Por Jaled Abu Toameh
Se vuelve a hablar una vez más sobre una confederación entre Jordania y los palestinos, esta vez después de que se celebrara una serie de reuniones no oficiales en Amán y la Margen Occidental en las últimas semanas.
Jordania, temiendo que dicha confederación pudiese acabar con el reino hachemita transformado en un Estado palestino, no está muy entusiasmada con la idea. Muchos palestinos también han expresado sus reservas al respecto. Alegan que una confederación podría ir en detrimento de sus esfuerzos por fundar un Estado palestino independiente en la Margen Occidental, Jerusalén Este y la Franja de Gaza.
Las conversaciones sobre la confederación volvieron a surgir tras una reciente visita a la Margen del ex primer ministro jordano Abdel Salam Mayali. Durante una reunión con varios representantes de los principales clanes palestinos en Nablus, Mayali expresó su apoyo a la idea de la confederación diciendo que era “la mejor solución tanto para los palestinos como para los jordanos”.
El ex primer ministro jordano dijo al centenar de palestinos que se habían congregado para recibirle en Nablus, la mayor ciudad palestina de la Margen Occidental: “Jordania no puede vivir sin Palestina y Palestina no puede vivir sin Jordania”. Haciendo hincapié en que se debería crear dicha confederación tras el establecimiento de un Estado palestino independiente, Mayali dijo que significaría que los palestinos y los jordanos tendrían un Gobierno y un Parlamento conjuntos.
En un raro momento de sinceridad, Mayali admitió que los palestinos no están “plenamente cualificados para asumir sus responsabilidades, especialmente en el ámbito financiero, en vista del fracaso árabe a la hora de procurarles ayuda”. Así que, básicamente, lo que Mayali está diciendo a los palestinos es: “No podéis confiar en vuestros hermanos árabes para que os ayuden a construir un Estado. Jordania es el único país árabe que se preocupa de vosotros“.
Varios jordanos dijeron esta semana que Mayali estaba hablando solo en su nombre y que sus puntos de vista no representaban los de Abdalá, el rey de Jordania, o los del Gobierno. Señalaron que la última vez que Mayali se reunió con el monarca fue hace cuatro meses, cuando Abdalá le visitó en el hospital donde se encontraba recibiendo tratamiento.
Aun así, es difícil creer que un preboste como Mayali pudiese haber defendido el plan de la confederación sin haber recibido algún tipo de luz verde del Palacio Real.
Recordemos la historia jordana en este asunto. En 1988, el difunto rey Husein se divorció de la Margen Occidental, anunciando que el reino cortaba sus lazos administrativos y legales con el territorio que había estado bajo su control hasta 1967. Por supuesto, el rey tenía buenas razones para rechazar cualquier derecho sobre la Margen Occidental: la Primera Intifada acababa de empezar y se consideraba que los palestinos en la Margen “generaban problemas” que no necesitaba en su reino, de mayoría palestina. Por eso muchos jordanos siguen oponiéndose a la idea de la confederación; una mayoría, según un estudio publicado en 2014.
Según el referido estudio, la opinión pública jordana está totalmente en contra de la idea, incluso después de la creación de un Estado palestino independiente en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Este. Los jordanos temen, entre otras cosas, que la confederación redunde en la “disolución” de la identidad jordana, cree inestabilidad y debilite la seguridad en el reino.
El columnista y analista político jordano Fahd Yitan se hizo eco de estos temores afirmando que la idea de la confederación “significa el suicidio para el reino hachemita”. Apuntando que también muchos palestinos se oponen a la idea incluso después de la creación de un Estado palestino independiente, Yitan dijo que la confianza mutua entre los palestinos y los jordanos se había deteriorado, en particular tras la reciente polémica sobre la instalación de cámaras de seguridad en el Monte del Templo de Jerusalén.
Según el plan que había negociado Estados Unidos, el Gobierno jordano iba a instalar cámaras en el recinto sacro con el fin de rebajar las tensiones entre los palestinos e Israel. La polémica surgió por las visitas de judíos al Monte del Templo. Sin embargo, los jordanos se vieron obligados a abandonar el plan hace unas semanas a causa de la oposición y las amenazas de los palestinos. Estos denunciaban que Israel usaría las cámaras para detener a los palestinos apostados en el Monte con la misión de hostigar a los visitantes judíos.
“Los palestinos de la Margen Occidental y la Franja de Gaza no son meros residentes que puedan ser incorporados a uno u otro país”, explicó Yitan en su rechazo a la idea de la confederación. “Los palestinos son un pueblo que tiene su propio territorio y Jordania es un país que ahora celebra su 70º aniversario”. Así que lo que este analista está diciendo a los palestinos es:
Os queremos y sois estupendos, pero preferimos que os mantengáis alejados de nosotros.
Aunque la mayoría de los jordanos parecen oponerse firmemente a la idea de sumar otros tres o cuatro millones de palestinos a la población del reino, los palestinos de la Margen y la Franja parecen estar divididos al respecto.
