La crítica entre judíos, ¿conduce a algo bueno?

La crítica entendida como el señalamiento público de otra persona, por causa de sus opiniones o estilo de vida, nunca podría considerarse aceptable o analizarla bajo una forma de expresión relacionada con la libertad de opinión.

La crítica en general es una opinión contraria al pensamiento de un tercero, aunque se puede entender como una forma de esclarecer ciertos puntos de vista encontrados ¿Qué pretendemos cuándo criticamos a ciertas personas, colectivos o grupos? Analicemos estos puntos con la mejor de las actitudes y con la intención de aplacar airados pensamientos, entre unos y otros.

Un ejemplo muy claro, al respecto, están siendo las declaraciones de “la Viceministra de Relaciones Exteriores israelí, Tzipi Hotovely, que atacó a los judíos estadounidenses y culpó a la creciente brecha entre la comunidad judía estadounidense e Israel”. Unas declaraciones que en sí mismas son conflictivas al considerar a todo un colectivo, como es la Comunidad Judía Norteamericana, la causante de una supuesta brecha entre los judíos que viven en Estados Unidos y los judíos que viven en Israel ¿Acaso todos los judíos piensan igual políticamente hablando? ¿Todos los judíos del mundo creen lo mismo en el campo religioso? No hace falta decirlo, pero los judíos, como otras nacionalidades, tienen diversos puntos de vista, estilos de vida diferentes, creencias religiosas dispares y posicionamientos políticos enfrentados, pero no dejan de ser judíos por estas razones.

La riqueza del Pueblo Judío es precisamente la diversidad de pensamiento, en todos los campos que analicemos. Las opiniones de la señora Tzipi Hotovely deberían ser entendidas dentro de la libertad de expresión, que gozan todos los judíos en Israel. Una sociedad que bien merece el distintivo de abierta, democrática y liberal sin menoscabo de opiniones totalmente opuestas o contradictorias. En Israel cada ciudadano se expresa como cree conveniente y no pasa nada. La democracia en Israel no es solo la única de la zona sino la más fuerte de Oriente y de Occidente. Una Democracia que permite la expresión parlamentaria de la minoría árabe, entre otras, sin que el país entre en ningún cataclismo social.

Todo lo relatado no significa que la libertad de expresión pueda ser usada como arma arrojadiza, para atacar a personas o colectivos. La libertad nos debe hacer conscientes de la responsabilidad que tenemos los unos para con los otros. El respeto mutuo es la mayor expresión práctica de libertad de opinión. Los que respetan a los demás se respetan así mismos. Las mencionadas declaraciones de Tzipi Hotovely pasarían inadvertidas de no ser por el cargo que ocupa como Viceministra de Relaciones Exteriores de Israel. Un cargo o una carga, depende como se mire, que le sirve de altavoz tanto dentro como fuera de Israel.

Las acusaciones vertidas contra los judíos norteamericanos de tener “vidas cómodas” las hacen continuamente los enemigos de Estados Unidos y no pasa nada. El sueño norteamericano de un cierto estilo de vida produce pesadillas a sus detractores. El venenoso odio a los norteamericanos solo es equiparable al que muchos expresan contra sus amigos los judíos. No debería llamar tanto la atención las declaraciones, opiniones, comentarios o formas de ver las cosas entre judíos, aunque sean ciudadanos de otros países. Lo que debería llamarnos la atención no es la crítica entre judíos, algo natural, sino las mutuas acusaciones de deslealtad que nunca conducen a nada bueno.

El dolor que sienten los judíos norteamericanos cuando se produce un atentado con victimas solo puede ser evaluado a nivel personal ¿Alguien sabe lo que siente todo el colectivo judío, vivan en el país que vivan, cuando son asesinados otros judíos? Si, todos los judíos lo saben y se conduelen unánimemente, así debería ser la forma de entenderlo. El sentimiento de dolor, sin la menor duda lo decimos, es indescriptible en todos los judíos del mundo. El vínculo emocional que une a todo un pueblo los hace sensibles, a cada uno dentro de su colectividad, al sufrimiento y el dolor del resto de los judíos diseminados por todo el mundo. La crítica nunca es buena para nadie, entendida como esbozamos al principio, y especialmente para un Pueblo que es Luz de las Naciones.

El Primer Ministro Netanyahu salió al paso de los comentarios de la Viceministra de Relaciones Exteriores de Israel señalando que “no representan la posición de Israel”. Las opiniones, personales sean las que sean, deben quedar en el campo de lo personal y bajo nuestra estricta responsabilidad. Por nuestra parte, como amigos privilegiados de Israel, mantenemos siempre una posición inamovible, que hacemos transferible a todos y que reza así “Hay tantos que critican a Israel por todo, que nosotros no lo criticaremos por nada y cuando decimos por nada es por nada ¡Shalom amigos!

Por José Ignacio Rodríguez, colaborador de Unidos con Israel

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