Nazi picketers, wearing boycott signs, block the entrance to a Jewish-owned shop. (USHMM/Wikicommons) (USHMM/Wikicommons)

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La brutal agresión al Gran Rabino de la AMIA, Gabriel Davidovich, es el último y deleznable episodio de una lacra llamada antisemitismo.

Por Ofer Laszewicki Rubin – Aurora

El líder religioso, que se encontraba junto a su esposa en su domicilio, fue apaleado con contundencia: le rompieron varias costillas y fue ingresado de urgencia al hospital. Antes de la paliza y el robo de objetos valiosos, los atacantes exclamaron: “sabemos que sos el rabino de la AMIA”.

Para desgracia de las comunidades judías en la diáspora, el antisemitismo está recobrando vida con fuerza. Ya sea encarnado por las fuerzas de extrema derecha que cada vez gozan de más apoyos en el viejo continente europeo o Estados Unidos; por regímenes populistas de extrema izquierda que terminan destilando odio a todo lo judío haciendo siempre una irracional correlación con Israel; o por autócratas y organizaciones islamistas radicales que siguen fomentando clásicos tópicos contra los judíos, el antisemitismo está en alza y es necesario encender todas las alarmas.

Al rabino Davidovich, le dieron una paliza por ser judío. En Francia, la semana pasada fueron vandalizadas decenas de tumbas judías con pintadas de esvásticas nazis. También en París, el filósofo Alain Finkielkraut fue acosado e increpado en la calle con proclamas antisemitas. Mientras tanto, el gobierno de Polonia legisló para considerar un crimen la vinculación directa del país con el genocidio nazi. Los judíos jamás dejaron de ser el chivo expiatorio.
No solo se siguen propagando los mismos e infames tópicos contra los judíos –controladores de la banca y las finanzas, conspiradores sionistas con pretensión de controlar o derribar gobiernos, genocidas de palestinos-, sino que además hay quienes pretenden manipular la historia, borrar sus huellas de responsabilidad y no reconocer el profundo antisemitismo que resultó en la persecución, el exilio y el exterminio masivo.

Desde Israel y el mundo judío se expresó el máximo rechazo y condena a la agresión, e incluso se pidió tomar acción. Más allá de titulares y pronunciamientos políticos, es de urgente necesidad combatir el antisemitismo, así como cualquier forma de discriminación étnica o religiosa, desde la base. Educando en el respeto y la tolerancia a las futuras generaciones, recordando las tragedias del pasado –y el presente-, y, sobretodo, pidiendo justicia y no pasando por alto tan deleznables ataques como el sufrido por el rabino argentino Davidovich.

Fuente: Aurora

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