סלח לנו אבינו כי חטאנו

(1) Perdónanos, nuestro Padre, porque hemos pecado;
(2) Absuélvenos, nuestro Rey, porque nos hemos rebelado [contra Ti],
(3) Porque Tú, Dios, eres bueno y perdonas.
(4) Bendito eres Tú, HaShem, que eres bondadoso y generoso en perdonar.
En la berajá (bendición) anterior hemos pedido ayuda para arrepentirnos. Y una vez que nos arrepentimos, ahora, en esta Berajá, pedimos a HaShem que nos perdone, que nos absuelva y que no nos castigue por nuestras transgresiones.

La transgresión nos impacta negativamente en dos niveles.

אבינו: Primero, nos afecta a nivel personal. El pecado, la transgresión deja secuelas y consecuencias perjudiciales en nuestra personalidad. Por ejemplo: Mantener el Kashrut, la dieta judía u otras restricciones similares, nos enseña a controlar nuestros apetitos y a refinar nuestro carácter. Sin embargo, cuando cedemos ante nuestros instintos básicos nos exponemos a caer en otros círculos viciosos y adictivos, ya que cedimos en el control de nuestros instintos y deseos. En cierta manera, cuando pecamos, estamos actuando contra nuestro propio bien. Como cuando un joven desobedece a sus padres y fuma. ¿Quién se perjudica por esta desobediencia? En primer lugar, el joven que fuma. Al fin y al cabo, los padres le prohibieron a su hijo fumar por su propio bien.

מלכנו: En segundo lugar, cuando pecamos hemos cometido una transgresión legal, un delito. Permítanme explicar: La Torá no es un manual religioso de rituales. La Torá es un libro de Leyes. Tal vez la mejor manera de entender la Torá es definiéndola como «La Constitución del pueblo judío». De esa manera, cuando transgredimos la Torá estamos violando la Constitución, y como tal, mi acción merece una penalización. Hoy en día, que no tenemos tribunales rabínicos para juzgar y penalizar los delitos, todas las transgresiones a nuestra Constitución son juzgadas por la Corte Celestial. HaShem es el Rey, es decir, el Juez supremo que juzga y sanciona.

Ahora podemos entender mejor lo que esta berajá dice:

(1) Perdónanos, nuestro Padre, porque hemos pecado;
En primer lugar le pedimos a HaShem, llamándolo «NUESTRO PADRE», que nos perdone por nuestros pecados. En hebreo, JATAIM, son las transgresiones que cometemos por falta de conciencia. Como el joven que fuma porque no es consciente del peligro de fumar para su salud. En esta primera oración nos referimos a HaShem como «Nuestro Padre», reconociendo así implícitamente que todas las restricciones que nos impuso son en ultima instancia por nuestro bien.

(2) Absuélvenos, nuestro Rey, porque nos hemos rebelado [contra Ti],
Luego, en la segunda oración, nos referimos al aspecto «legal» de la transgresión. Hemos violado nuestra Constitución, nuestro pacto con HaShem. En hebreo a este nivel de transgresión se lo llama PESHA, delito, cuando alguien se rebela conscientemente contra la autoridad. Por eso en esta oración llamamos a Hashem «NUESTRO REY». Aquí ya no pedimos simplemente perdón. Pedimos que nos absuelva del castigo que merecemos.

(3) Porque Tú, Dios, eres bueno y perdonas.
Apelamos a la bondad de HaShem como Padre y a su compasión como Rey.

Y finalmente declaramos:
(4) Bendito eres Tú, HaShem, que eres bondadoso y generoso en perdonar.

¿Qué significa «generoso en perdonar» (המרבה לסלוח)?

Muchas veces cometemos una transgresión y luego nos arrepentimos. Pedimos perdón a HaShem y le rogamos que borre nuestro pecado y que no castigue nuestra rebeldía. En nuestra súplica también le aseguramos que no necesita castigarnos, porque hemos aprendido la lección y NO vamos a volver a pecar. Nos sentimos bien porque estamos seguros que HaShem con Su gran compasión nos ha perdonado. Pero entonces, después de un corto tiempo, nos olvidamos de todo el proceso de arrepentimiento, y cometemos nuevamente la misma transgresión… En este punto, normalmente, no nos atreveríamos al descaro de comenzar todo el proceso de nuevo y pedirle perdón a HaShem… parece una broma de mal gusto. ¿Como voy tener la desfachatez de pedirle «otra vez» a HaShem Su comprensión, Su perdón y Su absolución?

Por eso nos dice esta berajá que HaShem es «HAMARBE LISLOAJ», infinitamente «generoso en perdonar». Y sólo así puedo armarme de coraje y pedirle perdón otra vez, incluso por los mismos pecados por los que ya me he arrepentido anteriormente. Es como si nuestro interminable descaro (JUTZPÁ) estuviera equilibrado con la infinita generosidad de HaShem para perdonar.

Las palabras finales de esta Berajá nos invitan a evitar el yeush, la desesperación de pensar que ya no existe otra posibilidad de retorno. Y nos enseña que HaShem, como una Padre que nos quiere, está siempre dispuesto a aceptar el sincero arrepentimiento de sus hijos.

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de Unidos con Israel

Donate to Israel

Do You Love Israel? Make a Donation - Show Your Support!

Donate to vital charities that help protect Israeli citizens and inspire millions around the world to support Israel too!

Now more than ever, Israel needs your help to fight and win the war -- including on the battlefield of public opinion.

Antisemitism, anti-Israel bias and boycotts are out of control. Israel's enemies are inciting terror and violence against innocent Israelis and Jews around the world. Help us fight back!

STAND WTH ISRAEL - MAKE A DONATION TODAY!

Donate to Israel