Estamos explorando los 13 principios de la fe judía. Éstos fueron formulados por primera vez por Maimónides, Rabbí Moshé ben Maimón o Rambam (1135-1204) en su Pirush haMishanyot, Sanehdrín capítulo 10.
El 9no principio dice que «la Torá nunca será cambiada o reemplazada, Dios nunca dará otra Torá u otra nueva religion al pueblo de Israel o a ningún otro pueblo. »
Maimónides también dice en Mishné Torá Yesodé haTorá 9:1 «Si un profeta viniese a modificar algún aspecto de la Torá de Moshé, sabríamos así inmediatamente que es un falso profeta. Sin importar si este profeta es o no es judío, y sin importar si nos ofrece evidencias de su misión divina a través de milagros que él pueda realizar. Si el profeta dice que Dios lo envió para agregar o anular algún mandamiento de la Torá… sabemos que un falso profeta. Los verdaderos profetas tiene como misión inspirarnos a cumplir con la Torá y advertir al pueblo cuando la están transgrediendo».
Este principio apunta principalmente a advertirnos sobre las religiones «Bíblicas», particularmente el cristianismo y el islam. Ambas religiones se basan en una teoría de reemplazo (también llamado teología de suplantación) que afirma que los mandamientos de la Torá deben ser ahora reemplazado por un nuevo testamento (cristianismo) o por una nueva revelación (islam).
En la Parasha de este Shabbat pasado leímos acerca del evento más importante en la historia del pueblo judío, en hebreoma’amad har sinai, el evento del Monte Sinaí. ¿Que ocurrió en el Monte Sinaí? La respuesta habitual es: recibimos la Torá. Pero las respuesta un poco más amplia debe ser: en el monte Sinaí, HaShem nos eligió y nos ofreció hacer un pacto con Él, que nosotros aceptamos. Este berit es conocido en el judaísmo como berit ‘olam, un pacto eterno, que durará כימי השמים על הארץ «mientras los cielos esten sobre la tierra». Y como parte principal de ese «pacto» o «berit», recibimos la Torá. Sin entrar ahora en los pormenores de ese pacto, es interesante entender que en la jerga cristiana a ese pacto se lo llama «testamento» (como testimonio). Y la base de la teología cristiana es que Di-scambió ח»ו ese antiguo testamento por uno nuevo (la intención de este reemplazo queda más clara cuando exploramos este concepto en hebreo, donde al nuevo testamento se lo llama «berit jadashá» nuevo pacto). La primera razón por la cual los judíos rechazamos el cristianismo es exactamente por la idea, contraria a este principio, que la Torá se puede modificar o reemplazar.
Probablemente aludiendo a otro dogma de la religión cristiana, Maimónides explica que en los tiempos mesiánicos, ningún mandamiento de la Torá será modificado. A diferencia de Yeshu, el verdadero Mashiaj velará por el cumplimiento de todas las leyes de la Torá, y no por su abolición o reemplazo.
El 9no principio implica también que ningún precepto podrá ser agregado o quitado de la Torá, como dice en Debarim 13:1 » Estas palabras que Yo te ordeno cumplir y observar, no agregarás a ellas, ni restarás de ellas» .
Es cierto que hay muchos preceptos de la Torá que no cumplimos. Pero la mayoría de esos preceptos no se cumplen porque hoy en día no están dadas la condiciones para ello. Por ejemplo, hay decenas de mandamientos que tienen que ver con el servicio religioso en el Bet haMiqdash, el Templo de Jerusalem, que aún no hemos reconstruido.
¿Hay mandamientos que pasan de moda? Ya en la época de los Griegos y los romanos se criticaban algunos mandamientos por ser estos «anticuados». Por ejemplo, Los griegos consideraban que el descanso semanal de Shabbat era relevante para la antigua sociedad de los esclavos egipcios, pero en la «modernidad» (año 250-300 antes de era común) el Shabbat ya había pasado de moda…. Este Shabbat mi hijo David Bitton, de visita en Nueva York, se refirió al tema de Shabbat en nuestros días y dijo que pareciera como que nunca en la historia de la humanidad el Shabbat haya sido tan necesario como hoy en día. Porque ya no se trata sólo de descansar o no trabajar. El Shabbat nos ayuda también a desconectarnos del mundo electrónico que nos rodea, de la adicción a la media, de los teléfonos celulares, etc. Todo ese universo digital que no solamente no nos deja pensar, sino que también evita la comunicación entre nosotros y nuestros seres queridos. Hoy en día, el único pueblo que posee la fórmula para que sus hijos abandonen el celular y conversen con su padres es el pueblo judío. Y esa Divina fórmula es el «antiguo» Shabbat.
El 9no principio implica que la Torá no es moderna. Es eterna.
Por: Rab Yosef Bitton
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