La Unesco es una broma de mal gusto y su patético sentido de la comicidad no tiene límites. En sucesivas resoluciones politizadas, ha arrancado la historia judía de Jerusalem y reafirmado el carácter exclusivamente islámico de la ciudad santa.

Así se pronunció en el año 2001 este académico palestino, respetado y reconocido en todo el mundo; pero, por supuesto, la evidencia de que Jerusalén tiene un carácter judío inapelable podemos encontrarla en muchas más fuentes.