La guerra empezó el pasado verano. Turbas de árabes palestinos empezaron a atacar a israelíes –conductores u oficiales de policía– en algunos barrios del este de Jerusalem. No hubo provocación alguna. No reaccionaban ante ninguna iniciativa israelí. Simplemente trataban de matar judíos.

El primer ministro, Benjamin Netanyahu, mientras que hace un esfuerzo por restaurar la calma en Jerusalem después de varias semanas de violencia, ha acusado al jefe de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, de avivar las llamas de nuevo.