El liderazgo de la Autoridad Palestina (AP), que desde todos los puntos de vista ha fracasado a la hora de dirigir a su pueblo hacia la estadidad por su incompetencia y corrupción, aún no se ha pronunciado respecto a la propuesta de confederación con Jordania.
Sea como fuere, hay indicios de que un creciente número de palestinos está empezando a dar vueltas a la idea de pertenecer a Jordania. Un reciente sondeo publicado por la Universidad An Nayah de Nablus reveló que el 42% está a favor de la idea de la confederación. La encuesta también halló que un 59% de los palestinos no cree que se funde un Estado palestino dentro de las fronteras previas a 1967. Esto significa que una mayoría ha dejado de confiar en la capacidad de sus líderes para lograr un Estado palestino independiente.
Una de las principales razones es la actual lucha de poder entre la AP y Hamás, conflicto que ha dividido a los palestinos en dos entidades culturales y geográficas bien diferenciadas: la Margen Occidental y la Franja de Gaza. La realidad sobre el terreno es que la solución de los dos Estados ya ha sido materializada y por fin los palestinos lograron dos mini-Estados propios: uno gobernado por la Autoridad Palestina y otro por Hamás en Gaza.
Otra señal del creciente apoyo palestino a la idea se puede encontrar en la zona de Hebrón, donde los líderes de los grandes clanes han empezado a hacer campaña por la confederación con Jordania. Se calcula que en Jordania y la Margen vive casi un millón de hebroneses, cifra que redunda en beneficio de la misma.
En las últimas semanas, varios líderes de los clanes de Hebrón han visitado Jordania para intentar recabar apoyo popular a la idea de la confederación. Un destacado miembro del Parlamento jordano, el Dr. Mohamed al Dawaymeh, visitó recientemente Hebrón, donde se reunió con los líderes de los principales clanes de la ciudad para promover la idea. De nuevo, es improbable que el diputado actuara sin el respaldo del rey Abdulá o el Gobierno jordano. Pero su visita a la Margen Occidental, como la de Mayali, ha generado una nueva ola de especulaciones entre los palestinos respecto a que se está “cociendo algo” para posibilitar que se lleve a cabo el plan de la confederación.
Lo llamativo es que la idea de la confederación parece estar ganando apoyos entre los clanes palestinos, en una sociedad que es mayoritariamente tribal. Tanto Hebrón como Nablus están habitadas por grandes clanes, y tiene sentido que dos destacadas figuras jordanas optaran por concentrar sus esfuerzos allí. Creen que si los clanes dieran su visto bueno eso generaría presión sobre los líderes palestinos.
También es interesante que algunos destacados palestinos parezcan haber respaldado la idea de la confederación; de nuevo, por haber perdido la confianza en la capacidad de sus líderes para avanzar y proporcionarles una vida mejor.
Dos de esos palestinos son Gasán Shakaah, exalcalde de Nablus y destacado líder de la OLP en la Margen Occidental, y el respetado y pragmático académico Sari Nuseibeh, expresidente de la Universidad Al Quds.
El renovado debate sobre la confederación entre Jordania y los palestinos subraya el fracaso de los líderes palestinos a la hora de convencer a su gente de su capacidad para guiarles hacia la estatidad. También es una señal del auge de los clanes en la arena política palestina. Durante las últimas dos décadas, el poder de los clanes se vio debilitado gracias a la presencia de gobiernos centrales: la Autoridad Palestina en la Margen Occidental y Hamás en la Franja de Gaza. Pero la debilidad de ambos ha llevado a los líderes de los clanes a tomar los asuntos en sus manos y a retomar las conversaciones con los jordanos sobre la confederación.
Una confederación entre los palestinos y los jordanos se podría considerar una buena idea en el largo plazo. Pero por ahora es difícil que un líder jordano acepte convertir a millones de palestinos en ciudadanos del reino. También parece difícil que los jordanos acepten absorber a Hamás o a la Autoridad Palestina y compartir el poder. Con todo, el debate sobre la confederación entre los palestinos y los jordanos demuestra que, en las actuales circunstancias, la solución de los dos Estados (un Estado palestino junto a Israel) ya no es vista por los palestinos como una solución realista que pueda proporcionar a su pueblo una vida mejor.
Jordania no es el único país árabe que desconfía de que los palestinos puedan ser unos socios fiables. Los jordanos siguen recordando dolorosamente el principio de la década los 70, cuando la OLP y otros grupos palestinos trataron de crear un Estado dentro del Estado en el reino, amenazando así la seguridad y la estabilidad de Jordania. Hoy sólo hay una solución: mantener elstatu quo hasta que los líderes palestinos despierten y se pongan a trabajar para mejorar las condiciones de vida de su pueblo y prepararles para la paz con Israel.
© Versión original (inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
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