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Investigadores israelíes descubrieron que dos fármacos disponibles en todas las farmacias para bajar la tensión arterial y reducir la ansiedad y otro utilizado para prevenir el dolor y la inflamación reducen significativamente el riesgo de desarrollar metástasis tras una operación de cáncer de colon y recto.

Fuente: Aurora

El descubrimiento, realizado en la Universidad de Tel Aviv (TAU) y probado en pacientes del Centro Médico Sheba de Tel Hashomer, también descubrió que los fármacos minimizaban la ansiedad y la reacción al estrés. El tratamiento clínico -el primero de este tipo- comienza cinco días antes de la operación y dura sólo 20 días, con efectos adversos mínimos o nulos.

El estudio, en el que participaron 34 pacientes tratados en Sheba, demostró que, cinco años después de la operación, sólo una octava parte (12,5%) de los pacientes quirúrgicos que recibieron los fármacos desarrollaron metástasis cancerosas, frente a la mitad del grupo de control.

La investigación fue dirigida por el Prof. Shamgar Ben-Eliyahu, de la Facultad Sagol de Neurociencia y la Facultad de Ciencias Psicológicas de la TAU, y el Prof. Oded Zamora, de la Facultad Sackler de Medicina de la TAU.

Los resultados se publicaron en el European Journal of Surgical Oncology con el título «Effect of perioperative COX-2 and beta-adrenergic inhibition on 5-year disease-free-survival in colorectal cancer: A pilot randomized controlled Colorectal Metastasis Prevention Trial (COMPIT)» (Efecto de la inhibición perioperatoria de COX-2 y beta-adrenérgica sobre la supervivencia sin enfermedad a 5 años en el cáncer colorrectal: Un ensayo piloto aleatorizado y controlado de prevención de la metástasis colorrectal -COMPIT-).

Simultáneamente se publicó en Nature Reviews Cancer un resumen de la teoría y los principios subyacentes a la investigación titulado «Estrés y cáncer: mecanismos, significado y futuras direcciones».

Aunque la cirugía para extirpar los tumores primarios es el pilar de todos los tratamientos contra el cáncer, el riesgo de metástasis tras la extirpación del tumor se estima en un 35% entre los pacientes con cáncer de colon, con mayor riesgo en los que se encuentran en estadios más avanzados de la enfermedad.

«El estrés durante el periodo de espera para la intervención quirúrgica, las reacciones de estrés e inflamación que produce el organismo durante la propia cirugía, el periodo de recuperación física y, por último, la ansiedad posterior por la reaparición del cáncer tienen un efecto adverso en la capacidad del organismo para combatir los procesos metastásicos», explicó Ben-Eliyahu.

Estas condiciones mentales y fisiológicas «crean respuestas inflamatorias de estrés, que provocan una amplia liberación de hormonas de las familias de las prostaglandinas y las catecolaminas. Estas hormonas suprimen la actividad inmunitaria anti metastásica y, por tanto, favorecen el desarrollo de metástasis», expresó Ben-Eliyahu.

«Además, estas hormonas ayudan directamente a las células cancerosas que permanecen en el cuerpo incluso después de la cirugía: debido a la exposición a estas hormonas, el tejido canceroso se vuelve más agresivo y metastásico. La buena noticia es que sabemos cómo tratar tanto el estrés como la inflamación utilizando medicamentos ya disponibles», destacó el profesor.

Los investigadores de la TAU administraron a 34 pacientes con cáncer de colon dos fármacos: propranolol (Darlin), que se utiliza para bajar la tensión arterial y reducir la ansiedad, y etodolac (Etofan), empleado para prevenir el dolor y la inflamación. Dieciséis pacientes elegidos al azar tomaron la medicación después de la operación en Sheba durante muy poco tiempo.

Los otros 18 pacientes del grupo de control recibieron fármacos placebo. Cinco años después, nueve de los 18 pacientes que recibieron el placebo (50%) desarrollaron metástasis cancerosas, frente a dos de los 16 pacientes que tomaron Darlin y Etofen (12,5%).

«Aunque a los cinco años de la operación la significación estadística es clara, necesitamos realizar estudios clínicos más amplios. Nuestro tratamiento redujo los marcadores de metástasis en el tejido tumoral y las posibilidades de recidiva del cáncer. Buscamos deliberadamente los fármacos más seguros y baratos capaces de reducir la respuesta estresante-inflamatoria del organismo a la cirugía, con el fin de salvar vidas», añadió Ben-Eliyahu.

Con respecto a los resultados, el profesor señaló que »suena demasiado bueno para ser cierto, pero se obtuvieron resultados similares en tejido de cáncer de mama en un estudio que realizamos en 2017. Debido al pequeño número de sujetos en ambos estudios, es imposible estimar con precisión la magnitud del efecto beneficioso, pero los efectos son estadísticamente significativos, lo que significa que no son accidentales».

Ben-Eliyahu también detalló que algunos médicos desconfían de los efectos de las reacciones inflamatorias provocadas por el estrés, en particular las derivadas de factores psicológicos como la espera de una intervención quirúrgica o el miedo a que la enfermedad se extienda. Otro problema se refiere a la financiación de los estudios clínicos.

«Hay que tener en cuenta que las empresas farmacéuticas no tienen ningún incentivo financiero para apoyar estos estudios. Nuestros medicamentos no están patentados; son seguros, baratos y se administran en un tratamiento breve que dura sólo unos días. Las empresas farmacéuticas buscan patentes para medicamentos caros y prefieren que el paciente dependa del fármaco el resto de su vida», advirtió el director de la investigación.

«Por desgracia, las principales fundaciones científicas de Israel no financian investigaciones clínicas sobre fármacos, dando por sentado que las financiarán las empresas farmacéuticas. Intentamos salvar vidas sin beneficio económico y recibimos apoyo financiero de varias fuentes israelíes e internacionales, pero son insuficientes para grandes estudios clínicos», agregó.

Ben-Eliyahu espera que se encuentre financiación para un estudio clínico a gran escala, con la intención de reclutar a cientos de pacientes de cáncer de colon y recto en Israel, «porque sin una investigación de este tipo no podremos persuadir al estamento médico de la eficacia del tratamiento», concluyó.

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