La historia de Purim tiene, además de múltiples enseñanzas, un indudable aspecto profético que apunta directamente a nuestros días.
No se asusten mis estimados amigos que no estoy haciendo referencia a los grandes magos de la mentira, engañadores de masas de todos los tiempos, que siembran miedo, confusión y desesperanza. El moderno espíritu de Amán ahora va disfrazado de analista, historiador, conferencista, periodista e incluso de payaso de la desinformación, sin gracia alguna.
La era de la democracia está plagada de visionarios desaprensivos que todo lo saben y que de nada entienden, que se prodigan en todos los medios de comunicación. No me malinterpreten los profesionales de la confusión, más conocidos como periodistas. No se pongan nerviosos que nadie les puede quitar el triste honor de ser los mayores generadores de tergiversadas opiniones tendentes a demoler el buen nombre de personas, instituciones, gobiernos y naciones. El Pueblo de Israel ha luchado históricamente contra los incitadores a la violencia y la aniquilación de los judíos y lo seguirá haciendo.
El moderno Estado de Israel sigue teniendo la grave responsabilidad de defender a todos sus ciudadanos y a los judíos en general de la persecución a la que están expuestos, en todo el mundo. Cada día se levantan bulos, falsedades enteras y medio verdades, para que el odio contumaz de los antisemitas disfrazados de liberales democráticos siga alimentando su infectado ego de supremacía racista. Los disfraces de Purim, con todo respeto lo digo, no tienen nada que ver con Purim. El disfraz es más propio de aquellos que quieren pasar desapercibidos y disimular su verdadera identidad. Los modernos cronistas, desinformadores de la verdad, se disfrazan de honestos periodistas cuyo único objetivo es dañar el buen nombre de Israel, sus gobiernos, sus instituciones y de los judíos en general.
El mayor manipulador antijudío, antisemita y precursor del actual antisionismo, fue el perverso Amán. Un lúgubre y maldecido personaje que pretendió aniquilar a todos los judíos de Persia. Un espíritu que lejos de extinguirse se inflama alentado por esos colaboradores necesarios de los muchos medios, en su guerra mediática contra Israel. El ejército de orcos salidos directamente de los infiernos de la mentira y el odio que deambulan por las redacciones de los medios de comunicación, prensa, platós de televisión, estudios de radio y redes sociales vomitando bilis de maldad, contra todo lo que suene y parezca judío.
Los disfraces democráticos se confunden con las más horripilantes vestimentas de antaño que nos recuerdan que el nazismo, adquiera la forma que adquiera, no ha terminado. Los últimos estudios confirman el auge incontrolable del antisemitismo en las redes sociales ¿Es para preocuparnos? Indudablemente, pero también para contrarrestarlo haciendo el bien indiscriminadamente. Lo único que vence al mal es el bien. Los enemigos de Israel se desconciertan ante la ayuda que ofrece el ejército israelí en la frontera con Siria, a los heridos de guerra que llegan desesperados y moribundos. Sin disfraz alguno los judíos ayudan a sus enemigos. Unos modernos “mordejaís” que al igual que el histórico Mordejai salvó de la muerte a su enemigo, en este caso representado por el rey de Persia ¿Coincidencias históricas? No, sencillamente victorias proféticas.
La gesta de los judíos en la Persia del infame Amán, enfrentándose con valor a sus potenciales asesinos, es una victoria profética que también señala a nuestros días. La horca dispuesta para Mordejai por Amán fue la misma que acabó con su vida. La celebración de la Victoria de Purim no precisa de disfraz alguno sino de grandes manifestaciones de agradecimiento al Cielo, el verdadero actor de tan profética victoria de los judíos, contra sus enemigos. La historia es cíclica, proféticamente cíclica ¿Miedo al mal? No, valor por la segura victoria frente a toda maldad. La guerra no ha acabado, pero la victoria ya ha sido profetizada. Celebremos la victoria con el rostro erguido tal cual sacó el Eterno de la esclavitud a los judíos, del también perverso faraón. La historia nos enseña que todos los enemigos de Israel son derrotados profética y milagrosamente, sin la menor duda. Feliz Purim a todos mis estimados amigos.
Por: José Ignacio Rodríguez, colaborador de Unidos con Israel
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