar a los Yehudim que allí residían.
2. Los judíos vivían esparcidos por todos los confines del enorme imperio Persa, incluyendo Turquía, Egipto, y 50.000 en Israel. De manera que NO había judíos viviendo fuera del imperio Persa.
3. Por lo tanto, como todos los Yehudim del mundo, vivían en el imperio Persa, cuando Hamán emitió su decreto para eliminar a todos los judíos del imperio, estaba llamando a la destrucción de todos los judíos del mundo.
Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel