The Hebrew University of Jerusalem. (Hadas Parush/Flash90) (Hadas Parush/Flash90)

Un sistema computarizado clasifica la atmósfera de los planetas e identifica aquellas que son adecuadas para futuros asentamientos humanos.

(Comunicado de la portavoz de la Universidad Hebrea de Jerusalén)

La crisis climática plantea un enorme desafío para todas las personas de la tierra. Ha derivado en que numerosos científicos busquen exoplanetas, es decir, planetas fuera de nuestro sistema solar, que, potencialmente podrían ser habitados por seres humanos. El Telescopio Espacial James Webb fue desarrollado como parte de esta búsqueda para proporcionar información de observación detallada acerca de exoplanetas similares a la Tierra, en los próximos años. Un nuevo proyecto, dirigido por el Dr. Assaf Hochman y el Instituto de Ciencias de la Tierra Fredy y Nadine Herrmann de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en colaboración con el Dr. Paolo De Luca del Centro de Supercomputacion de Barcelona y el Dr. Thaddeus D. Komacek de la Universidad de Maryland, ha desarrollado exitosamente un marco para el estudio de las atmósferas de planetas distantes y localizar aquellos planetas aptos para la habitabilidad de humanos, sin tener que visitarlos físicamente. La investigacicon conjunta fue publicada en la prestigiosa revista Astrophysical Journal.

La clasificación de las condiciones climáticas y la medición de la sensibilidad climática, son elementos centrales al evaluar la viabilidad de los exoplanetas como candidatos posibles para la habitabilidad humana. En el actual estudio, el equipo de investigación examinó TRAPPIST-1e, un planeta localizado a unos 40 años luz de la Tierra y está previsto que sea documentado por el Telescopio Espacial James Webb, el año próximo. Los investigadores observaron la sensibilidad climática del planeta al incremento de los gases de efecto invernadero y lo compararon con las condiciones de la Tierra. Utilizando una simulación computarizada del clima en TRAPPIST-1e, pudieron evaluar el impacto de los cambios en la concetracion de gases de efecto invernadero.

El estudio se centró en el efecto de un incremento del dióxido de carbono en las condiciones meteorológicas extremas, y en el ritmo de los cambios climáticos del planeta. “Estas dos variables son fundamentales para la existencia de vida en otros planetas, y ahora están siendo estudiadas en profundidad por primera vez en la historia”, explicó Hochman.

Segun el equipo de investigacion, el estudio de la variabilidad climatica de los exoplanetas similares a la tierra, proporciona un mejor entendimiento de los cambios climáticos que actualmente experimentamos en la Tierra. Además, esta clase de investigación, brinda una nueva comprensión acerca de cómo podría llegar a cambiar la atmósfera del planeta Tierra en el futuro .

Hochman y sus compañeros de investigación descubrieron que el planeta TRAPPIST-1e tiene una atmósfera significativamente mas sensible que la del planeta Tierra. Estiman que un aumento de los gases de efecto invernadero podría derivar en cambios climáticos más extremos que los que experimentaríamos aquí en la Tierra, porque un lado del TRAPPIST-1e está constantemente orientado hacia su propio sol, del mismo modo, que nuestra luna siempre tiene un lado orientado hacia la Tierra.

Como concluye Hochman, “el marco de investigacion que hemos desarrollado, junto con la informacion de observacion del Telescopio Espacial Webb, permitirá a los científicos evaluar eficientemente las atmósferas de muchos otros planetas sin tener que enviar una tripulación espacial, para visitarlos físicamente. Esto nos ayudará a tomar decisiones informadas en el futuro, acerca de los planetas que son buenos candidatos para el asentamiento humano y tal vez, incluso, para encontrar vida en esos planetas”.

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