La calle Jaffa vacía en el centro de Jerusalem el 28 de marzo de 2020. El gobierno ordenó un cierre parcial, para evitar la propagación del Coronavirus. (Nati Shohat/Flash90) (Nati Shohat/Flash90)

Pocas horas antes de comenzar Rosh Hashana, la población de Israel entra en un nuevo cierre  a lo largo y ancho del país que durará 3 semanas, desde este viernes a las 14.00 horas, hasta el 11 de octubre.

Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai

De acuerdo a la situación de la pandemia, en principio podría ser extendido. No se podrá salir a más de 500 metros de la casa en la que uno vive- una medida aprobada a pesar de que varios expertos y algunos de los propios ministros la calificaron de “ilógica”-, estarán cerrados los negocios no esenciales y no funcionará el sistema educativo. Supermercados y farmacias se mantendrán abiertos y los restaurantes podrán hacer envíos a domicilio. No pueden reunirse más de 10 personas en un espacio cerrado o más de 20 al aire libre.

Aún no se aprobó el modelo a funcionar en las sinagogas, un punto especialmente delicado dado que el cierre abarca las fechas claves de Rosh Hashana, Iom Kipur y Sucot. Ya antes de comenzar la reunión del gobierno, presentó su dimisión el Ministro de Construcción y Vivienda, ex titular de Salud Pública, Yaakov Litzman, del partido ultraortodoxo Yahadut HaTora, por el hecho que se cierren sinagogas o se limite seriamente su funcionamiento precisamente durante las Altas Fiestas.

El Primer Ministro Biniamin Netanyahu-que poco rato después de la reunión del gabinete partió a Washington a la firma de los acuerdos de paz- admitió que el cierre provoca un serio perjuicio económico, pero alegó que el imponerlo en las fiestas reduce en algo su seriedad dado que de por sí esos son días de menor actividad económica. Este punto es relativo. Es cierto en el sector público, pero no en el privado, dado que son días en los que la gente sale, toma vacaciones, se hospeda en hoteles, cosas que ahora nadie podrá hacer.

Netanyahu dijo que serán elaborados planes para compensar a los negocios que tienen pérdidas a raíz del cierre, pero sus representantes exigían que ya antes de comenzar el cierre se les pague por el daño, a diferencia de lo hecho en la primera ola, cuando hubo serias demoras en recibir la indemnización.

La aprobación del plan no fue sencilla. Ministros se opusieron, y más que nada, se sabía que de fondo hay una seria oposición en la población, no solamente en los sectores directamente afectados como ser negocios cerrados. En las redes sociales se puede captar claramente llamados a desobedecer las restricciones.

Esto se debe no sólo al hecho que ahora se sabe con claridad cuán nocivo fue el primer cierre, por el cual más de un millón de israelíes perdieron su empleo. De ellos, aproximadamente la mitad aún está sin trabajo. El tema es más de fondo. Ahora no se confía en las decisiones de las autoridades y se considera que se llegó a un punto presentado como extremo con un cierre a nivel nacional, debido a que en los últimos meses, en distintas ocasiones, no se  tomó la decisión de cierres puntuales sólo en zonas rojas, antes de la propagación generalizada de la pandemia, en lo que mucha gente considera se debió a presiones políticas.

La gran pregunta es si en este momento el cierre era ineludible, si proclamarlo ahora es una irresponsabilidad o si no hacerlo sería una locura. Los propios expertos están divididos al respecto. Se han manifestado en los medios israelíes médicos y directores de hospitales, presentado distintas opiniones, influenciadas en gran medida por la situación en sus respectivos  sitios de trabajo. El único director de hospital que habla de casi inminente desmoronamiento o al menos de muy serias complicaciones, es el Dr. Miki Halbertal, Director del Centro Médico Rambam de Haifa, quien advierte , por la gran cantidad de pacientes internados en sus salas, que puede haber una catástrofe. Pero ninguno de los demás, aunque aclaren que no están por llegar al límite, subestima el momento actual y todos sostienen que algo tiene que cambiar para no llegar al borde del abismo.

El Primer Ministro, diciendo que el manejo de la pandemia es como un “acordeón”, declaró en una rueda de prensa que se tomó ahora la decisión del cierre porque “los expertos médicos me dijeron cerrar el acordeón cuando el sistema de salud levante bandera roja”.

Netanyahu sigue afirmando que Israel bajo su liderazgo ha tenido grandes “éxitos” en la lucha contra el Coronavirus y rechaza las acusaciones que fracasó  en el manejo de la segunda ola

El Ministro de Salud Pública Yuli Edelstein, que presionó fuertemente para la aprobación del cierre, dijo que “hemos tratado de evitarlo durante 3 meses ,pero ahora no hay más remedio”. Según él, si todo se cuida debidamente y se cumplen las restricciones “esto puede terminar pronto”. Pero dado el ambiente general, no está claro en absoluto que la ciudadanía acepte respetar las órdenes del gobierno como lo hizo a la perfección en el primer cierre.